Subida del 850% 

El Estado y Santander sacan petróleo en Lleidanet ante su salida a bolsa en EEUU

SEPI, Enisa y el banco de Ana Botín controlan un 21% de las acciones, valoradas en 31 millones de euros, como herencia de una inversión de un fondo conjunto del capital riesgo en 2007.

El equipo directivo de Lleidanet en el debut en la Bolsa de París en 2018.
El equipo directivo de Lleidanet en el debut en la Bolsa de París en 2018.
Lleidanet / Archivo

Es la estrella de la Bolsa española en 2020. Los paneles de cotización registran una subida acumulada del 850% en su casillero bursátil desde que comenzó el año de la pandemia. Lleida Networks, la tecnológica especializada en certificación legal por email y SMS, se ha subido a una ola alcista en bolsa con el boom de su negocio digital por la pandemia del Covid-19 y sus planes para salir a cotizar en el mercado OTCQX de EEUU.

Las acciones de la operadora de telecomunicaciones han pasado de cambiarse a 1 euro al cierre de 2019 a 9,5 euros al cierre del 1 de septiembre. De este modo, la valoración de Lleida Networks Servèis Telemactics se ha disparado de 16 a 150 millones de euros en un momento de frenesí bursátil que ha llevado a la empresa a rotar en compraventas de acciones el equivalente a más del 100% del capital. 

Lleidanet avanzó a finales de julio sus cifras de negocio del primer semestre con un aumento interanual del 29% en sus  ventas, hasta 7,8 millones de euros, mientras que su beneficio antes de impuestos creció un 47%, hasta 341.000 euros. El detonante de la subida en bolsa, más allá de las expectativas de su negocio, tiene fecha. La operadora que fundó y preside Sisco Sapena afronta el próximo 14 de septiembre una Junta General de Accionistas (JGA) para aprobar su debut en Wall Street.

El OTCQX será su tercer mercado cotizado tras su debut en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) en España en octubre de 2015, o en el Euronext Growth francés en diciembre de 2018. En esa reunión se verán las caras los accionistas de la empresa catalana con los bolsillos llenos de plusvalías. Sapena controla el 38% del capital pero está acompañado por un grupo de gigantes que tienen algo más del 21% del capital a partes iguales: la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Enisa y Banco Santander.

Las tres firmas heredaron la participación del antiguo fondo de capital riesgo Banesto Enisa Sepi Desarrollo, que entró en 2007 con el 30% del capital con una valoración entonces de apenas 1,2 millones de euros, un puñado de céntimos por acción en comparación con los 9,5 euros en que cotiza en bolsa Lleidanet en la actualidad. En 2012, el vehículo renovó su presencia en la empresa y en 2015, tras la salida a bolsa, redujo su participación.

Tanto para el Estado (Sepides y Enisa) como para Santander, las acciones de Lleidanet son pura plusvalía después de casi trece años como inversores en ella. En 2018, la disolución del fondo provocó que cada una de estas sociedades se quedará con su parte del 7,1% del capital y pasasen a ser accionistas directos de la empresa, aunque prácticamente habían olvidado su presencia en la compañía hasta que se ha producido el actual boom bursátil. Toda una alegría en 2020 ante el lúgubre escenario del resto de su cartera.

Cántabro Catalana de Inversiones, la sociedad del Santander, tiene 1,13 millones de títulos valorados en 1,5 millones en 2019 tras realizar un ajuste negativo de 500.000 euros después de la entrega de las acciones del fondo que gestionaba el antiguo Banesto. Ahora, en cambio, esos títulos valen diez veces más. Sin embargo, el coste de adquisición inicial apenas llega a los 0,1 euros por acción según los términos de la inversión que realizó en 2007. De hecho, Enisa declaró en sus cuentas de 2018 la incorporación de ese mismo paquete de acciones de Lleidanet con una anotación de de 127.000 euros, a razón de 0,11 euros. Con esta referencia, sus plusvalías acumuladas se disparan al 8.500%, es decir, más de 85 veces lo invertido.

Tres cuartos de lo mismo ocurre con el 7% del capital en manos de SEPI Desarrollo Empresarial (SEPIDES). Es el cuarto mayor socio de la empresa por delante de la firma de inversión francesa Eiffel Investments, que controla alrededor del 5% del capital desde que Lleidanet salió a cotizar en la Bolsa de París a través de Euronext. En total, estos cinco institucionales mantienen alrededor del 60% de la compañía frente a un free-float (porcentaje de acciones que cotizan libres en bolsa) del 36%, excluyendo el 4% de autocartera que declaró la empresa en sus últimas cuentas.

Impacto del OTCQX

La decisión de cotizar en EEUU surge de la necesidad de ganar visibilidad para su negocio y liquidez para sus accionistas. Lleidanet, con una facturación cercana a los 20 millones de euros anuales para 2020, salta el charco con 200 patentes bajo el brazo de sus sistemas de certificación y notificación digital por email y SMS. En Wall Street se medirá con gigantes de la talla de Docusign, que capitaliza 50.000 millones de dólares con unas ventas estimadas para este año de 1.000 millones.

El mercado OTCQX está especialmente diseñado para compañías extranjeras que no desean emitir ADRs o cotizar de forma directa en suelo de EEUU, cuyas obligaciones regulatorias y costes se multiplican. En este nuevo mercado del OTC -conocido por el segmento pink en el que cotizan empresas con regulación laxa-solo buscan dar acceso a inversores estadounidenses a sus acciones de origen en Europa o Asia. 

Según datos de ese mercado bursátil, las empresas que comenzaron a cotizar allí vieron aumentar su liquidez bursátil en origen en un 26% de promedio, sus acciones subieron un 128% de media y el número de accionistas se duplicó. Grandes multinacionales europeas y británicas como la aerolínea EasyJet, la tabaquera Imperial Brands, la firma deportiva Adidas o la química BASF cotizan allí junto a una empresa española: la petrolera Repsol.

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