Guerra tecnológica

China echa otro pulso a EEUU y Europa con su amenaza sobre las tierras raras

El gigante asiático produce alrededor del 80% de las tierras raras que consume la industria de todo el mundo y el 88% de sus exportaciones van a parar a Japón, EEUU, Países Bajos, Corea del Sur e Italia 

EL presidente de China, Xi Jinping, en una reciente visita a Rusia / Kremlin
China echa otro pulso a EEUU y Europa con su amenaza sobre las tierras raras

Si está leyendo esta noticia a través de su teléfono inteligente le interesará el contenido. Ni China ni Estados Unidos parecen haber enterrado el hacha en su guerra comercial, económica y tecnológica. Pekín ha sacado otro as de la manga estos días, al amenazar con cerrar el grifo de las exportaciones de tierras raras, unos minerales que se emplean para la fabricación de muchos de los artilugios tecnológicos que nos rodean y que son esenciales en sectores como el de Defensa o el Aeroespacial....  también para producir el 'smartphone' que tiene entre las manos. 

El Gobierno de Xi Jinping no da puntada sin hilo. Este nuevo foco de tensión surge en un momento de escasez mundial de semiconductores, cuando gigantes como la taiwanesa TSMC (el mayor fabricante de chips) han dejado de suministrar estos componentes a las compañías chinas que, como Huawei, han sido consideradas una amenaza para la seguridad nacional por parte de Washington.

¿Qué son estas tierras raras y por qué son esenciales para la economía global? Se ha dado este nombre común a diecisiete elementos de la tabla periódica: lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio, lutecio, escandio e itrio. Su rareza radica en que, pese a que son bastante comunes en la naturaleza, no se encuentran en concentraciones altas ni en estado puro, sino que forman parte de óxidos o silicatos, lo que complica y encarece notablemente su extracción.

Pese a sus nombres, su uso está más que extendido en la tecnología de consumo habitual, en la producción de componentes electrónicos para vehículos eléctricos, motores e incluso en el armamento avanzado (en los aviones de combate F-35 de EEUU, sin ir más lejos). Sólo el latanio, el más conocido de todos ellos, se emplea para fabricar televisiones, lámparas fluorescentes, lámparas de bajo consumo, gafas... pero también en lentes de cámaras como las que incorporan los teléfonos móviles o los telescopios. 

En pequeñas cantidades el latanio consigue además que el acero sea más maleable y resistente y en forma de sales se usa incluso para el refino de petróleo. Otro de estos elementos, el cerio, se utiliza en la fabricación de vidrios, cerámicas, filamentos y células fotoeléctricas, mientras que el escandio permite la producción de luces de altísima intensidad.

El monopolio de China lo complica todo

China produce alrededor del 80% de las tierras raras que consume la industria de todo el mundo, lo que le da una enorme ventaja estratégica en relación a algunos de sus principales competidores. El 88% de sus exportaciones van a parar sólo a cinco países, según los datos a cierre de 2019 del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés): Japón (36%), EEUU (33,4%), Países Bajos (9,4%) Corea del Sur (5,6%) e Italia (3,5%). 

Con vistas a tratar de romper este monopolio, otras potencias han ido incrementando la inversión en la minería de tierras raras. Sin embargo, pese a que China ya sólo extrae el 63% de estos minerales, sigue dominando ampliamente su procesamiento, de forma que buena parte de las que provienen de otros países acaban enviándose allí. 

Este mismo viernes el gigante asiático anunció que prevé elevar la cuota de producción de estos minerales más del 27% en el primer semestre del año hasta alcanzar un nuevo récord. A través de un comunicado conjunto del que se hace eco la agencia Reuters, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China (MIIT) y el Ministerio de Recursos Naturales han fijado la cuota de producción minera de tierras raras en 84.000 toneladas de aquí a finales de junio. 

Esta medida serviría para paliar en parte el fuerte aumento de los precios que han provocado el incremento de la demanda de estos minerales por parte del sector tecnológico desde el inicio de la pandemia de coronavirus, pero también, y más recientemente, la amenaza de Pekín de reducir las exportaciones de tierras raras. 

El MVSI Global Rare Earth / Strategic Metals Index, que engloba a las veinte mayores compañías del sector, cotiza en máximos desde 2014. En concreto, acumula un avance del 218% desde el pasado mes de marzo, cuando los bloqueos y restricciones a nivel mundial para atajar el avance de la primera ola de coronavirus dispararon la demanda de tecnología en todo el mundo. 

La llegada de Biden no ha templado los ánimos

Según avanzó esta semana el Financial Times, el gobierno de Pekín habría puesto ya sobre la mesa un plan para imponer controles en la venta al exterior de estos minerales. Lo curioso de esa amenaza es que ha hecho pública después de que la segunda economía del mundo anunciase a finales de enero que flexibilizaría la regulación que prohíbe la inversión extranjera en los sectores de tierras raras y minerales radiactivos en la provincia de Hainan, en el sur del país, en una decisión que se interpretó como una señal de apertura de su economía. El objetivo de este medida es atraer inversión extranjera y tecnología para mejorar la cadena de producción a largo plazo, pero también para minimizar los costes medioambientales que tiene la extracción de tierras raras.

El hecho es que en todo este tiempo las relaciones entre las dos primeras economías del mundo no han mejorado. Tampoco con la llegada de Joe Biden al poder. El presidente estadounidense mantuvo una conversación telefónica con el líder chino el pasado 10 de febrero en la que descartó levantar los aranceles que pesan sobre las exportaciones chinas hasta que haya una revisión amplia de la estrategia comercial. Al mismo tiempo, la Administración demócrata estaría estudiando nuevas restricciones selectivas a las exportaciones de tecnología sensible a su competidor.

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