La energía se abarató un 3,7%

El IPC de la Eurozona frenó en febrero al 2,6% y presiona al BCE para bajar tipos

Según Eurostat, la tasa de inflación subyacente, que excluye de su cálculo la energía y los alimentos frescos y el tabaco, moderó su avance hasta el 3,1% desde el 3,3% del mes anterior, en su menor nivel desde marzo de 2022.

Eurostat registra un descenso del 0,1% en la eurozona y un estancamiento en la UE
Eurostat registra un descenso del 0,1% en la eurozona y un estancamiento en la UE
Europa Press

La tasa anual de inflación se moderó en febrero hasta el 2,6% en la Eurozona y obliga al Banco Central Europeo (BCE) no sólo a andar con pies de plomo en sus decisiones de política monetaria, sino muy probablemente a empezar a bajar los tipos de interés antes de lo que habría previsto. El precio del dinero permanece en el 4,5%, en máximos de veintitrés años, desde el pasado mes de septiembre. Eurostat, la oficina de estadísticas comunitaria, ha publicado este lunes el dato definitivo de IPC de febrero, y este confirma que el coste de la vida se moderó dos décimas en relación a como arrancó el año.

El escenario de moderación de los precios -que se aproximan poco a poco al objetivo del emisor de situar la inflación a medio plazo en el 2%- coincide con un momento en que la actividad de la región sigue mostrando síntomas evidentes de debilidad. Se produce, también, cuando el Bundesbank, el banco central germano, alerta de que la locomotora europea, Alemania, entrará en recesión técnica en el primer trimestre, tras acumular dos consecutivos en negativo.

El frenazo de la inflación obedece a que los precios de la energía siguieron cayendo en relación al mismo mes hace un año, aunque cada vez lo hacen con menos intensidad. Se redujeron un 3,7% cuando venían de caer un 6,1% en enero. Los alimentos frescos, por el contrario, siguieron encareciéndose, aunque con mucha menos fuerza: subieron un 2,1% frente al 6,9% del primer mes del año.

En cambio, el coste de los servicios, que es una de las rúbricas que más preocupa al BCE por la presión que ejerce sobre los salarios -y que podría dar lugar a efectos de segunda ronda si no se mantiene bajo control- mantuvo su tasa en el 4%. Por el contrario, el alza de los bienes industriales no energéticos se moderó cuatro décimas en relación a enero hasta el 1,6%.

En lo que respecta a la inflación subyacente, que excluye de su cómputo los precios de la energía y los de los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, se redujo dos décimas hasta el 3,1%, su nivel más bajo desde marzo de 2022, justo tras la invasión rusa de Ucrania. Descontando sólo el efecto de la energía la subyacente fue del 3,3% (venía de situarse en enero en el 3,8%). El comportamiento de la subyacente es clave para el BCE porque tiende a reflejar tensiones más estructurales. 

En el conjunto de la Unión Europea a Veintisiete la inflación echó también el freno hasta el 2,8% en febrero desde el 3,1% del mes previo, siendo Letonia y Dinamarca (ambos 0,6%) e Italia (0,8%) los países que registraron las tasas más moderadas. En el lado opuesto se situaron Rumanía (7,1%), Croacia (4,8%) y Estonia (4,4%), economías cuya dependencia de Rusia es mucho mayor. 

En España, la tasa de inflación armonizada (IPCA), que es la referencia que Eurostat toma al hacer las comparaciones entre estados, se situó en el 2,9% el mes pasado. Esto supone que el país ha perdido algo de competitividad en relación a sus principales socios comerciales, dado que hace solo unos meses el diferencial era a su favor y más amplio. 

La difícil tarea del BCE

Las expectativas de mercados y economistas no descuentan de forma plena los riesgos geopolíticos y estructurales y su impacto en el sistema financiero y en las economías de la región. Así lo advierte la presidenta del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Claudia Buch, que considera necesario asegurarse de que el sistema sea lo suficientemente resistente.

"Es necesario un cambio estructural en nuestras economías, que inevitablemente se reflejará en los balances de los bancos porque son un reflejo de la economía real subyacente", apunta Buch en una entrevista con 'Financial Times' recogida por Europa Press. En el mercado temen que el BCE se deje llevar por un exceso de cautela. "En nuestra opinión, el BCE actuará tarde y con lentitud al principio, pero los datos le obligarán a reconsiderar su postura", apunta Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa.

En general, los expertos ven junio como la fecha más probable para que se produja un primer movimiento a la baja de los tipos. Si bien, el BCE aún necesita más claridad sobre el crecimiento salarial en particular, precisa Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers. Esto es así porque el mercado de trabajo de la región sigue mostrando una fortaleza inusitada dado el contexto, con la tasa de paro en mínimos históricos en enero en el 6,4%.

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