La polémica vuelve a rodearle

Echenique, el gran 'incendiario': del lío con la Seguridad Social a agitar la calle

El portavoz parlamentario de Unidas Podemos destaca por ser uno de los políticos que más charcos pisa. Su cuenta de Twitter es el lugar que suele elegir para marcar posiciones que irritan a la derecha... y al PSOE.

El portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, en el Congreso
Echenique, el gran 'incendiario': del lío con la Seguridad Social a agitar la calle
Agencia EFE | Chema Moya

Es difícil encontrar un representante que desate más reacciones encontradas. Y sobre todo, es inédito que sea protagonista cuando forma parte de un partido que gobierna el país. La figura de Pablo Echenique vuelve a estar en cuestión por sus manifestaciones sobre los disturbios que se produjeron tras las concentraciones en contra de la encarcelación de Pablo Hasél. Dicho mensaje lo lanzó a través de Twitter cuando la Policía y los radicales se estaban enfrentando en las calles de Madrid, y en el que mostró su apoyo a los "antifascistas" que estaban defendiendo la libertad de expresión. A lo que añadió un reproche a las Fuerzas de Seguridad, después de que una joven perdiera un ojo en Barcelona por el impacto de una bala de 'foam' lanzada por los antidisturbios durante las protestas del martes. Un tuit que ha desatado una oleada de reproches y de peticiones de cese. Y que confirma a Echenique como el 'gran incendiario' de la política estatal.

La vía que utilizó el también secretario de programa de Podemos para volver a estar en boca de todos no fue una sorpresa. Su cuenta de Twitter es su herramienta preferida a la hora de marcar posición, lanzar mensajes para marcar terreno, atacar a otra formación o colectivo por no estar de acuerdo con sus planteamientos o responder a las propias ofensivas que hay contra él. Desde ese foro no ha dejado títere con cabeza, siendo el PP o Ciudadanos algunas de sus 'dianas' favoritas. Como ejemplo, y en plena negociación de los Presupuestos Generales del Estado entre el PSOE y los naranjas', tuiteó que se iban "a comer" las cuentas públicas del Ejecutivo de coalición "con patatas". Todo porque los de Inés Arrimadas señalaron que no querían negociar con Unidas Podemos acuerdos de esa relevancia.

Que las manifestaciones que realiza Echenique a través de sus redes pueden llegar a ser problemáticas es algo de lo que son muy conscientes en Podemos. Ya antes del famoso tuit sobre las algaradas en las calles por la entrada en prisión del rapero, otros mensajes del dirigente morado han causado sorpresa y han provocado ciertos nervios en el partido. Sobre todo, por las consecuencias de un simple tuit en forma de reacciones y críticas. Los problemas que puede generar a la formación su propio portavoz parlamentario vienen de que no deja charco sin pisar. Si bien en muchas ocasiones desmiente lo que considera bulos sobre su formación, en otras ha señalado a periodistas o a medios de comunicación por asuntos de todo tipo. Algo que suele hacer a través de mensajes en los que opta por ser lo más explícito posible. 

Sus tuits posteriores al mensaje de la polémica defendiendo a quienes optaron por enfrentar a las cargas policiales tras las protestas evidencian que no lo escribió en un arrebato. Apenas minutos después, mostró varias capturas de los 'palos' que le habían dado políticos de otros partidos o periodistas, en el que le acusaban de incitar a la violencia. A lo que él respondió tachando a sus críticos de "(ultra)derecha política y mediática de la Plaza de Colón". Situación que comparó con lo que, según él, intentaron hacer esos mismos que le censuraban por su mensaje con los vecinos que protestaban en favor de la sanidad pública o los taxistas. En los días posteriores, no ha rectificado. Ni se espera que lo haga. 

La condena por su asistente

Antes de empezar a usar Twitter como un arma política más frente a sus rivales, el dirigente de Podemos ya fue protagonista de otras polémicas. La más sonada es la que le valió una condena por fraude. Todo después de que el Tribunal Superior de Justicia de Aragón confirmara una sanción que le impuso la Seguridad Social en 2017 por no haber cotizado por su asistente personal. Este último percibía su remuneración en efectivo, sin que mediara factura alguna que demostrara la relación laboral. Algo que desde los morados justificaron con que las leyes de Dependencia permiten contratar a un cuidador mediante la figura del autónomo. Tras desistir en el recurso de casación que presentó ante el Tribunal Supremo, tuvo que abonar los 11.040 euros de multa que le impusieron. Circunstancia que él aún hoy considera injusta. 

Este caso del asistente fue el primero que desató una ola de peticiones de dimisión hacia el alto cargo de los morados. Aquella condena no se tradujo consecuencias orgánicas para él. Sí las tuvo la derrota que experimentó Podemos en las elecciones municipales y autonómicas de 2019. Entonces, Pablo Iglesias le cesó como Secretario de Organización y situó a Alberto Rodríguez en ese puesto. Unos meses después, volvió a ganar peso y llegó a la portavocía del grupo parlamentario. Cargo desde el que ha generado esas numerosas polémicas. Casi siempre, a través de Twitter, ya que por sus declaraciones en el Congreso o por sus intervenciones como orador no se ha generado tanto revuelo como con sus tuits. 

El otro ingrediente de todo lo que rodea a este nuevo embrollo en el que se ha visto inmerso es que sus compañeros ha cerrado filas con él. Ni uno solo de los portavoces o dirigentes de Podemos que han aparecido en los medios o han lanzado mensajes en redes ha mostrado su discrepancia o ha rechazado sus palabras. Tampoco lo ha hecho su jefe, el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. Situación que no es nueva, dado que en anteriores líos tampoco ha recibido reproche alguno de quienes están en su entorno. O al menos, no han trascendido. Una postura que contrasta con la del PSOE, socios de los morados en la coalición de Gobierno, que ha criticado el tuit y también ha puesto el foco en Podemos por no hacer una condena expresa de la violencia que se vivió en las calles.

Casi todos los partidos de la oposición han reclamado su dimisión o han exigido a Pablo Iglesias que le cese de sus cargos por considerar que avaló la violencia con ese mensaje en medio de los disturbios. El PP incluso ha pedido a Twitter que le suspenda la cuenta. A juicio de portavoces como José Luis Martínez-Almeida, sus palabras son una incitación a agitar las calles en contra de las Fuerzas de Seguridad. Por lo que cree que debería ocurrirle lo mismo que a Donald Trump, del que ha recordado que "dijo que estaba bien cuando asaltaban el Capitolio". La realidad es que no parece que vayan a tomar medidas contra Echenique. Tampoco tiene previsto dimitir. Mientras tanto, su actividad en las redes se ha mantenido. Y como es habitual, ha seguido pisando charcos. 

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