800 voluntarios en 72 horas

Telefónica abrocha el ERE con un sprint de adhesiones ante el temor a los forzosos

La plantilla culmina cuatro semanas intensas en las oficinas de la operadora repletas de reuniones y cálculos con el fin de evitar despidos obligados, lo que ha llevado a una adscripción récord respecto a los tres PSI anteriores.

Vista de la sede de Telefónica, a 28 de noviembre de 2023, en Madrid (España)
Telefónica abrocha el ERE con un sprint de adhesiones ante el temor a los forzosos.
EDUARDO PARRA / CONTACTO vía Europa Press

Los despidos forzosos eran el elefante en las salas de reuniones de las sedes de Telefónica. Era la gran espada de Damocles desde que se puso sobre la mesa en la segunda reunión del ERE a principios del mes de diciembre. La compañía quería evitarlos a toda costa en el año del centenario, en el que ha perseguido blindar la ‘paz social’ con los sindicatos mayoritarios. Finalmente se ha logrado una adscripción récord, sensiblemente por encima de las registradas en los tres últimos planes de prejubilaciones anteriores, bajo esa alargada sombra de las salidas obligadas. Se ha vivido un sprint de adhesiones en los últimos tres días que ha sorprendido también a las propias organizaciones de los trabajadores.

Las 3.421 salidas mínimas era una cifra elevada, pese al recorte desde los 5.000 de “excedente” que planteó la dirección a los sindicatos. Era un porcentaje muy significativo de la plantilla que cumplía con las condiciones (más de 55 años y 15 de trayectoria). La empresa lo sabía al introducir las salidas forzosas y además con prioridad de despido a los más veteranos. La cuenta atrás empezaba en enero. En estas semanas las reuniones entre recursos humanos y los equipos no han cesado. Han sido días frenéticos. El objetivo era elevar al máximo el número de voluntarios. Y la compañía ha ido telegrafiando la evolución de las adscripciones -a través de los sindicatos-, lo que implicaba enseñar los huecos vacíos que restaban.

En los tres primeros días unos 500 apuntados (15%). El 22 de enero, en el ecuador del periodo de adscripción, otros mil más (43%). El día 30 de enero, una semana y media antes de cerrar, sumaron más de 900 pero seguían quedando otros 1.300. Aquí había quien entre los sindicatos hablaba de la posibilidad de esos despidos forzosos. El pasado martes se puso sobre la mesa la última cifra: 2.800. En apenas 72 horas debían presentar su candidatura más de 600 empleados para llegar al objetivo. Finalmente han sido más de 800. Según explican fuentes internas, ante la posibilidad de marchar con carácter forzoso, empleados han decidido aceptar ‘in extremis’ para así poder cobrar los 10.000 euros de prima de voluntariedad.

El contexto en el que los empleados han debido decidir su adscripción ha estado marcado por una “máxima incertidumbre y tensión” -como admitían desde UGT este viernes- en el sector de las telecomunicaciones, con potenciales recortes laborales en otras operadoras, una fuerte competencia y la cuestión de gobernanza con Sepi y STC aún por dilucidar. Con Digi con fortaleza con los ‘remedies’ de la fusión de Orange y Másmóvil, el mercado mantendrá una pugna comercial importante. El otro factor tiene que ver, según explican fuentes de los sindicatos, con las condiciones del despido y el previsible recorte de plantilla en los próximos años. De hecho, la propia empresa habló en el informe preliminar del ERE de un “excedente de puestos de trabajo” de entorno a 5.100 entre las tres filiales.

Hay que tener en cuenta que durante los últimos años se han ido introduciendo peores condiciones a los planes. En el año 2021, tras la pandemia global del coronavirus, se cruzó una línea roja: el plan de bajas dejaba de ser universal y se introducían vetos para áreas críticas. Este año se ha puesto sobre la mesa un ERE pero con condiciones más bajas en las rentas para la población más veterana-. En la plantilla existe un cierto consenso de que las condiciones han ido progresivamente bajando y no se descarta que siga siendo así en el futuro.

Ha tenido un papel relevante la población mayor en este ERE. Los de más de 63 años -que han ido rechazando la posibilidad de presentarse a los diferentes planes de bajas de los últimos años- cuentan con condiciones mas ajustadas -pasan del 65% al 52% del salario hasta la jubilación- Y además tenía prioridad para salir en caso de tener que esgrimir los despidos forzosos. Esto es lo que ha hecho que el gasto medio por empleado planteado por la empresa sea de unos 360.000 euros frente a los más de 500.000 que se han fijado en los últimos planes de salidas.

Las reacciones de los sindicatos reflejan la posición de cada una respecto al ERE. En el caso de UGT, han sacado pecho de las condiciones de salida logradas durante la negociación. “Ha sido una de las más beneficiosas hasta la fecha, cuestión ampliamente respaldada por la plantilla; UGT logró un gran acuerdo en un escenario de máxima incertidumbre y tensión en el sector, lo que nos llevó a tomar la decisión unánime de dar validez a los acuerdos”, apuntaba en la comunicación a la plantilla.

Ese respaldo “unánime” al acuerdo no menciona expresamente a CCOO pero sí que es una referencia implícita. Hay que tener en cuenta que el sindicato tuvo que hacer una segunda votación ‘in extremis’ en su consejo estatal -que acabó con un resultado donde el ‘sí’ tuvo un solo voto de diferencia- precisamente por esa espada de Damocles de los despidos forzosos. Hubo mucho debate interno que también se ha reflejado en el resultado, con algunas voces críticas internas sobre cómo se ha llevado el proceso de adscripción en las últimas semanas. La organización defiende sus logros durante la negociación, pero el tono de la comunicación a la plantilla es diferente.

Paz social blindada

Con todo, tras semanas muy intensas y de cierta tensión interna, Telefónica ha logrado blindar la ‘paz social’ en la plantilla en España justo en el año de los festejos del centenario -junto al despido colectivo hay que sumar el convenio colectivo para los próximos años que mantiene la cláusula de revisión salarial y esquiva la movilidad geográfica obligatoria-. La compañía quería elevar al máximo la voluntariedad, pero sin tampoco reducir el número tope de salidas. Esto ha llevado a que se reduzca la cifra de vetos por áreas críticas -que se elevaban hasta las 247 solicitudes-. De esta forma, la cifra final será 3.420 y no los 3.393 que correspondería con esas prohibiciones.

A partir de ahora llegan los formalismos. Pero el ERE ya se ha culminado. Y lo hace en el arranque de un año en el que se espera que haya más movimiento laboral por las diferentes operaciones corporativas que están sobre la mesa. Zegona ya advirtió en el folleto de su adquisición de Vodafone que haría recortes “selectivos”, aunque desde la plantilla temen que sean mucho más agresivos para tratar de hacer frente a una transacción con una importante carga de deuda (y de gastos en intereses financieros). Por su parte, Orange y Másmóvil deberán fusionar equipos lo que también podría dar lugar a movimientos, aunque los franceses han descartado en varias ocasiones la posibilidad de ejecutar otro ERE.

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