A las puertas del esperado centenario

La irrupción de STC sacude Telefónica antes de la nueva hoja de ruta de Pallete

El presidente entra en 'terreno desconocido' y deberá lidiar por primera vez con un socio industrial asiático en su núcleo duro. En la retina está el caso de Vodafone, donde otra teleco árabe gana poder tras su entrada en 2022.

El CEO de Telefónica, José María Álvarez-Pallete López.
La irrupción de STC sacude Telefónica antes de la nueva hoja de ruta de Pallete
Europa Press

A dos meses de presentar ante los accionistas su nueva ‘hoja de ruta’ y prácticamente cuatro meses antes de arrancar la celebración del centenario. El gigante saudí STC ha sacudido Telefónica con una operación sorpresiva y totalmente bajo el radar. Su irrupción como máximo accionista, con la intención de rozar una posición del 10%, lleva al presidente, José María Álvarez-Pallete, y a la operadora a un ‘terreno desconocido’ tras años de estabilidad accionarial con Caixa y BBVA como aliados históricos. Deberá lidiar por primera vez en su historia como empresa privada con un núcleo duro en el que estará un grupo controlado por un gobierno extranjero autoritario. Y lo hará teniendo en la retina lo sucedido con Vodafone, donde otra teleco árabe ha ido ganando progresivamente más y más poder en tan solo año.

Álvarez-Pallete y su equipo llevan años de ‘roadshow’ continuo para tratar de encontrar un caballero blanco que blindara un accionariado vulnerable sin un socio relevante de referencia y sin presencia del Estado -como sí tienen otros homólogos como Deutsche Telekom u Orange-. Un accionariado no inmune a una potencial oferta pública de adquisición o la irrupción no deseada de algún inversor y unos títulos sometidos a la presión a la baja de la Bolsa. En el verano de 2019, con aquel ‘agosto negro’ por el desplome de los títulos, se aceleraron contactos. A partir de ahí, se han ido manteniendo. Los interlocutores siempre fueron fondos internacionales. Nunca llegó. Finalmente el que ha entrado ‘hasta la cocina’ ha sido la ‘Telefónica saudí’ que genera inquietud pese a su intento por defender el carácter amistoso de una operación ejecutada en silencio y comunicada horas antes de su anuncio formal.

Con o sin autorización del Gobierno para llegar a rozar el 10%, los títulos que ya están en su poder le permiten ser el primer accionista. Eso ya tiene un simbolismo importante. Desde el grupo saudí no quieren oír hablar por ahora de solicitar un puesto en el consejo de administración. “Aún estamos en las primeras fases de nuestra inversión y confiamos en el actual equipo directivo de Telefónica, por lo que es demasiado pronto para hablar de estos asuntos”, explican fuentes oficiales de STC a La Información. Quieren distanciarse de la actuación de fondos activistas que irrumpen y lo primero que solicitan es un puesto en el órgano de administración para sacudir la gestión. Pero todo apunta a que tendrán un lugar (o dos en caso de que lleguen al 9,9%, lo que los situaría con una posición muy relevante frente a los dos de Caixa y BBVA).

Telefónica no sólo cuenta con el escudo antiopas sino con los estatutos que impiden votar por más del 10% del capital a los socios en la junta

Álvarez-Pallete deberá entenderse con un socio lejano, controlado por el Estado de aquel país, que entrará previsiblemente en el lugar 'sagrado' de las decisiones de la empresa. Un socio con el que, pese a todo, ha mantenido relaciones más o menos estrechas durante los últimos tiempos. En febrero ya se firmó un acuerdo estratégico, que incluía la posibilidad de explorar potenciales oportunidades de negocio conjuntas en áreas como los servicios digitales (ciberseguridad, nube, IoT o big data). En este sentido, la compañía asiática advirtió el pasado martes en la comunicación de la compra que la española “posee una cartera única de activos de infraestructura y plataformas tecnológicas de última generación”. 

Objetivo de los saudíes

El objetivo de los saudíes, que tienen dinero fresco tras una ampliación de capital de más de 8.000 millones de dólares hace ahora un año, es claramente crecer en Europa y esta entrada en Telefónica es un arma para ello. En el informe de los seis primeros meses del año, STC avisaba que la compra por 1.220 millones de euros de los activos de torres de United Group -con presencia en países del centro y el este- era sólo la primera parada en el Viejo Continente. “Forma parte de la estrategia ambiciosa para expandir la huella internacional en mercados con crecimiento potencial significativo”, apuntaba. En el continente, Telefónica es una de las operadoras más relevantes. Asegura que no hay intención de lanzar una OPA por ahora, pero un refuerzo de esas alianzas comerciales ya es un paso muy relevante.

Ante un potencial intento futuro de ganar peso en el accionariado español más allá del 9,9% que hoy por hoy tienen comprometido, Telefónica no sólo juega con una segunda autorización por parte del escudo antiopas. También puede esgrimir los estatutos sociales del grupo, cuya última versión fue aprobada hace ahora dos años. En estos se refleja que ningún accionista podrá ejercitar en una junta general de accionistas un número de votos superior al 10% del total del capital social con derecho a voto existente en cada momento, con independencia del número de acciones de que sea titular. 

En Vodafone, la emiratí e& prometió 'pasividad' como STC pero un año después cuenta con sillón en el consejo, un 15% de posición y alianzas comerciales con los británicos

Lo sucedido en Vodafone

Lo que ha pasado en Vodafone sigue en la retina de la cúpula directiva de Telefónica. El operador británico recibió hace más de un año una comunicación similar a la que puso sobre la mesa STC este martes. El gigante de las telecos de Abu Dabi Etisalat comunicó que contaba con una participación de un 9,98% tras inyectar más de 4.400 millones de euros. Las similitudes con el comunicado inicial son más que evidentes, con algunas partes prácticamente 'calcadas'. uso "eficiente" de su balance, respaldo "pleno" a toda la cúpula directiva y la intención de "ser un accionista solidario a largo plazo y no busca ejercer control ni influir" sin perseguir representación en el consejo.

A partir de esa fecha, la teleco de Emiratos Árabes no ha dejado de ganar enteros. Roza el 15% de los títulos de la británica. Y lo que iba a ser una presencia más pasiva se ha convertido en mucho más. El pasado mes de mayo llegó a un acuerdo con el equipo gestor para contar con un puesto en el máximo órgano de decisión -con el compromiso de nombrar a un segundo participante en caso de alcanzar el 20%-. También firmaron pactos de colaboración para dar servicios a grandes cuentas y en las compras de suministros. Los lazos no han dejado de estrecharse.

Ante la necesidad de saber mucho más sobre esos planes, Álvarez-Pallete ha tenido el primer giro de guión. El ejecutivo se encontraba en California el pasado martes para asistir a un encuentro del sector de las telecomunicaciones. Viajó de vuelta a España para emprender el camino a Arabia Saudí, con el objetivo de tener un encuentro con los primeros ejecutivos de STC. El directivo español y el 'número 2', Ángel Vilá, quieren conocer de primera mano las intenciones de los saudíes: desde su potencial presencia en el consejo hasta acuerdos futuros o su influencia futura en la gestión.

El comprador no ha querido levantar suspicacias, como hiciera su homólogo de Emiratos Árabes en Vodafone: ha prometido que respaldan la gestión llevada hasta ahora por la empresa. Pero siendo el máximo accionista querrá contar previsiblemente con información sobre esos nuevos planes -tenga o no presencia en el órgano de decisión-. Hay que tener en cuenta que la operadora se encontraba dándole los últimos retoques a un nuevo plan estratégico que debería presentarse en sociedad el próximo 6 de noviembre en un 'Investor Day'. Quedan dos meses.

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