Auge de la oposición

BBVA, Mapfre... La 'caída' de RT Erdogan en las urnas puede catapultar a Turquía

La economía turca, que une Europa con Oriente Medio, dejó de ser invertible para la mayoría de empresas y fondos pero la posibilidad de un cambio de 'régimen' abre la puerta a la esperanza de recuperación.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, durante un acto de campaña esta semana.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, durante un acto de campaña esta semana.
Ak Party Office vía Europa Press

Turquía es un 'no tocar' para la mayoría de inversores profesionales y empresas occidentales desde que hace algunos años. En concreto, desde que el actual presidente, Recep Tayyip Erdogan, dio un golpe de mano para modificar el sistema político del país del parlamentarismo al presidencialismo en 2017, blindó su poder y gobierna a su antojo sin contrapesos de ninguna clase. La posibilidad de que esto cambie a partir de este domingo, con la celebración de elecciones generales, está creciendo después del cierre de filas de la oposición, de izquierda a derecha, para poner fin a su etapa en el poder de casi tres décadas: una como alcalde de Estambul, otra como primer ministro de sucesivos y la última como presidente.

La concentración de poder en su figura tras el referéndum de 2017 fue una señal de alarma entre sus críticos dentro y fuera del todopoderoso Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP). Los temores se hicieron realidad cuando decidió nombrar a su yerno, Berat Albayrak, como responsable de la política económica del país en 2018. A partir de entonces emprendió una purga entre los economistas del país para hacerse con el control del banco central turco y dictar sus decisiones. Las sucesivas crisis y episodios de inestabilidad le llevaron a cesar a su familiar del cargo a finales de 2020, pero lo mantuvo como asesor de cabecera en la sombra.

Un devaluación sin freno de la divisa

Los resultados de la gestión de Erdogan han sido desastrosos. La lira turca ha perdido tres cuartas partes de su valor en los últimos cinco años, pasando de cotizar en apenas 5 liras por euro en 2018 a cerca de 22 unidades ahora, el nivel más bajo de su historia. Junto a este proceso correctivo al que se ha visto arrastrada la economía de Turquía, el país afronta unos proceso de hiperinflación más duros del planeta -su inflación ha llegado a superar el 85% en tasa anual-, solo superado por Argentina y Zimbaue. Bajo su presidente, el Banco Central turco ha asistido a sucesivos relevos en la presidencia después de llevar los tipos de interés al 25% entre 2018 y 2019, bajarlos por debajo del 10% al inicio de la pandemia y elevarlos a cerca del 20% a finales de 2021 para volver a bajarlos al 8,5% después en plena ola inflacionista.

"Los bonos turcos podrían ser una operación muy rentable si Erdogan pierde", según Vanguard

Al empobrecimiento generalizado de la población le ha seguido un aumento de la desigualdad en un país clave para el comercio mundial, que se ha convertido protagonista de la guerra de Rusia en Ucrania por su doble papel como miembro de la OTAN, la alianza occidental, los lazos estrechos de Erdogan con el presidente de Rusia, Vladimir Putin,  y la etiqueta de 'puerto seguro' para los oligarcas rusos desterrados de Occidente por las sanciones contra los intereses del Kremlin. 

El desgaste en la población turca por la crisis económica bajo su presidencia vuelve a poner el foco en las encuestas electorales previas a la cita del domingo. Pese a que se consideran clandestinas, algunos medios elaboran las suyas y dan como ganador al candidato de la oposición. Según los resultados del sondeo Eurasia Researcha para Rudaw y otros que elabora Hurriyet, la elección presidencial para este domingo estaría liderada por Kemal Kiliçdaroglu con el 50,9% de los votos, seguido de Recep Tayyip Erdogan con el 43%. En segunda vuelta, la diferencia se ampliaría al 54,3% frente al 45%. Hay otros indicadores más evidentes de que los vientos electorales no marchan bien para el presidente. Por sorpresa este martes, Erdogan anunció una subida de los salarios de funcionarios y empleados públicos del 45% en un claro intento por recuperar terreno ante su rival.

¿Cambio de sentimiento inversor?

La presencia de BBVA en el país le ha convertido en el mayor inversor extranjero en el país en estos años después de que se lanzase a comprar la totalidad del banco Garanti a finales de 2021 después de vender su filial en EEUU. Pese al descenso de la lira, la entidad que preside Carlos Torres ha logrado reducir al mínimo las pérdidas millonarias de su inversión en el banco turco después de que su cotización se haya duplicado desde el precio al que compró en la opa. 

La presencia del banco azul en el país se remonta a 2010 cuando realizó su primera compra de acciones y pese a la situación de hiperinflación -que le obliga a contabilizarlo con normas contables especiales NIC 29- parece tener bajo control su negocio en Turquía, como quedó patente en los resultados del primer trimestre presentados la semana pasada. Su inversión en términos brutos, saneada en los últimos ejercicios antes de la opa, ha llegado a los 9.700 millones de euros.

No es la única empresa española con fuertes lazos con la economía turca. Mapfre, que cuenta con un amplio negocio en el país desde que en 2007 se hizo con la aseguradora Genel Sigorta por 285 millones y se incrementó en 2012 con Genel Servis en el ramo del automóvil. En el primer trimestre de 2023, la empresa española registró un impacto negativo de 77 millones de euros en sus cuentas por los costes extraordinarios del trágico terremoto en Turquía. Por su parte, Técnicas Reunidas tiene a uno de sus mayores clientes (Rönesans) y proyectos en marcha en el país con una inversión prevista de 1.000 millones. No obstante, debido a la severa caída de la divisa, la aportación turca al negocio y rentabilidad se ha ido reduciendo paulatinamente en la cuenta de resultados de las tres compañías.

Vanguard mira con otros ojos

Conforme se acercan las elecciones, y en un giro sorprendente en el ánimo inversor sobre Turquía, la firma estadounidense Vanguard Group, uno de los pocos grupos que hacen sombra Blackrock a nivel global, ha mostrado un creciente interés en el mercado de bonos turcos, que estaba en cuarentena desde hace tiempo. La gestora ha dado un señal de optimismo, según confesó Nick Eisinger, director de renta fija activa de mercados emergentes en Vanguard, en una entrevista con Bloomberg. 

La gestora administra más de 7 billones de euros en activos en todo el mundo. "Los bonos turcos podrían ser una operación muy rentable si Erdogan pierde", aseguró al tiempo que también advirtió que si gana todo seguirá mal y a peor por el control político que ejerce Erdogan en el banco central y sus políticas populistas. Subir los salarios públicos en un 45% a pocos días de las elecciones parece otra de las decisiones sin medida que ha tomado en los últimos años. 

Según datos de Bloomberg, los inversores extranjeros han retirado más de 60.000 millones de dólares de los los mercados de bonos y acciones de Turquía desde 2018, al mismo tiempo que han reducido el valor de activos denominados en liras a mínimos históricos, sobre todo, por el propio colapso de la divisa.  La posibilidad de un cambio de gobierno en el país podría reactivar, de repente, el interés de los grandes inversores internacionales en una economía estratégica para Europa, que en los últimos tiempos se ha situado en la órbita de la Rusia de Putin.

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