Séptima ronda de negociaciones

La beligerancia de Londres ante el Brexit enfría el apetito por euro y bolsa

Es necesario que haya algún tipo de acuerdo entre Downing Street y Bruselas antes de mediados de octubre para que pueda tramitarse en fecha y evitar, así, la salida desordenada próximo 31 de diciembre.

La beligerancia de Londres ante el Brexit enfría el apetito por euro y bolsa
La beligerancia de Londres ante el Brexit enfría el apetito por euro y bolsa
Pixabay

Mala evolución de la pandemia de coronavirus en Europa, incertidumbre en Estados Unidos (y el resto del mundo) por el resultado de las próximas presidenciales del 3 de noviembre en Estados Unidos y la tensión a flor de piel entre Washington y Pekín. A este cóctel vuelve a añadirse el ingrediente 'extra' del Brexit que ha empachado a los inversores y les deja sin apetito por el riesgo... ni por el euro. Londres y Bruselas inician este martes su séptima ronda de negociaciones para evitar un Brexit 'duro' y a fuerza de no querer ceder en sus posiciones se van quedando sin tiempo.

Hay actores del mercado que ven en la beligerancia de Boris Johnson una táctica para agilizar las conversaciones, sobre todo a raíz de la aprobación de la Ley de Mercado Interno por parte del Parlamento británico que pone en duda varias disposiciones del acuerdo del Brexit firmado con Bruselas, incluido el protocolo para proteger los 'Acuerdos del Viernes Santo' en el Úlster. La nueva legislación pretende garantizar el libre comercio entre las cuatro naciones de Reino Unido, algo que obliga a anular parte del tratado de retirada firmado con los Veintisiete. El Gobierno de Johnson asegura que la nueva ley supone una "red de seguridad" para proteger la paz en Irlanda del Norte si fracasan las negociaciones con la UE.

Desde este martes y hasta el jueves, los negociadores vuelven a verse las caras en Bruselas y lo hacen casi sin tiempo. Es necesario que haya algún tipo de acuerdo antes de mediados de octubre para que pueda tramitarse en fecha y evitar, así, la salida desordenada próximo 31 de diciembre. El propio Johnson ya dejó claro que si no había acuerdo el 15 de octubre se cerrarían las conversaciones. Ese mismo día se celebrará un Consejo Europeo que debe analizar los avances o iniciar los preparativos para una marcha abrupta de los británicos.  

A finales de este año concluye el periodo de transición del que Reino Unido disfruta desde enero y las partes necesitan firmar un acuerdo comercial que regule sus relaciones comerciales a partir de entonces. Los vaivenes en sus negociaciones impiden al euro levantar cabeza y la divisa comunitaria acumula más de una semana de descensos frente a la libra: el cruce está fijado en el entorno de 0,904 unidades

Tampoco se descarta que, muy al estilo europeo, las negociaciones se prolonguen hasta el mes de noviembre e incluso diciembre, tal y como apuntan desde la consultora de análisis de mercados MacroYield. "Un Brexit sin acuerdo es lo último que necesitan las economías europeas en estos momentos, en los que la recuperación económica se ve claramente amenazada por los múltiples repuntes de casos de Covid-19 por toda la región, incluido el Reino Unido, donde la 'segunda ola' está siendo especialmente virulenta", explican. 

Es un hecho que la economía del Reino Unido ha tenido un rendimiento inferior al de sus socios de la OCDE desde 2016, cuando los británicos se pronunciaron a favor del 'sí' en el referéndum que dio el pistoletazo de salida al Brexit. En todo este tiempo, la incertidumbre en torno al proceso se han hecho sentir en el consumo y la inversión. Patrice Gautry, chief Economist en Union Bancaire Privée (UBP) alerta de que ahora y, después de un rebote del PIB británico en el tercer trimestre, el ritmo de recuperación podría desvanecerse en el cuarto trimestre, sobre todo ante el fin de muchas de las medidas de estímulo.

En UBP prevén una contracción del PIB británico del 12% este año, seguida de una recuperación del 6% en 2021 siempre que "por lo menos" se cierre algún tipo de acuerdo con la UE sobre los bienes comercializados. En principio, parece complicado, una vez que la UE amenazó la semana pasada con cerrar las conversaciones y llevar a Downing Street a los tribunales internacionales si no retiraba los aspectos de la Ley de Mercado Interno que van en contra de lo firmado.

No todo está perdido. En medio de la batalla por la nueva ley británica, ha trascendido que sus negociadores han realizado concesiones respecto a uno de los principales escollos que estaban complicado el proceso en los últimos meses: la pesca. Es un gesto pequeño, pero al fin y al cabo un gesto, puesto que en ámbitos como las normas de la UE en materia de ayudas estatales los británicos siguen sin ceder ni un ápice. 

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