Tensión en la deuda

Por qué los mercados emergentes se ven menos vulnerables a un 'taper tantrum'

Es la gran tendencia del mercado y la gran preocupación: el alza espectacular de la rentabilidad del mercado de bonos por las ventas asociadas al temor de la inflación por ese sobrecalentamiento.

La Reserva Federal de EEUU se enfrenta a nuevos problemas
La Reserva Federal de EEUU se enfrenta a nuevos problemas
EFE

A pesar de que la pandemia ha frenado la recuperación económica en los últimos meses, la combinación de una mejora en las perspectivas de salud pública y un importante estímulo fiscal lleva a esperar que el crecimiento de Estados Unidos se reactive bruscamente este año. Eso ha generado un movimiento al alza espectacular en el mercado de bonos, debido al temor a que se dispare la inflación por ese sobrecalentamiento. De ahí a la duda a que se produzca un tapering acelerado en el país norteamericano.

El gasto neto del gobierno podría impulsar el crecimiento del PIB real de los Estados Unidos a más del 7% en 2021. Los 900.000 millones de dólares de estímulo aprobados en diciembre están diseñados para filtrarse rápidamente en la economía, y también deberían ayudar a salvar la brecha entre la debilidad económica a corto plazo y una mejor perspectiva de salud pública más adelante en el año.

La clave de la incertidumbre que queda es el impacto que estos cambios de política tendrán a largo plazo. “Los detalles de cualquier paquete de infraestructura dictarán cualquier aumento de productividad o de la oferta de mano de obra, y estos factores, así como cualquier cambio en los impuestos que se pueda aprobar en el Congreso, impactarán en el crecimiento a largo plazo y en las perspectivas de déficit de Estados Unidos, aunque todavía vemos limitadas presiones inflacionarias a corto plazo, un mayor estímulo fiscal aumenta los riesgos de inflación a largo plazo, particularmente dado el deseo de la Reserva Federal de tolerar una mayor inflación”, apuntan la responsable de políticas públicas de PIMCO, Libby Cantrill y las economistas Tiffany Wilding y Allison Boxer.

Con este telón de fondo, gran parte del debate se centra en las políticas monetarias y en cuándo puede retirar la Fed sus estímulos (tapering) y cómo puede afectar eso a los mercados emergentes, que son más sensibles a los movimientos del país estadounidense como ya se ha observado en otros momentos del pasado.

De hecho, los mercados financieros del mundo emergente sufrieron una inestabilidad a principios de enero. Esto fue consecuencia de la tardía "ola azul" de las elecciones estadounidenses, que parecía despejar el camino para un gran estímulo fiscal y provocó ventas en el mercado de bonos soberanos americanos (Treasuries).

El brote de volatilidad recordó famoso taper tantrum (fuertes caídas en los mercados tras la retirada de estímulos monetarios) que sacudió los mercados emergentes en 2013. “El temor a que se repita, a medida que la economía estadounidense se recupera, se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los inversores”, expone David Rees, economista senior de mercados emergentes de Schroders.

El experto sigue siendo relativamente pesimistas en cuanto a las perspectivas de política de la Reserva Federal (Fed). “Prevemos que no habrá subidas de los tipos de interés en los próximos tres años, y que la reducción de las compras de activos como parte de la relajación cuantitativa no comenzará hasta la primavera del año que viene”, comenta.

Aun así, merecería la pena tener en cuenta las repercusiones en los mercados emergentes si la mejora de la economía estadounidense lleva a la Fed a retirar su política de apoyo extremo antes de lo previsto, comenzando con la reducción de sus compras de activos este año.

Rees considera que una repentina sacudida al Treasury podría desencadenar un periodo de aversión al riesgo mundial y los activos de los mercados emergentes se verían sin duda presionados. “El aumento de los tipos sin riesgo como consecuencia de una nueva venta de bonos del Tesoro americano a 10 años frenaría el entusiasmo por los activos de riesgo, como los de los mercados emergentes”, asegura.

Sin embargo, la mejora de los fundamentales macroeconómicos sugiere que los mercados emergentes se recuperarán más rápidamente que en 2013. Un factor que da más tranquilidad sobre la base.

La explicación a las sacudidas en enero

Los candidatos del Partido Demócrata se aseguraron la victoria en dos elecciones de segunda vuelta en el estado de Georgia, lo que dio a la Administración de Biden un limitado control del Senado. La tardía "ola azul" parece haber despejado el camino para un sustancial estímulo fiscal.

Entonces, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años subió 20 puntos básicos hasta casi el 1,14% en una semana (el nivel más alto en un año, ahora está en el 1,42%) ya que la perspectiva de una recuperación económica más rápida, junto con el aumento de la inflación y la deuda, hizo que se especulara con la posibilidad de que la Reserva Federal tuviera que retirar su amplia política de apoyo antes de lo previsto.

La venta de Treasuries coincidió con el descenso de los mercados financieros de los países emergentes. “Esto despertó el doloroso recuerdo del Taper Tantrum de 2013, cuando el entonces presidente de la Fed, Ben Bernanke, sorprendió a los inversores al decir al Congreso que las compras de activos incluidas en el Quantitative Easing (QE) podrían reducirse”, destaca Rees.

Esto provocó una venta masiva de bonos del Tesoro estadounidense, que vio cómo los rendimientos nominales a 10 años subían unos 100 puntos porcentuales en el espacio de tres meses, mientras que los rendimientos reales se disparaban.

El temor a que la era del dinero fácil, que había impulsado la búsqueda de rendimientos y los fuertes flujos de entrada en los mercados emergentes durante los tres o cuatro años anteriores, estuviera a punto de terminar, hizo que los inversores huyeran y desencadenó una venta masiva en los mercados financieros.

“La renta variable cayó, los diferenciales de crédito se ampliaron y la presión en los mercados de divisas obligó a los bancos centrales de varios países emergentes a subir los tipos de interés para proteger sus cuentas de capitales”, concluye el experto de Schroders.

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