Moncloa prepara el discurso de investidura

El plan 'kamikaze' de Sánchez con ERC apunta a PGE exprés y legislatura corta

Sánchez e Iglesias abrazo
Sánchez e Iglesias abrazo

Pedro Sánchez ha pasado de afirmar que no podría dormir con dirigentes de Unidas Podemos en su Consejo de Ministros a fundirse en abrazos con Pablo Iglesias. También ha pasado de romper con los independentistas por la figura del relator a pactar con ERC la creación de una mesa de diálogo entre gobiernos y la colocación de urnas para validar los acuerdos. Ha sido toda una 'metamorfosis' que lejos de ser kafkiana ha sido muy calculada. O estos pactos de alta tensión o, de nuevo, el bloqueo y otra investidura fracasada que en su caso sería la tercera. El PSOE se deja muchos pelos en la gatera con esta entente tanto con sus nuevos socios de Gobierno, como con nacionalistas catalanes y vascos.

El aspecto más puntiagudo del pacto de investidura ha sido, sin duda, hacer girar a ERC a la abstención. No ha sido nada fácil. Más si cabe con unos independentistas que ya traicionaron al PSOE a la hora de aprobar los Presupuestos de 2019: "No son de fiar", decían entonces en Moncloa. Ahora los socialistas han tenido que ceder y caminar sobre terreno inestable. Y es que el Consell Nacional aún tiene que ratificar mañana su decisión final en la investidura, apurando al máximo los plazos.

Trámites aparte, PSOE y ERC han pactado algo que no va a sentar nada bien a algunos barones (todos piensan en Emiliano García-Page y Javier Lambán, entre otros): la creación de una "mesa de gobiernos y urnas al final" para "validar democráticamente" lo que acuerden Ejecutivo central y Generalitat. Es decir, poner puntos de votación validados, eso sí, por Moncloa. Eso hizo precisamente Oriol Junqueras y por ello está en prisión. Y es que el aspecto territorial es, junto a la derogación de la reforma laboral, el aspecto más polémico del documento de marras.

En clave catalana hay que seguir de cerca la decisión que se tome desde Waterloo. El pacto Sánchez-Junqueras no ha sentado bien en las filas del partido de Carles Puigdemont y así lo hacían saber ayer mismo. Desde las filas de JxCAT aseguran que no se sienten vinculados con ese acuerdo y que se desvinculan de él. Incluso acusan a ERC de dividir al independentismo al no informarles del mismo. El asesor de Puigdemont, Aleix Clarió, era contundente: una cosa es "un referéndum vinculante de independencia", como fue el 1 de octubre. y otra "una consulta popular sobre el resultado de una bilateral Estado-Cataluña". Lo definía como "insultante y ridículo". Supone un aviso a navegantes.

La pregunta clave es: ¿adelantarán Torra y Puigdemont las elecciones catalanas? El calendario es endiablado y es una opción que se encuentra sobre la mesa. Mañana se reúne el Consell Nacional de ERC y el Congreso convocará la sesión de investidura. El día 3, viernes, la Junta Electoral Central decidirá si inhabilita a Torra y Junqueras. En caso afirmativo todo se podría precipitar. El día 4, a las 9, Sánchez se subirá a la tribuna del Congreso para defender su programa de Gobierno. Y el 7 sería la segunda votación, la que se supone definitiva. Queda pendiente que se conozca la decisión del Supremo sobre Junqueras. Todo son prisas.

Sánchez también ha arriesgado con el PNV

Con el PNV Sánchez también ha jugado fuerte. Para conseguir el voto afirmativo de los 6 diputados nacionalistas el PSOE ha aceptado "proceder en 2020 a la negociación y traspaso al País Vasco de las competencias estatutarias pendientes". Entre ellas se encuentra la gestión de la Seguridad Social. También a traspasar las competencias de Tráfico a Navarra, retirando a la Guardia Civil, y a apostar por reformas, que podrían ser incluso legales, para solucionar el "contencioso" de Cataluña. El partido de Andoni Ortuzar también tendrá acceso preferente a las medidas fiscales que el Gobierno central quiera proponer en el Congreso.

Los votos del PNV van a ser, junto con los de ERC y algunos partidos minoritarios, esenciales para conseguir aprobar algunas medidas contempladas en el programa de coalición. Más si cabe en el caso de la reforma laboral o en los cambios fiscales que se han pactado y que necesitan superar el trámite parlamentario.

Unos Presupuestos exprés y una legislatura 'sine die'

En las negociaciones mantenidas por el PSOE en las últimas semanas se ha contemplado la necesidad de que Sánchez no solo pueda sacar adelante la segunda investidura del día 7. Todos los contactos se han enfocado a modo de 'pack', incluyendo también en ellos la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2020. De nada le serviría al Gobierno en funciones triunfar en la investidura si no puede superar el trámite para tener sus propias cuentas públicas. El proyecto de ley está preparado y podría aprobarse en uno de los primeros consejos de ministros.

Tener unos Presupuestos aprobados, con la colaboración de ERC, PNV y otros partidos como Más País, PRC, Teruel Existe o Coalición Canaria, garantizaría a Sánchez e Iglesias dos años de tranquilidad, hasta 2022. Hay que recordar que las actuales cuentas, que hoy mismo han entrado en su segunda prórroga, datan de 2018 y llevan la firma de Cristóbal Montoro. 

Otra cosa es saber hasta cuándo llegaría la legislatura. El programa de Gobierno común está redactado de una forma tan ambigua que no vincula a Sánchez a completar los cuatro años de rigor. Hay compromisos que se ejecutarán rápido, como algunos aspectos de la reforma laboral o la renta mínima, pero hay otros, como la subida del SMI que no se concretan en exceso. Eso indica a que tanto PSOE como Podemos no pueden garantizar en este momento que puedan llegar a 2024 en el poder. Gobernarán en minoría y será un Ejecutivo inestable, en definitiva, dependiente de la llamada geometría variable.

Cómo evitar un Consejo de Ministros paralelo

Otro aspecto delicado y que el equipo de Sánchez tiene en la cabeza es la cómo será la convivencia pacífica con Podemos en el Consejo de Ministros. Ahora todo es sintonía, pero hasta hace muy poco eran dos partidos que peleaban por un mismo electorado y que se lanzaron duros ataques cruzados: desde la "cal viva" hasta el insomnio de Sánchez. Garantizar que no haya un grupo de ministros paralelo es una de las prioridades del equipo sanchista. También que el futuro portavoz del Gobierno sea un hombre de consenso y que consiga aunar en su discurso público las voluntades de los dos grupos que se reunirán cada viernes en La Moncloa.

En el terreno económico Sánchez ya ha dejado claro a Iglesias que el poder lo tendrá la nueva vicepresidenta económica, Nadia Calviño. Y Podemos lo ha entendido y aceptado. La actual ministra de Economía será ascendida y por ella pasarán todas las decisiones en este ámbito. La interlocución con Bruselas también será suya. Y los Presupuestos, por supuesto, junto a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cuya continuidad se da por segura.

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