Informe sobre la economía nacional

El FMI pide a España que revise la tasa a banca y energéticas si la hace permanente

El Fondo Monetario Internacional, que eleva cuatro décimas su previsión de crecimiento española para este año hasta el 1,9%, advierte del riesgo por la fragmentación política y recomienda un plan fiscal detallado a medio plazo

El FMI alerta de que la situación en Gaza ahonda en el pobre crecimiento mundial
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DPA vía Europa Press

El Fondo Monetario Internacional (FMI) recomienda a España revisar los gravámenes temporales a la banca y a las energéticas si los convierte en permanentes. El organismo ha publicado este viernes un informe sobre la evolución de la economía española con recomendaciones específicas para combatir sus desequilibrios. En él apunta a que las bases imponibles "deberían ajustarse a una definición más clara de beneficios excepcionales" para minimizar los efectos distorsionadores de estas figuras y desliza que ambos tributos "podrían rediseñarse para alcanzar otros objetivos políticos clave".

En el documento el organismo apunta que podría reducirse la responsabilidad de los bancos ante el nuevo gravamen "mediante un crédito fiscal proporcional a la magnitud de un colchón de capital anticíclico neutro positivo (CCyB, por sus siglas en inglés)", en caso de que éste último fuese necesario -por ejemplo si la situación macro empeora y hay un riesgo evidente de repunte de la morosidad-. 

Esta recomendación está muy en línea con las advertencias que las empresas de ambos sectores vienen haciendo, sobre todo después de que la propia ministra de Hacienda, María Jesús Montero, confirmase que está negociando con el resto de socios parlamentarios para que los dos gravámenes se conviertan en "estables", tal y como PSOE y Sumar acordaron en su pacto para un gobierno de coalición.

Esta es solo una de las propuestas en el ámbito de la fiscalidad que el FMI hace a España para atajar un déficit y una deuda que en el medio plazo se estancarán en torno al 3 y al 100% del PIB, respectivamente, si el Ejecutivo no pone en marcha "medidas de ajuste adicionales"

Mejora la previsión de crecimiento al 1,9% este año

De momento, el organismo que capitanea Kristalina Georgieva ha elevado su previsión de crecimiento español al 1,9% este año, cuatro décimas por encima de lo que estimaba en enero, y mantiene la del próximo ejercicio en el 2,1%. Esto supone que prácticamente alinea sus proyecciones con las del Gobierno y con las de otros organismos nacionales e internacionales. 

En concreto, contempla una tasa media de crecimiento trimestral en el entorno del 0,5% los próximos trimestres, gracias al impulso de la demanda interna. La perspectiva de que la renta real aumente de forma moderada y de que la tasa de ahorro de los hogares se vaya normalizando progresivamente debería respaldar el crecimiento del consumo, mientras que los fondos europeos y unas condiciones financieras más favorables -a medida que empiecen a bajar los tipos de interés- "deberían propiciar un cierto repunte de la inversión privada", señala el informe. 

La rebaja mundial de los precios de la energía y la contención de las subidas salariales contribuirán a que la inflación siga disminuyendo este y el próximo año. La retirada de las medidas anticrisis generará subidas de precios puntuales, pero la inflación debería reanudar su tendencia a la baja a partir de entonces, acercándose al objetivo del BCE a mediados de 2025. El FMI prevé, además, que el crecimiento del empleo se modere a medida que se estabilicen los flujos migratorios y que la tasa de paro descienda lentamente hacia su nivel estructural a medio plazo, en torno al 11%.

El riesgo por la "fragmentación política" y el ajuste necesario

Pese a que los riesgos se han equilibrado, el fondo advierte de que "la prolongada fragmentación política interna podría obstaculizar la aplicación de las reformas estructurales y la consolidación fiscal". A la larga, esto podría empeorar la confianza empresarial, la inversión y el crecimiento, sobre todo si se endurecieran las condiciones financieras.

Del mismo modo, considera que España debería ajustarse el cinturón para prepararse ante eventuales crisis -apunta a un recorte acumulado del déficit de tres puntos porcentuales de PIB, unos 44.000 millones de euros hasta 2028- y apuesta por la publicación de un plan fiscal detallado a medio plazo, respaldado por medidas específicas. Esta hoja de ruta se interpretaría como "una señal de compromiso, fomentaría un debate público saludable sobre las prioridades fiscales y de gasto y, en última instancia, aumentaría la probabilidad de éxito de la consolidación", señala.  

En el ámbito tributario el fondo propone una receta que pasaría por examinar las exenciones en el IVA, por fijar un tipo único para este tributo y por elevar los impuestos medioambientales hasta converger con el resto de Europa. Por el lado del gasto, el Fondo ve margen para mejorar su eficiencia e insta a aplicar políticas para hacer frente a las crecientes presiones sobre el gasto relacionadas con el envejecimiento de la población.

Más medidas en pensiones, empleo y advertencia sobre el SMI

De hecho, advierte de que es probable que en un futuro sean necesarias "medidas adicionales para garantizar la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones". Además y, si bien constata que la reforma del mercado laboral de 2021 logró reducir la proporción de empleo temporal en más de 10 puntos hasta los niveles medios de la UE, hacen falta "políticas adicionales para lograr una mayor estabilidad del empleo". La reforma redujo el antiguo dualismo del mercado laboral, pero su impacto global en las transiciones del empleo al desempleo "está menos claro".

De cara al futuro, el organismo cree que las medidas de política laboral deberán diseñarse cuidadosamente para evitar efectos no deseados sobre el empleo y el crecimiento. Tras aumentar más del 50% en los últimos cinco años, el Salario Mínimo Interprofesional ha alcanzado el objetivo del Gobierno de situarse en el 60% del salario medio; por ello, el FMI apunta que cualquier nuevo aumento debería tener en cuenta los posibles efectos adversos sobre el empleo poco cualificado.

Además, apunta a que la reducción de jornada que quiere poner en marcha el Gobierno debería acompañarse de una moderación de los salarios y ser, además, flexible, de forma que el recorte de horas pueda ser anual en lugar de semanal y variar en función de los sectores económicos.

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