Vuelco a la política catalana

El reparto del poder tras los indultos: de la bicefalia en ERC a la vuelta a las calles

La salida definitiva de prisión de los líderes del procés abre un nuevo escenario, con los 'jefes' Junqueras y Puigdemont fuera de un Govern independentista. Cuixart se erige como el 'agitador' a través de Òmnium.

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, junto al exvicepresident y líder de ERC, Oriol Junqueras
El reparto del poder tras los indultos: de la bicefalia en ERC a la vuelta a las calles
Agencia EFE | Quique García

El tablero político catalán ha experimentado un vuelco en apenas unos días. La concesión de los indultos a los condenados por el procés y su salida de la cárcel ha provocado que ahora se abra una nueva etapa entre los que manejan el poder en el independentismo. La ausencia de líderes carismáticos ha tocado a su fin por la libertad de los nueve responsables principales del intento de secesión que culminó el 1 de octubre de 2017. Ahora, hay caras visibles con notoriedad y ascendencia sobre las bases independentistas tras haber aumentado su popularidad después de casi cuatro años en prisión, lo que va a afectar directamente a los equilibrios políticos. Con consecuencias como la de revitalizar una bicefalia en ERC o la de volver a buscar la movilización en las calles de aquellos que quieren separarse del resto del Estado. Sin olvidar el nuevo rol de un Carles Puigdemont que pierde el monopolio de los focos.

El principal punto tras la aplicación de la medida de gracia está en cómo afecta al Govern. Para empezar, ahora la Generalitat catalana tiene al frente a Pere Aragonès, que es el primer presidente de los republicanos desde Josep Tarradellas. Un hito que no consiguió el que es su mentor y jefe en el partido, Oriol Junqueras, que ahora recupera su presencia pública tras los cerca de cuatro años de encarcelamiento que ha pasado. Esto va a provocar que, por primera vez, convivan los dos 'primeros espadas' de ERC, ya que durante el procés Aragonès estaba preparándose para ser el 'delfín' de Junqueras. El 1-O, la prisión provisional y las condenas del Tribunal Supremo aceleraron ese relevo. Y ahora, habrá que afrontar ese escenario en el que el aprendiz tiene un cargo más importante que el profesor.

Las fuentes conocedoras de la maquinaria de ERC consultadas por esta redacción destacan que ambos son "uña y carne". Lo que puede facilitar que su relación política se mantenga tan estable como la personal. Para empezar, la formación independentista va a aprovechar el regreso de Junqueras para hacer varios cambios en su Ejecutiva. Algo motivado por los nombramientos de cargos del partido en el nuevo Govern de coalición con Junts, que implica que no puedan dedicarse tanto a la cuestión orgánica por sus obligaciones de gestión pública. El que tomará las riendas del partido será Junqueras. Un rol que ya desempeñaba de forma oficiosa desde su celda, ya fuera en Soto del Real o en Lledoners. Por lo que mantendrá el cargo de presidente de la fuerza catalanista. Esto facilitará que Aragonès pueda volcarse en el Govern que ahora lidera desde el Palau de la Generalitat.

Otra cuestión a dilucidar es cómo se afrontarán las negociaciones con Moncloa dentro de la mesa de diálogo que conforman el Gobierno central y el Govern catalán. Aun estando inhabilitado y sin desempeñar un cargo público, varios ministros han abierto la puerta a que Oriol Junqueras pueda estar presente. Lo que dificulta esta posibilidad es la controversia que ha generado su indulto. La fotografía del exvicepresident recién salido de la cárcel en las instalaciones de Moncloa podría generar problemas, según señalan las fuentes consultadas. El liderazgo le corresponderá de nuevo a Aragonès, que tendrá su primer contacto con Pedro Sánchez el martes 29 de junio. Cuando se convoque la mesa, entre los que pueden acompañarle estará Josep María Jové, que está cogiendo mucho peso en ERC. El diputado en el Parlament es uno de los más valorados internamente. E incluso le comparan con Junqueras. 

Puigdemont pierde peso

Otra de las consecuencias de los indultos es que el hasta ahora líder incontestable del procés sufrirá una merma en su notoriedad. El expresident Carles Puigdemont ha aprovechado hasta ahora su huida de España para ser el que llevaba la voz cantante en el secesionismo. Desde su residencia de Waterloo o en el Parlamento Europeo, el también líder de Junts no tenía oposición en esa cúpula de los que impulsaron las leyes de desconexión, el 1-O o la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). La salida de prisión definitiva de Oriol Junqueras, Carme Forcadell o Jordi Cuixart le resta peso en los ámbitos independentistas. La principal ventaja es que ellos pueden moverse por Cataluña, mientras Puigdemont no puede regresar por sus cuentas pendientes con la Justicia. 

Esta situación puede tener consecuencias con la lucha personal que ha mantenido el expresident con el Estado español, al que ha insistido en acusar de limitar las libertades del pueblo catalán por la negativa a que lleven a cabo la independencia. La duda está en si decidirá alzar la voz para reivindicar que él sigue convencido de aquello que acabó por traer años de cárcel a sus compañeros y su huida del país en el que vivía de una manera acomodada. Otras fuentes consultadas por esta redacción señalan que Puigdemont ha trasladado a su entorno que hay momentos en los que se encuentra "cansado" de la situación que vive. Incluso aunque cuenta con pequeñas victorias en su haber, como el rechazo a su extradición o que pueda mantener el acta de europarlamentario.  

Las dudas de las movilizaciones

Los indultos han llegado en un momento en el que hay una gran desmovilización en el independentismo. Las protestas y manifestaciones masivas llevan meses sin producirse. Con la excepción de los actos que llevan a cabo los CDR y sectores de la CUP, las grandes movilizaciones llevan sin verse en las calles un tiempo. El giro puede darse con la vuelta de Jordi Cuixart, que con sus manifestaciones y su posición de líder de Òmnium Cultural se ha erigido en el gran 'agitador' de quienes quieren separarse de España. Sus mensajes han sido los más contundentes hasta ahora, con aseveraciones como "lo volveremos a hacer". Su gran popularidad y el músculo de su organización son las armas con las cuentan para volver a reactivar a la gente, como destacan las fuentes consultadas.

Revertir esa desmovilización no será fácil. Las concentraciones en los exteriores de las prisiones en las que permanecían los nueve beneficiarios de la medida de gracia no fueron masivas ni sirvieron para demostrar la fuerza del independentismo. El momento de la verdad será cuando se convoquen por motivos diversos. Aunque el reto que señalan fuentes inmersas en el independentismo será la Diada de 2021. El gran acto del secesionismo servirá de termómetro para conocer el estado de este movimiento. Solo quedan tres meses para comprobarlo. 

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