En el inicio de 2023

Una Eurozona colgada del suministro de gas encara la tercera recesión en 10 años

El conjunto de economías, que se habría contraído ya desde el último trimestre de 2022, se  beneficiará de una fuerte desinflación desde junio pero tendrá que acelerar para reemplazar los suministros perdidos

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde
DPA vía Europa Press

La economía de la Eurozona se habría contraído entre octubre y diciembre pasados y se encontraría, a pocos días de haberse iniciado el nuevo año, a las puertas de una la recesión, la tercera en apenas una década. Las últimas referencias macro que se han ido publicando estos días (el índice compuesto de gestores de compras ha sido el último de ellos) apuntan a que la caída será mucho menos severa de lo que se había previsto y, en cualquier caso, poco tendrá que ver con el colapso de la región a causa de la Covid-19 en 2020 o con el retroceso del 0,9 y del 0,3% que su PIB registró en 2012 y 2013 a causa de la crisis de deuda soberana, un shock derivado de la crisis financiera que llegó a poner en jaque la estabilidad del euro. 

El deterioro será más claro en este primer tramo del año, cuando los estados tendrán que seguir conviviendo con una inflación en tasas muy elevadas y con un endurecimiento aún mayor de las condiciones financieras. Los mercados no descartan que el Banco Central Europeo (BCE) mantenga las subidas de tipos como mínimo hasta el próximo verano. Actualmente las tasas de referencia se sitúan en el 2,5%, su nivel más elevado desde diciembre de 2008. Con una inflación que apenas se moderó al 10,1% en noviembre, los precios solo empezarán a desacelerarse con fuerza en el segundo tramo del año, a medida que los de la energía, los alimentos y los bienes industriales empiecen a bajar.

La reducción de la demanda energética con la llegada del buen tiempo o el efecto escalón (la alimentación empezó a encarecerse con fuerza desde la primavera del año pasado, por lo que su variación interanual será mucho más moderada) y el consiguiente abaratamiento de algunos insumos clave para la industria estarán detrás de esa reducción. Dado que la inflación subyacente-la que excluye de su cómputo elementos más volátiles como los alimentos frescos o la energía- se mantendrá alta durante todo el año, no cabría esperar recortes de tipos como muy pronto finales de 2023.

Ese escenario permitirá a los hogares ir recuperando poder adquisitivo y dará oxígeno a la economía. Sin embargo será a partir de entonces cuando los países que comparten moneda afronten otro de los grandes retos que presenta este ejercicio. Sin gas ruso circulando por las tuberías europeas, el continente tendrá que hacer un "esfuerzo monumental" para reemplazar todos los suministros energéticos perdidos, por lo que las perspectivas económicas volverán a estar atadas a la energía, explica Ángel Talavera, economista jefe para Europa de la consultora Oxford Economics, en uno de los últimos informes de perspectivas publicados por la firma. 

Una evolución económica atada al suministro de energía

En su opinión, el aumento previsto de la producción nuclear y de la hidroeléctrica, unido al ahorro energético y a la sustitución cada vez menor de combustibles por gas, debería permitir al Viejo Continente abandonar el gas ruso "sin sufrir una profunda crisis económica". La Unión Europea viene moviendo ficha en los últimos meses y se encuentra en pleno proceso de elaboración de una reforma energética del bloque que planea desvincular los precios de mercado de las energías renovables y el gas, tal y como avanzó el diario 'Financial Times'. El hecho de que la demanda vaya a depender sobre todo de la meteorología supone que cualquier cálculo o previsión seguirá rodeada de una enorme incertidumbre de aquí a los próximos meses. 

De momento, las temperaturas suaves están repercutiendo de forma positiva en los precios de referencia del gas y se suman, entre otros, a los datos más sólidos de la balanza comercial alemana en noviembre o al PMI compuesto de diciembre en la zona euro (el índice de expectativas avanzó hasta los 49,3 puntos el mes pasado desde los 47,8 de noviembre, aproximándose cada vez más a los 50 que marcan ya una expansión de la actividad). Las principales referencias económicas en Europa "están aguantando mucho mejor de lo que los economistas habían anticipado", ponen en valor los expertos de Monex Europe. 

Con todo, el consenso de Bloomberg prevé un retroceso de la actividad que rondaría el 0,1% en el conjunto del ejercicio. Todo dependerá, nuevamente, de la energía y de la inflación. Si la evolución de los precios permite al BCE mantener el guion de subidas de tipos previsto por el mercado, las alzas que están por venir no causarían un deterioro importante del crecimiento en relación a las previsiones actuales. Si la dinámica inflacionista obliga al emisor a endurecer de forma notable las condiciones financieras, "los riesgos para el crecimiento aumentarían sin duda", advierte Konstantin Veit, de PIMCO, la mayor gestora de renta fija del mundo. 

La sostenibilidad fiscal, en el horizonte

Ante un escenario de ese tipo, los gobiernos del área del euro probablemente intervendrían nuevamente para apoyar el crecimiento, si bien deberían centrar sus medidas en los colectivos más afectados por el alza de precios para evitar echar más leña al fuego inflacionista, añade el experto. En cualquier caso, la política fiscal seguirá siendo expansiva los próximos meses con medidas muy heterogéneas entre países. Será así hasta que remita la crisis energética, cuando la atención de los responsables políticos "pasará gradualmente del apoyo de emergencia a la sostenibilidad fiscal", añade Ángel Talavera. 

Este será con toda probabilidad el año en que entre en vigor la reforma de las normas fiscales europeas, que confluirá con el mayor desembolso de los fondos 'Next Generation' y su aportación positiva a la inversión. España percibirá 140.000 millones a lo largo de los próximos tres años, 72.000 millones en forma de inversiones no reembolsables. Supondrán una carga directa al corazón de una economía que se bate por mantener el pulso, con un crecimiento que superará el 4,6% previsto por el Gobierno para el conjunto del ejercicio, pero con una actividad en claro frenazo, con un avance de apenas el 0,1% en el tercer trimestre.

Las perspectivas, tanto del Banco de España como de los organismos internacionales (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional o del club de la OCDE) descartan, en principio una recesión técnica. De momento, el mercado laboral aguanta, pese a dar síntomas de flaqueza en el último mes, y los precios se han moderado hasta el 5,8% en diciembre, de acuerdo con el avance publicado por el Instituto Nacional de Estadística. Esto permite mantener un diferencial notable con respecto a la Eurozona, que incluye a nuestros principales socios comerciales. 

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