Acuerdos con GM y Apple

Goldman Sachs quiere salir de las tarjetas ante la creciente presión de los altos tipos

El incremento en el volumen de impagos derivado de la nueva política de tipos, la baja rentabilidad y el consumo de capital al que tiene hacer frente por los programas para terceros han llevado al banco a plantearse venderlos.

David Solomon, presidente ejecutivo de Goldman Sachs.
David Solomon, presidente ejecutivo de Goldman Sachs.
DPA vía Europa Press

Algo está cambiando en el espacio del crédito al consumo. Mientras Estados Unidos sigue mostrando una gran fortaleza en términos de crecimiento económico, con una expansión del PIB en el tercer trimestre del 4,9% en términos anualizados, hay algunas aristas que están sobresaliendo en lo relativo a la financiación al consumidor en las últimas fechas. Una situación que podría cuajar más, a medida que los tipos de interés se mantienen en una zona restrictiva.

El ejemplo de Goldman Sachs es el más representativo de todos. Y por doble motivo. En primer lugar, según publicaba recientemente 'The Wall Street Journal', la entidad planea deshacerse de su programa de tarjetas de crédito que opera para la automovilística General Motors. El banco habría informado a sus empleados de la división Platform Solutions, que trabajan en la tarjeta del fabricante de vehículos estadounidense, que iniciará el proceso de búsqueda de un nuevo emisor.

Cabe recordar que en el año 2020, Goldman Sachs adquirió la unidad de tarjetas de crédito de General Motors por 2.500 millones de dólares a Capital One Financial, lo que representó la segunda asociación de la firma financiera con un gran emisor de tarjetas de crédito. Pero ahora esta alianza podría hacer aguas.

Todo tiene que ver con la gran subida de los tipos de interés, que ha empezado a mermar todo el espacio del crédito. Las tasas de referencia se encuentran en el 5,5% desde el pasado mes de julio y ese nivel de restricción ya se hace notar en un espacio de gran alcance como es el de préstamos para la compra de vehículos.

Según un estudio de la Reserva Federal, los préstamos para automóviles son la tercera categoría de deuda pendiente de pago por parte de los estadounidenses, después de las hipotecas y los créditos estudiantiles. El aumento del precio del dinero ha provocado que en estos últimos años los costes para la adquisición de vehículos se hayan disparado.

De hecho, las tasas anuales efectivas (TAE) de los vehículos nuevos y usados alcanzaron unos niveles no vistos desde la crisis del 2008, según datos de Edmunds. Los intereses para la adquisición de automóviles ascendieron al 7,4% en el tercer trimestre del presente ejercicio y las de los usados avanzaron hasta el 11,2%.

¿Y esto qué efecto directo tiene en el consumidor y que, a su vez, es la fundamental razón por la que Goldman Sachs vira su estrategia? Los tipos más altos suponen ahora que los ciudadanos de Estados Unidos empleen cerca de 736 dólares al mes de cuota para la compra de un vehículo, tal y como se observa en los datos de Edmunds. Esto, como efecto colateral, amplía la posibilidad de que los impagos aumenten.

El pasado mes de junio la tasa de morosidad llegó al 14%, una cifra que es el doble que hace cinco años. Incluso, se trata del porcentaje más alto en los últimos diez años, por lo que las entidades bancarias tienen ya encendido el piloto de alerta para que no les pille una situación más grave de improvisto.

Cambio de la hoja de ruta con Apple

En este sentido, tal y como publica Wall Street Journal, la revisión interna del banco se produce tras la decisión de reevaluar su estrategia de los préstamos al consumo, vendiendo GreenSky con pérdidas y deshaciéndose de la mayor parte de su cartera de préstamos personales. Esta decisión supondría acabar la apuesta del banco en cuanto al espacio del crédito al consumo.

En segundo lugar, y una muestra de ello, según informaba la agencia de noticias Reuters, es que Goldman Sachs estaría replanteándose la posibilidad de poner fin a su asociación con Apple. Recordemos que la entidad había llegado a un acuerdo con la enseña de la manzana para comercializar un depósito y una tarjeta de crédito. Una alianza que no parece ser especialmente fructífera, ya que provocó 1.200 millones de dólares de pérdidas para Goldman Sachs el año pasado.

La agencia de noticias explica que la cuenta de ahorro de Apple, a pesar del escepticismo inicial, “consiguió atraer rápidamente miles de millones en depósitos, lo que causó preocupación entre algunos ejecutivos de Goldman debido a los elevados saldos que podrían complicar una posible separación de Apple”. Si la asociación se trasladara a otro banco, Goldman Sachs podría necesitar una financiación de alto importe en el último momento.

Asimismo, se mantiene el debate de que la firma liderada por Tim Cook asuma más responsabilidades en la asociación. Entre todas, se encuentran proposiciones para que se convierta en el prestamista de los nuevos gastos y emisiones de tarjetas de crédito, mientras Goldman gestiona los préstamos existentes. Sin embargo, desde la empresa se habría negado oficialmente que esta propuesta esté encima de la mesa.

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