Tensión en la deuda pública

El Tesoro de EEUU y el español testean el aumento del riesgo tras la acción de Fitch

La rebaja de la calificación del mayor emisor del mundo ha provocado un visible incremento en las rentabilidades de la deuda pública, algo mayor que tras las últimas subidas de tipos de interés de la Fed y el BCE.

Un inversor observa un billete de 200 euros al trasluz.
Un inversor observa un billete de 200 euros al trasluz.
ECB vía La Información

La última subida de tipos de interés de la Reserva Federal (Fed) o el Banco Central Europeo (BCE) apenas inmutó a los inversores a la hora de exigir mayores intereses por la compra de deuda pública de largo plazo a países del área dólar o euro. Sin embargo, sí se ha movido de forma algo más visible tras la rebaja de Fitch, la advertencia a EEUU sobre el deterioro de su perfil crediticio. 

En este contexto, el Tesoro estadounidense que dirige Janet Yellen sale al mercado esta semana a recaudar más de 100.000 millones de dólares en subastas a largo plazo (3, 10 y 30 años). El objetivo supera las previsiones y supondrá emitir 19.000 millones de deuda nueva para las necesidades del Gobierno Biden. Las tres operaciones coincidirán en el tiempo con otras emisiones menores de países como España, que pagará la subasta de Letras más cara desde 2011 para conseguir financiación por valor de unos 5.500 millones de euros a 3, 6 y 12 meses.

El horizonte de rentabilidades de la deuda ha vuelto a empinarse varias décimas en  agosto. En EEUU, el interés del bono a 10 años se situaba en el 4,1% este lunes, cerca del máximo anual, el de 3 años en el 4,5% y el de 30 años alcanzaba el 4,3%. La curva sigue invertida con las T-Bills a 3, 6 y 12 meses por encima del 5,4%, es decir, que el inversor demanda 'contra natura' mayor recompensa a corto que a largo plazo.

Esto no está ocurriendo, o al menos no de forma clara, en el caso de la deuda europea en general o la de España, en particular. La rentabilidad de sus Letras a 3, 6 y 12 meses se encuentra entre el 3,6% y 3,7% en el mercado secundario, sus niveles más altos desde 2011, mientras que en el largo plazo, el bono a 10 años del Tesoro rinde algo más del 3,6%, cerca de su máximo de 2023. El coste medio de toda la deuda cruzará en julio el 2%, un 30% más que en 2022, aunque seguirá subiendo conforme el brazo financiero del Gobierno siga saliendo al mercado a refinanciarse.

Test al apetito de los inversores

Las emisiones de esta semana suponen test al apetito inversor por la deuda después de la reciente rebaja de rating de Fitch y las subidas de tipos de los principales bancos centrales, que han puesto un precio más alto a las emisiones soberanas. Ahora bien, ¿cuáles son los principales nombres que acudirán a la llamada de financiación de los estados? En el caso de EEUU, el mayor inversor en la deuda pública del Tesoro sigue siendo su propio banco central después de los estímulos masivos vinculados a la pandemia. Pero la Reserva Federal está ahora reduciendo su balance, no acude como antes a las subastas y eso tiende a elevar las rentabilidades de los bonos en los mercados secundarios.

 Según datos de Bloomberg, la Fed posee ahora algo más de 5 billones de dólares, el doble que antes de la pandemia, seguida de Japón con 1,1 billones, un 9% menos que antes de la pandemia y China con 846.000 millones, un 21% menos. Por su parte, Reino Unido ha aumentado su posición un 48%, hasta 666.000 millones y Bélgica en otro 62%, hasta 335.000 millones.  Luxemburgo, Suiza, Canadá, Islas Caimán e Irlanda completan el top 10 de países con más 'deuda USA' en cartera.

Por firmas financieras, como gestoras de activos de terceros inversores, Vanguard está a la cabeza en 'treasuries' con 458.700 millones de dólares, seguida de Blackrock con 308.000 millones, Fidelity (250.000 millones), el fondo de pensiones de Japón GPIF con 175.000 millones y las divisiones de gestión y banca de inversión de JPMorgan (132.000 millones) y Goldman Sachs (112.000 millones).

En el caso de España, el BCE sigue siendo el principal propietario de la deuda española a través del Banco de España con más de 410.000 millones de euros al cierre de 2022 en bonos y obligaciones, el doble que antes de la pandemia. Esto ha sido así por la puesta en marcha del programa PEPP y la continuidad del APP con los que el banco central ha comprado deuda pública en los mercados. La banca privada poseían alrededor de 153.000 millones, mientras que las aseguradoras tenían 73.720 millones, seguidos de fondos de inversión (19.000 M) y Administraciones Públicas (15.000 M), según las estadísticas gubernamentales.

Entrando en detalle, y con cifras agregadas, los 10 inversores financieros con más deuda pública española en  su cartera están encabezados por el fondo de pensiones de Japón (GPIF) con alrededor de los 18.000 millones de euros, algo más del 1% del total, lo que le convierte en el mayor inversor en esta categoría. Le sigue la gestora de activos de Caixabank, participada por el Estado, y la firma estadounidense Vanguard que está especializada en fondos indexados y ETFs con algo más de 10.000 millones cada una, según los datos recopilados por Bloomberg.

En cuarto lugar se encuentra Blackrock, la mayor firma de inversiones del mundo, con algo más de 7.300 millones. Quinto es la gestora de Banco Santander con 6.300 millones y la francesa de Credit Agricole (4.400 millones) ocupa la sexta plaza, por delante de Allianz (3.400 millones), Intesa Sanpaolo (3.300 millones) y BBVA AM (3.100 millones) y Sabadell Gestión (2.900 millones). Por cuenta propia, entre las entidades extranjeras, Generali (20.500 millones) se destaca por delante del también italiano Unicredit (14.400 millones), el galo BNP (9.800 millones), la aseguradora alemana Allianz (9.500), la gala CNP (9.400) y la italiana Intesa (8.600).

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