Vuelven los fantasmas de Vistalegre II

El ala izquierda del Gobierno atraviesa su peor crisis desde que Díaz es la líder

La relación entre la vicepresidenta segunda y Podemos se ha complicado aún más tras el choque en Andalucía. Con Iglesias se rompió con el primer acto de Valencia. IU y el PCE se acercan al entorno gallego.

Yolanda Díaz y Inmaculada Nieto
El ala izquierda del Gobierno atraviesa su peor crisis desde que Díaz es la líder
Twitter de Inmaculada Nieto

La palabra "crisis" resuena en el ala izquierda del Gobierno de coalición, incapaz de frenar que se abran algunas heridas y que sigan supurando otras antiguas. Es el momento más complicado desde que Pablo Iglesias entregara, sin consultarle, el timón del espacio confederal a Yolanda Díaz. Ha pasado más de un año ya y la fotografía que sale en este momento del área no augura un entendimiento fácil. "Las peleas en la izquierda son el mayor factor de desmovilización electoral de los barrios y ciudades trabajadoras", proclamó Iglesias. El momento de fracturarse no es el mejor, a las puertas de unos comicios y en los primeros kilómetros del maratón electoral que se avecina.

Antes de entrar a analizar la situación actual en Unidas Podemos, un hecho representativo. 13 de noviembre de 2021. Yolanda Díaz viaja hasta Valencia para celebrar un primer acto junto a Mónica Oltra, Ada Colau, Fátima Hamed Hossai y Mónica García. Ni rastro de Podemos. A Pablo Iglesias no le gusta y envía un mensaje de Telegram a su sucesora en la Vicepresidencia segunda. En ese momento la relación se rompe. Han estado cinco meses sin hablar, hasta que hace unos días coincidieron en un acto en Barcelona. Fue un simple encuentro fortuito. Ya nada es como antes. Que los dos líderes más carismáticos del ala izquierda de la coalición no hablen es sintomático.

El espacio confederal está "tocado". En ello coinciden las diferentes fuentes consultadas de unas y otras familia. No es irresoluble, pero sí complicado. La situación actual se podría resumir en cinco puntos. El primero es una imagen en la Pradera de San Isidro, donde Yolanda Díaz se acercó con su hija Carmela. Se vio con Íñigo Errejón, Mónica García y Rita Maestre en el evento castizo por antonomasia. No así con Ione Belarra, que también estuvo, pero con la que no coincidió. Sí se encontró "por casualidad" con otras dirigentes de Podemos en Madrid, como Alejandra Jacinto o Carolina Alonso. La realidad, más allá de la imagen, es que Yolanda Díaz y todo el universo Más País, o Más Madrid, se han alineado.

Que los dos líderes más carismáticos del ala izquierda del Gobierno, Díaz e Iglesias, no hablen es sintomático

Según punto: Izquierda Unidad y el Partido Comunista de España. Las dos formaciones están confluyendo también con Yolanda Díaz. Sus líderes, Alberto Garzón -con quién Díaz habló hace meses para que fuera candidato en Andalucía y él se negó, como se contó en estas páginas- y Enrique Santiago se han posicionado junto a la vicepresidenta segunda. Es decir, de los cuatro ministros que componen el ala izquierda del Gobierno de coalición que lidera Díaz, dos están claramente alineados con la vicepresidenta segunda. No es una situación normal, ni mucho menos. Santiago, del PCE, es secretario de Estado de Agenda 2030 y depende orgánicamente de Belarra.

El liderazgo de Yolanda Díaz

El 'yolandismo' ha impreso un liderazgo muy diferente al que ejerció Pablo Iglesias en el Gobierno. El exvicepresidente segundo solía convocar a la mesa confederal prácticamente cada semana. Era el espacio de diálogo y debate interno entre ministros y partidos. Allí se debatía y se planteaban los posicionamientos ante cuestiones del día a día, algunas de ellas extremadamente peliagudas para Unidas Podemos. Desde que Yolanda Díaz tomó el relevo de Iglesias la mesa confederal ha sido convocada en contadas ocasiones. De los dedos de la mano sobraría alguno. Han desaparecido los grandes debates y no hay consensos, de ahí que se observen algunas disfunciones en los discursos en público de los ministros. 

En Podemos hay la sensación de que "Yolanda no lidera". En el entorno de la vicepresidenta segunda responden que sí existen espacios de debate y que, tras la crisis de las armas enviadas a Ucrania, donde Díaz y Belarra se posicionaron de manera diferente a Díaz, se están impulsando reuniones en las que participan ministros y secretarios de Estado del espacio confederal. Defienden, por tanto, que sí existe debate pero que el problema es que en algunos casos no se siguen las directrices que salen de esos encuentros.

Cuarto punto: Podemos y el día a día en el Gobierno. Los morados son el partido más grande a nivel estatal y están acostumbrados a otro tipo de liderazgo. Ahora están en un segundo plano. Yolanda Díaz manda y su decisión es la de compartir escasa información con sus mismos socios. Eso obliga a las ministras moradas, Belarra e Irene Montero, a tener que afinar al máximo sus declaraciones en público para no provocar conflictos internos. Hay pocas reuniones, al menos como a Podemos le gustaría, y la información que reciben es escasa.

Poco debate ha habido, por ejemplo, sobre Andalucía, unas elecciones que van a marcar el futuro de la izquierda y donde la crisis solo pudo ser solucionada a última hora. Estuvo a punto de haber dos candidaturas. La historia se remonta atrás. Yolanda Díaz convocó hace unos meses una reunión monográfica para abordar un posible adelanto electoral por parte de Juanma Moreno (entonces no lo había decidido). Citó a Belarra, a Garzón, a Toni Valero (IU Andalucía), a Martina Velarde (Podemos Andalucía)… Pero poco más. Lo ocurrido durante las horas previas al cierre de candidaturas ya se contó en estas páginas. Un enviado de Yolanda Díaz, su jefe de gabinete, Josep Vendrell, desembarcó en Sevilla para ejercer de "mediador" y poder llegar a un acuerdo. Podemos aceptó porque Yolanda Díaz es la líder y había que acatar. En definitiva, los espacios de coordinación gubernamental brillan por su ausencia y eso provoca disfunciones.

La izquierda que surgió del 15-M está escribiendo su futuro y que Díaz e Iglesias no tengan relación resta.

El quinto factor tiene nombre y apellidos: Pablo Iglesias. El carismático líder de Podemos, alejado de la política institucional, está hablando cristalino sobre la situación actual del espacio que él montó y llevó donde está. El fue el "cabezón", en palabras de María Jesús Montero, que logró dar entrada a Unidas Podemos en el Consejo de Ministros pese a que algunos de su equipo, incluidos algunos que ahora apoyan a Yolanda Díaz, no querían. "¿Cómo crees que se siente la gente de Podemos cuando ha visto que IU y el PCE han pactado con el partido de Errejón para apoyar a otra candidata?", se preguntaba hace unos días en la Cadena SER. La izquierda que surgió del 15-M está escribiendo estas semanas su futuro y que Díaz e Iglesias no tengan relación es un factor que resta.

El futuro de y con Yolanda Díaz

No hay discusión. Yolanda Díaz tiene que ser la líder del espacio confederal. Ella ha recogido el guante y va a poner en marcha tras el 19-J el llamado "proceso de escucha". Todos los partidos que componen UP quieren tener su papel en él. Pero la líder ya ha avisado que el proyecto no va siglas. De momento se está rodeando de lo que ella llama "independientes". Personas de diferentes orígenes con lo que están hablando. Hay varios nombres. Uno de ellos es el eurodiputado Ernest Urtasun, de Iniciativa per Catalunya, como Vendrell. Pero el equipo de Díaz no quiere desvelar más actores que serán protagonistas del "proceso de escucha". Se remiten a señalar que será "un equipo ajeno al Ministerio". Es decir, que los pretorianos de Díaz en Trabajo, de Joaquín Pérez Rey a Vendrell pasando por Rodrigo Amirola se quedarán en el departamento completando la agenda laboral.

Díaz se subirá a su Volkswagen Golf después de que se vote en Andalucía. Estará en la campaña y participará en algún acto junto a Inma Nieto. ¿Y después? Hasta final de año recorrerá España, "sumando sin siglas" y en diciembre tiene previsto dar a conocer su decisión. ¿Un frente amplio? ¿Una coalición con el PSOE? En Moncloa están expectantes. Las encuestas no son optimistas y Pedro Sánchez necesita unos socios con garantías de sumar. El 19-J es una fecha que podría precipitar acontecimientos, incluida una crisis de Gobierno en la que Yolanda Díaz llegó a pensar. Es más, no son incluso descartables cambios en el grupo parlamentario de Unidas Podemos en el Congreso, algo en lo que Díaz ya ha llegado a manejar.

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