Recesión o recuperación

Señales contradictorias en los mercados que están despistando a los inversores

El estratega de mercados de JPMorgan, Marko Kolanovic, señala algunos indicadores a tener en cuenta en las próximas semanas que desafían la lógica histórica por las divergencias entre bolsas y bonos.

Gráfico Wall Street portada 2x2 jueves
Gráfico Wall Street portada 2x2 jueves
Nerea de Bilbao (Infografía)

La falta de concordancia en los distintos mercados está despistando a los inversores. El clima económico es incierto. Por un lado, la subida de tipos para mantener a raya a la inflación debería enfriar la economía –como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia–, aunque se desconoce cuál sería su magnitud. En principio, si no se produce una excepción histórica, esto llegará. Pero, por otro, está la cotización de la bolsa y de los bonos, que apuntan a caminos muy distintos.

El S&P 500, índice de referencia de Wall Street, ha subido más de un 7% en lo que va de año, y ha despegado cerca de un 15% desde los mínimos de octubre del 2022 sobre los 3.577 puntos. Niveles que hacen plantearse a muchos expertos que lo peor podría haber pasado y que para otros, entre los que se encuentra la mayoría de la banca de inversión, la recesión no estaría en precio.

En cambio, el mercado de bonos sí está mandando otras señales. Después de producirse la inversión de la curva de tipos entre los bonos a 10 años y 2 años de Estados Unidos a su nivel más profundo desde los años 80 –suele ser un indicador de clara recesión económica–, ahora las letras del Tesoro estadounidense a un mes han superado el nivel del 5,5% de rentabilidad. Se trata de un porcentaje que no se traspasaba desde la crisis financiera del año 2008.

Las señales de los mercados son completamente contradictorias. Marko Kolanovic, estratega jefe de renta variable de JP Morgan, cree que la situación actual es para observarla con mucha cautela. “Las correlaciones normales son menos consistentes en estos momentos que en otras situaciones del pasado”, apunta.

"En general, seguimos viendo señales económicas líderes a largo plazo que apuntan a tiempos difíciles mientras el mercado hace suposiciones más optimistas. Un repunte basado en un puñado de acciones puede revertirse fácilmente", apunta el estratega. Es por eso que la entidad se inclina a considerar legítimas señales como “la inversión de la curva de tipos y la situación del crédito” como señales “poco fiables” para considerar que se puede abrir un “mercado alcista” en la actualidad.

Kolanovic expone que el repunte en la bolsa desde los mínimos, precisamente, ha llevado de la mano de un puñado de valores y que puede revertirse fácilmente. “Aunque la euforia de ChatGPT puede tener sustancia, la cuestión es si es suficiente para ser la base de un repunte del mercado en general... En la situación actual, la diferencia entre la rentabilidad trimestral ponderada por capitalización y la equiponderada pone de manifiesto esta distorsión extrema”, asegura el experto.

Es más, explica que idealmente, en un rally, a uno le gustaría ver una participación creciente, y señales cíclicas confirmándose, por ejemplo, pequeña capitalización frente a gran capitalización, cobre frente a oro, etc. En cambio, estaríamos ante exactamente lo contrario: el rally más estrecho con señales cíclicas que van en la dirección opuesta.

“Como ya se ha comentado, la naturaleza del rally bursátil presupone un aterrizaje suave, es decir, que los tipos a la baja que estima el mercado nos devolverán a un escenario de 'ricitos de oro' o Goldilocks (crecimiento estable, baja inflación y tasas de interés moderadas). Sin embargo, la historia de los ciclos alcistas no ofrece muchas esperanzas al respecto, ya que sólo dos de ellos en la era moderna produjeron un aterrizaje suave con cierto recorrido antes de la recesión: a mediados y finales de la década de 1980 y en 1994”, explica.

Mientras tanto, hasta ahora no habíamos tenido cifras de solicitudes que se dirigieran a la "zona de peligro" por encima de 250.000, por lo que, a pesar de una cifra de empleo decente, las grietas están empezando a emerger. “Es por eso por lo que vemos valor en permanecer infraponderados en la bolsa de Estados Unidos también a la luz de los riesgos en torno al techo de deuda estadounidense”, destaca.

“Un buen punto de partida para analizar los mercados es observar la probabilidad implícita de recesión, que se calcula comparando la caída típica de una recesión con la actual y, en este caso, las acciones de Wall Street y la UEM cotizan con un 34% y un 11% de probabilidad de recesión, mientras que la volatilidad de la renta variable es coherente con una probabilidad del 3%”, dice.

En el informe, el estratega jefe de JP Morgan comenta que otra forma de ver la desconexión de la valoración consiste en representar gráficamente la rentabilidad de la renta variable frente a algunos “datos blandos” y a las señales monetarias/de liquidez. “Esto muestra que las acciones están sobrevaloradas y han ignorado por completo otros indicadores adelantados, por lo que, en nuestra opinión, todas estas son motivaciones válidas para permanecer en la renta variable estadounidense y de la zona euro y añadir coberturas a más largo plazo en renta variable”, ahonda.

Esto sería especialmente cierto en un momento en que el impulso detrás del reciente repunte de la renta variable podría estar desapareciendo y la cuestión del techo de deuda de Estados Unidos podría convertirse en un viento en contra adicional para los activos de riesgo, dada la experiencia del 2011.

“Si bien reconocemos que, en aquel momento, las fuertes ventas de activos de riesgo debidas a la cuestión del techo de deuda estadounidense de agosto de 2011 se vieron amplificadas por la crisis de deuda del euro, sería difícil evitar al menos una modesta venta de activos de riesgo si esta cuestión llega hasta el final como en agosto de 2011”, concluye.

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