Perspectivas positivas

El 'high yield' de los emergentes toma carrerilla al inicio de la recuperación

Estos bonos han proporcionado un 1,9% de rentabilidad total en lo que va de año, a pesar del difícil entorno de aumento de los rendimientos en EEUU, mientras que los de grado de inversión han perdido un 3,4%

Apetito por los emergentes: las gestoras ven oportunidades en el largo plazo
El 'high yield' de los emergentes toma carrerilla al inicio de la recuperación
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En lo que llevamos de año, los bonos 'high yield' de mercados emergentes han proporcionado una rentabilidad media del 1,9% frente a la caída del 3,4% en los de grado de inversión y esto, pese al difícil entorno, con el aumento de los rendimientos en EEUU. Las perspectivas para este mercado también se muestran positivas de cara al segundo semestre, a medida que vaya avanzando el ritmo de vacunación, finalicen los bloqueos a nivel local y la economía vaya recuperándose del golpe de la pandemia. Otra de las claves puede estar en el respaldo que pueden llegar a ofrecerles los organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, en forma de financiación sin condiciones. 

En general, este ejercicio se había puesto de cara para la deuda de los emergentes. El debilitamiento del dólar, la recuperación de la pandemia y una política exterior estadounidense más acomodaticia bajo el mandato de Biden y desde la Reserva Federal (Fed) se han sumado a sus puntos fuertes tradicionales, como el el acceso al crecimiento económico, la ventaja de la rentabilidad relativa y las sólidas historias de emisores ascendentes. Sin embargo, en el caso de los bonos soberanos y de los de grado de inversión, su rentabilidad ha sido inferior a la esperada por el mercado porque el aumento del interés de los 'treasuries' estadounidenses -por el miedo a un sobrecalentamiento de la economía y a que la inflación se descontrolase obligando a actuar a la Reserva Federal- les ha perjudicado. 

De cara a la segunda mitad del año, la inflación de estas economías debería normalizarse tras el repunte impulsado por el rally de las materias primas, el encarecimiento de los alimentos y la volatilidad de las divisas. Su recuperación llegará, de media, más tarde y sus bancos centrales también podrían empezar a ajustar los tipos en 2022. Desde UBP (Union Bancaire Privée) consideran que con un telón de fondo favorable, los bonos de los mercados emergentes deberían seguir rindiendo durante los próximos meses mientras continúe la recuperación económica, la apreciación de las materias primas y la búsqueda de rentabilidad. 

"Sin embargo, si la inflación se dispara debido a factores que pesan sobre el crecimiento económico, como la cadena de suministro de chips semiconductores y los mercados laborales, esto podría ser un viento en contra para los bonos", advierten. Así y dado que espera que el rendimiento de los bonos estadounidenses a 10 años suba cerca del 2% este año, si el alza se produce demasiado rápido podría presionar de nuevo a los bonos de los mercados emergentes y exponer las vulnerabilidades de los emisores de menor calificación, ya que los costes de financiación aumentarían y la sostenibilidad de la deuda se vería afectada.

La clave de la acción del FMI

Las comparaciones han mostrado un mejor desempeño de los bonos de alto rendimiento dado que, como recuerda Alejandro Arévalo, gestor de fondos de Jupiter AM, el índice soberano -que tiene mucha más duración que el índice corporativo- perdió un 5% en su punto más bajo en marzo, y el crédito de grado de inversión se hundió un 1,9%, mientras que el crédito de alto rendimiento se mantenía en territorio positivo. La coyuntura parece propicia para que esto último siga siendo así, sobre todo gracias al respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El organismo capitaneado por Kristalina Georgieva ha proporcionado financiación sin condiciones a 78 países emergentes y en desarrollo. Estos préstamos del FMI relacionados con la pandemia han alcanzado los 109.600 millones de dólares a finales de mayo. De ellos, el 77% eran Instrumentos de Financiación Rápida (IFR) y Facilidades de Crédito Rápido (FCR) sin condiciones. Desde Vontobel AM ponen en valor cómo pese a que los países con rentas medias y bajas solo recibieron un tercio de esta cantidad, fueron los más beneficiados en términos de PIB. 

En agosto, la Junta de Gobernadores del FMI aprobará una nueva asignación de 650.000 millones de dólares de los Derechos Especiales de Giro (DEG) a todos sus miembros, cuyos bancos centrales podrán recibir los fondos poco después. En conjunto, los países de rentas bajas recibirán un impulso equivalente al 1,9% del PIB a través de estos activos en forma de reservas de libre disposición, que equivalen a una subvención; los países de rentas altas recibirán alrededor del 0,8% del PIB. Además, los líderes del G7 han pedido al Fondo que que presente una propuesta para reasignar 100.000 millones de dólares -de los 437.000 millones que recibirán los países de rentas altas- a los países más vulnerables.

El FMI está considerando la posibilidad de reasignar algunos de estos recursos a través del Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (PRGT), lo que podría duplicar fácilmente los DEG que llegan a los países de renta baja. El impacto positivo en los países de rentas bajas podría ser enorme si esto se materializa. "Sin embargo, no es realista esperar que estos países tomen prestada una cantidad tan grande del FMI", advierten desde la gestora suiza. En cualquier caso, un estímulo de este tipo -aunque no se llegase a esa cantidad máxima- proporcionará, según sus analistas, un apoyo adicional a la continua rentabilidad superior de los bonos de alto rendimiento de los mercados emergentes en la segunda mitad de 2021.

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