Crecen un 68% con respecto a 2009

Las donaciones en vida se disparan para salvar de la crisis y el paro a los jóvenes

En un contexto de guerra fiscal entre CCAA, las donaciones gratuitas de padres a hijos hasta abril ya superan las 55.000 y en 2021 fueron más de 175.000. Pese a los impuestos, es un recurso anticrisis.

Donaciones
Nerea de Bilbao (Infografía)

En plena guerra fiscal entre comunidades autónomas con el objetivo de atraer empresas y grandes fortunas a sus territorios a través del aumento de las bonificaciones en determinados tributos e, incluso, su eliminación en la práctica, entre ellos el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, Patrimonio y el tramo autonómico del Impuesto sobre la Renta, las donaciones en vida entre padres e hijos, fundamentalmente, se han disparado a niveles muy superiores a los de los peores años de la crisis económica. Así, según recoge la estadística que periódicamente elabora el Consejo General del Notariado, en 2021 -año cerrado- este tipo de actos se disparó un 68% con respecto a 2009 (en plena gran crisis financiera) y el desenfrenado aumento del ejercicio pasado ha continuado en 2022, aunque de forma algo más moderada. 

Pese a la carga fiscal que suponen estas donaciones, las crisis y la incertidumbre las convierten en un recurso básico de ayuda fundamentalmente entre familiares ante la precariedad laboral y económica que protagoniza este colectivo, aunque también se pueden otorgar a personas ajenas a la familia y a organizaciones no gubernamentales. Los notarios destacan las razones del espectacular incremento a la solidaridad intrafamiliar e intergeneracional para paliar los efectos económicos de la pandemia del coronavirus y, posteriormente, los relacionados con la guerra en Ucrania.

Entre enero y diciembre de 2021 se produjeron 175.000 donaciones inter vivos, frente a las apenas 104.000 de 2009, y suponen 42.000 más que las que se dieron en 2020, el año de la pandemia, los cierres y el desempleo. Solamente en los primeros cuatro meses del actual ejercicio se han producido 55.000 donaciones gratuitas, ya que el traspaso de bienes propios a otra persona física o jurídica no tiene coste, según el artículo 618 del Código Civil, aunque el donatario si está obligado a hacer frente a determinados impuestos.

Las donaciones en vida se diferencian de las herencias porque estas últimas son revocables hasta el día de la muerte y se pueden heredar deudas

Las donaciones en vida se diferencian de las causadas por fallecimiento -herencias- porque estas últimas son revocables hasta el día de la muerte y se pueden heredar deudas, algo que no sucede con una donación. Este tipo de cesiones económicas se pueden hacer para ayudar con la compra de una vivienda o de un automóvil o, simplemente, para que el destinatario pueda disfrutar del dinero del donatario años antes de que este fallezca. Estos actos se rigen por el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, con bonificaciones muy diferentes entre comunidades que pueden a llevar a una importante carga fiscal para el que dona. Según señala Fintect, la cuantía regulada por lo general varía entre el 7,6%, para cantidades inferiores a 8.000 euros, y el 34% en cantidades mayores a 200.000 euros, pero en la práctica las diferencias regionales son considerables. 

Así, Cantabria y Andalucía bonifican el 100% de Donaciones y Madrid, Castilla y León y Región de Murcia, el 99%, lo que obliga a paga a destinatario de apenas un 1%, una vez se ejecute el acto notarial y se justifique la procedencia del dinero. En La Rioja la deducción es del 99% en general y del 50% si la base liquidable supera los 400.000 euros. Las donaciones no pueden superar el 100% de los fondos del donatario y tampoco puede superar que corresponda al destinatario por testamento.

La actual situación de incertidumbre económica, que constata el indicador de Donaciones, también se evidencia con el aumento de las herencias que se rechazan. La herencia no siempre supone un pequeño consuelo tras la pérdida de un familiar, ya que este legado tras la muerte puede ir acompañado de deudas importantes que se deben pagar y en más ocasiones de lo que podría parecer son rechazadas. La crisis económica y la propiciada por la Covid ha debilitado las herencias, pero también la posibilidad de asumirlas si vienen acompañadas por cargas. Si la crisis de 2008 fue el detonante para que comenzasen a aumentar las renuncias a las herencias por las deudas que contemplaban o porque los herederos no podían pagar el Impuesto de Sucesiones, 2021 y el primer semestre de 2022 evidencian una situación todavía más pesimista.

Cerca del 14% de los herederos rechazaron el legado económico por no poder afrontar los impagados e impuestos, un porcentaje que apenas representaba el 4,7% en 2008. En el peor momento de la crisis -año 2012- las renuncias apenas suponían la mitad. En el primer cuatrimestre del año se han producido casi 18.000 renuncias, casi 15o por día. El año pasado se registraron 55.500 rechazos, mientras, de los 276.000 legados hereditarios aceptados en 2008, apenas se desestimaron 13.313. Pese a todo, no solo las deudas generan estas negativas, ya que tras una buena parte de ellas está la incapacidad de hacer frente a los impuestos.

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