Celebración marcada por la Covid

China arranca el Año Nuevo del Buey con la retirada de estímulos en el radar

La mayor migración humana de la Tierra se ha visto afectada por las nuevas restricciones en las provincias del norte y su impacto en el consumo, si bien está previsto que la actividad industrial se acelere estos días

China engrasa su economía ante el Año Nuevo a golpe de industria y 'big tech'
China arranca el Año Nuevo del Buey con la retirada de estímulos en el radar
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China inicia las fiestas de su Año Nuevo Lunar, el del Buey de Metal, en un ambiente marcado a fuego por la pandemia de coronavirus. La que es tradicionalmente la mayor migración humana de la Tierra -en 2019 los chinos realizaron 3.000 millones de viajes en una sola semana para celebrar estas fechas tradicionales con su familia- no alcanzará ni siquiera los 1.500 millones de desplazamientos del año pasado, cuando Pekín peleaba con la primera ola de la crisis sanitaria. El impacto será evidente en sectores como el de la hostelería y el transporte junto con otras áreas de gasto discrecional. Sin embargo y ante las mayores restricciones, está previsto que la actividad industrial china se acelere estos días, en el inicio de un ejercicio en que el país se plantearía ya una retirada paulatina de su bazuca de estímulos fiscales y monetarios

La celebración del Año Nuevo tiene un especial significado para muchos de los 300 millones de trabajadores inmigrantes de China, puesto que es el momento en que hacen su viaje de vuelta a casa. A consecuencia de los nuevos brotes del virus que se han detectado desde enero, las autoridades han pedido a los empleados que permanezcan en sus fábricas en un momento en el que muchas de ellas están funcionando a pleno rendimiento. De hecho, varias de las principales ciudades industriales han ofrecido compensaciones a los empleados inmigrantes que hayan decidido quedarse (de entre 500 y 1.000 yuanes ó entre 64 y 128 euros). En una situación normal, las horas extra suelen pagarse tres veces mejor durante estas fiestas que el resto del año.

Las gestoras prevén que el avance trimestral del PIB chino refleje estas medidas excepcionales, si bien hay un cierto temor a que los cierres decretados en las provincias septentrionales de Hebei, Heilongjiang y Jilin puedan tener un impacto negativo en la actividad del primer trimestre. De acuerdo con las cifras publicadas por Pekín, de octubre a diciembre la economía china ya creció a un ritmo del 6,5%, superando incluso la expansión del 6% observada en el último trimestre de 2019, es decir, el país ya crece a niveles precovid cuando la tercera oleada del virus parece abocar a otras áreas del mundo, como la zona euro, a una nueva recesión. 

Son estas cifras las que han puesto sobre la mesa el debate sobre la retirada de los estímulos, que también ha empezado a calar en Estados Unidos, como muestra el reciente temor a un nuevo 'taper tantrum' como el vivido en el país en 2013. "Aunque los inversores pueden esperar una reducción del apoyo fiscal, esto no significa que China vaya a sufrir una desaceleración importante, sino que las condiciones financieras pasarán de ser acomodaticias a neutrales", apunta Nicholas Yeo, director de renta variable china de Aberdeen Standard Investments

Desde Bank of America explican que, si bien el debilitamiento del ciclo crediticio en el país asiático pesará sobre el "impulso" de su crecimiento, las reaperturas en EEUU y Europa fortalecerán el avance del PIB mundial y deberían proporcionar "una poderosa compensación". Además, los mercados se quedan con el mensaje de las autoridades que se han comprometido a no endurecer la política en relación con los tipos de interés con demasiada rapidez.

Este mensaje apunta a una cierta estabilidad que permitirá a las empresas seguir beneficiándose del dinero barato para capear los efectos de la Covid-19 en su negocio. El Gobierno de Xi Jinping y el Banco Central seguirían contando además con munición suficiente para salvaguardar la recuperación si ésta se viera comprometida, pero de momento, el hecho de que la segunda economía del planeta haya sido una de las pocas que ha conseguido avanzar en el último año da margen al Ejecutivo para aplicar políticas ortodoxas. Esto es importante porque reduce los riesgos de una eventual desviación fiscal.

La renta variable no ha sido ajena a la evolución más favorable de la economía china en el último año en relación al resto. Desde el 1 de enero de 2020 los mercados de renta variable chinos han superado a todas las principales regiones, con una subida del 45% en dólares, frente a 18% del índice S&P 500 y al 5% del MSCI Europe. A pesar de esto, "las valoraciones de las acciones de China siguen muy atractivas", asegura Kiran Nandra, gestor de Pictet AM

El experto explica que el índice de acciones MSCI China cotiza a 15 veces beneficios, con crecimiento del 25% en el beneficio por acción esperado por el consenso en cinco años, mientras que la bolsa estadounidense cotiza a 24 veces para un crecimiento esperado de los beneficios por acción del 10% en cinco años. "Es decir, que las acciones chinas proporcionan mucho mayor crecimiento con valoraciones mucho más baratas", señala.

La descarbonización de una economía cada vez más digital

En el más corto plazo, el consumo se convertirá en el termómetro para evaluar la salud económica del gigante asiático. Los nuevos hábitos surgidos a raíz del confinamiento han permitido brillar a las empresas de áreas como las compras por Internet y la atención sanitaria digital, como recuerda Dimitrios Nteventzis, gestor de fondos de MainFirst. Al mismo tiempo, el compromiso de su gobierno con la neutralidad de las emisiones de carbono para 2060 a través de su último Plan Quinquenal ha supuesto un espaldarazo para la energía verde. Las empresas chinas ya son líderes mundiales en la cadena de suministro de las renovables. Los fabricantes de aerogeneradores chinos representan el 26% de la capacidad mundial y los de baterías el 78%. Además, son responsables del 91% de la producción de placas de silicio para captar la energía solar.

Pero con el nuevo Plan, que entrará en vigor en marzo, el Presidente Xi pretende impulsar además la innovación y las nuevas tecnologías para reforzar la competitividad de China y redefinir su papel en el comercio mundial (centrándose en una mayor expansión de la digitalización y del comercio electrónico); así como reducir masivamente su dependencia de las cadenas de valor extranjeras en áreas estratégicamente importantes. Entre esas áreas destacan los semiconductores de cara a los avances en el 5G

El país produce actualmente alrededor del 30% de los chips para la industria de los semiconductores, mientras que el 70% se compra en el extranjero. En sólo cinco años, la proporción se invertirá: un 70% de producción nacional y sólo un 30% procedente del extranjero. "De este modo, China está tomando sistemáticamente el camino hacia un crecimiento de mayor calidad y más sostenible", ponen en valor desde DWS. En el último 'Focus On' elaborado por la gestora alemana explican que por cada punto porcentual de incremento en digitalización, China consigue elevar su productividad entre un 0,3 y un 0,4%.

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