Planes de reducción de plantilla en los grandes grupos

Las eléctricas encaran una transición con recortes generalizados en el empleo

Naturgy, Endesa e Iberdrola manejan planes para reducir plantillas, pese a los beneficios, por el impacto de la reconversión renovable y la digitalización.

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El presidente de Naturgy, Francisco Reynés, en un encuentro sobre el futuro del sectror energético.
EP

Sin prisa, pero sin pausa. Naturgy ha propuesto a los sindicatos -USO es mayoritario-un plan de salidas voluntario de la empresa para 1.000 trabajadores, el 18% de la plantilla en España. La compañía que preside Francisco Reynés, sobre la que pende una opa por el 22,7% del capital del fondo australiano IFM, no es una excepción en el manejo de planes para aligerar la nómina. Endesa, que ganó 1.394 millones en 2020, ocho veces más que en 2019, tiene en marcha un plan voluntario de bajas para empleados con más de 25 años cotizados.  Iberdrola -con beneficios récord de 3.610 millones- también planteó a los sindicatos, antes de la firma del nuevo convenio, un plan voluntario de salidas para el 15% de la plantilla, 1.500 empleados. El ajuste de empleo en Iberdrola está congelado, de momento. La apuesta por las renovables y la digitalización de los servicios está detrás del ajuste en las compañías energéticas.

En el caso de Naturgy, el nuevo plan de reducción de empleo sigue la senda marcada por Reynés desde 2018. En un rápido resumen interno: en torno a 1.500 empleos menos por año. A la llegada de Reynés al grupo, se encontró 14.700 empleados. A finales del pasado ejercicio eran menos de 10.000. Las ventas de filiales, las salidas voluntarias incentivadas y las prejubilaciones han mermado el empleo en una etapa orientada a la reconversión hacia las renovables. En la última propuesta, las salidas voluntarias se han ampliado para toda la plantilla y no solo  a los trabajadores más cercanos a la jubilación -mayores de 55 años-, como ha ocurrido anteriormente.

Las fuentes consultadas en las tres grandes eléctricas destacan que las reducciones de plantilla planteadas son procesos pactados y no traumáticos. No son despidos "duros" como los que se están barajando  en sectores como el bancario. Incluso son compatibles con la firma de acuerdos con el Gobierno y los sindicatos por el cierre de centrales de carbón para recolocar el personal afectado, como han hecho esta misma semana Endesa, Iberdrola y EDP. En total, están afectados 1.278 trabajadores directos de las cuatro grandes compañías con cierres a la vista y en torno a 1.000 contratados. Del total, el 50%, tanto en personal directo como indirecto pertenecen a Endesa.

Retribuciones en especie

Las grandes compañías eléctricas, en todo caso, han dejado de ser un refugio para el empleo, los salarios por encima de la media y las retribuciones en especie. Los cambios en el modelo de negocio, la digitalización y la crisis desatada por la pandemia ha acelerado los ajustes. Las salidas de personal de los grandes grupos energéticos, al menos de momento, se plantean mediante planes pactados dirigidos a los empleados de mayor edad. Pero son la aguja de una brújula que apunta a los ajustes generalizados. Todas las empresas barajan las mismas cartas: aligerar la plantilla y gastar menos en las retribuciones en especie de los empleados.

Iberdrola suavizó su planes de ajuste en la negociación del convenio que entró en vigor el 1 de enero. Congeló el recorte de plantilla previsto. Pero a cambio de frutos. El acuerdo pactado incluyó una bajada del 10% del salario base de calificación para las nuevas incorporaciones a la plantilla; la sustitución de los trienios de antigüedad por quinquenios; la eliminación parcial de la tarifa especial de electricidad y, especialmente, la pérdida de la garantía de empleo.

Endesa, Iberdrola y Naturgy ya habían mostrado por dónde iban sus deseos de ajuste en la asociación patronal Aelec, la antigua Unesa, de la que ha acabado por salir la compañía gasista. Los asociados plantearon el pasado año a los empleados y jubilados de la entidad un procedimiento de modificación sustancial de condiciones de trabajo de carácter colectivo con recortes en la retribución en especie -bonificaciones en el recibo de la luz-. Finalmente hubo acuerdo con los empleados. Pero las señales ya estaban lanzadas.

Un proceso imparable

El proceso es imparable. Frente a los métodos tradicionales de trabajo de las empresas eléctricas, que buscaban proteger grandes activos a largo plazo y minimizar riesgos operativos, ahora están empezando a poner en marcha cada vez más proyectos enfocados a desarrollar las tecnologías más punteras como el blockchain, la impresión en 3D o la realidad virtual. La instalación al 100% de los contadores inteligentes es un buen ejemplo de lo que está pasando: mejor gestión, beneficios para el cliente, ahorro y menos necesidad de personal.

No se trata solo de España. El grupo Enel, propietario de Endesa, tiene en marcha una réplica del modelo de gestión de recursos de Endesa. El grupo italiano va a extender al conjunto de sus empresas el troquel de ajuste de empleo pactado en la filial española, con salidas voluntarias y recolocaciones. La intención es adecuar la plantilla, 68.000 trabajadores en 32 países, al proceso de descarbonización. Los ajustes afectarán, además de España,  a Italia y a Chile fundamentalmente. 

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