Símbolo de las dificultades de Nueva York

El Empire State quiere ser relevante tras la pandemia en la era del teletrabajo

El viejo rascacielos, icono de la ambición del sistema capitalista, está en una lucha permanente para adaptarse a una realidad cambiante.

The Empire State Building light up in red and gold
El Empire State quiere ser relevante tras la pandemia.

El Empire State es como la espiga de un viejo tocadiscos. Las calles desde el mirador parecen los surcos de los que sale la música cuando la aguja se apoya sobre el vinilo y empieza a rotar. Es un edificio prominente en el perfil de Manhattan y el que mejor simboliza el carácter de una ciudad que siempre se supera. Durante los días más duros de la pandemia se iluminó de rojo y blanco como si fuera una sirena. Este 4 de julio, más de tres meses después de declararse se emergencia sanitaria, puso la guinda a la celebración del Día de la Independencia con fuegos artificiales.

El rascacielos más conocido del mundo se prepara a sus casi 90 años para operar en la nueva realidad que afronta la gran metrópoli tras el confinamiento. Es un reto enorme. El coronavirus tuvo un impacto tremendo en Nueva York. En el momento más intenso de la pandemia se registraron 850 hospitalizaciones en solo un día. Se atribuye en gran parte a la masificación de estructuras como el Empire, que funcionan como un pequeño barrio de 15.000 habitantes.

Es por eso que el imponente edificio de 102 pisos de altura es símbolo también de las dificultades que atraviesa la ciudad al iniciarse la tercera fase del proceso de reactivación. Desde el 22 de junio permite a sus inquilinos a volver a las oficinas, manteniendo la ocupación por debajo del 50%, llevando mascarilla y sometiéndose a controles de temperatura al entrar. En el lobby donde se espera a los ascensores hay pegatinas en el suelo indicando la distancia social.

Pero el edificio sigue prácticamente vacío. La ocupación no llega al 15%. LinkedIn opta en este momento por extender el teletrabajo. Es lo mismo que está haciendo el conglomerado que controla Calvin Klein, otro de los principales inquilinos del Empire State. Algunos de las compañías que tienen oficinas ya comunicaron al gestor del rascacielos que no volverán a la situación previa a la pandemia, porque trabajar en la sede central ya no tiene el mismo atractivo.

Es mucho más que entender cuándo será seguro volver a la oficina. Por primera, todo el mundo se pregunta por cómo el ambiente en un lugar de trabajo afecta a su salud. Rachel Gutter señala desde el International WELL Building Institute que usar desinfectantes para las manos "no debe ser la estrategia para la perpetuidad". Habla de introducir mejoras en los sistemas de ventilación para reducir el riesgo de transmisión de enfermedades o de adoptar tecnologías que eviten la fricción al interactuar en el espacio.

Este cambio de aptitud es un reto para un edificio que ya lucha por seguir siendo relevante. El rascacielos Art Decó lo vio casi todo en nueve décadas en Nueva York. Emergió en los años de la Gran Depresión, como símbolo de hasta dónde puede llegar la ambición capitalista. Las Torres Gemelas le arrebataron en los años 1970 el título de edificio más alto en la ciudad de Nueva York tras cuatro décadas de hegemonía. El cetro lo cedió después a la Torre de la Libertad.

Es el bisabuelo de los grandes edificios, como suele decir Anthony Malkin. Recientemente tuvo que adaptar su interior para contener la fuga de inquilinos que se mudaban a estructuras más modernas y poder recuperar su grandeza. El dueño ya hablaba ya hace una década de la necesidad de ofrecer una ambiente de trabajo más eficiente y saludable para ser competitivo. No lo planteaba solo como una oportunidad para adaptarse a los nuevos tiempos, era un motivo para subir el alquiler.

Los dueños del Empire State Building, el edificio más alto y conocido de la Gran Manzana, intensifican su campaña para evitar que a tan sólo dos manzanas se levante un nuevo gran rascacielos y seguir dominando así el "skyline" neoyorquino.
El Empire State quiere ser relevante después de la pandemia.

Getty

Entonces Malkin ya dijo que la reforma del rascacielos sería constante, no cada 30 años como se venía haciendo hasta que lo puso a dieta para reducir costes. Pero la pandemia va a cambiar para siempre el mercado de espacios para oficinas en Nueva York y otros centros de negocios. Como señalan los analistas desde Green Street Advisors, grandes compañías como LinkedIn, Coty o Expedia entienden que sus empleados se sienten mejor trabajando desde casa.

Esa tendencia se acelerará. Hay pequeños clientes, como la organización sin ánimo de lucro Human Rights Watch, que sin embargo considera que estar en el icónico rascacielos es un componente muy sólido para su reputación. Pero no son pocos los que se preguntan si tiene sentido seguir pagando tanto dinero en alquiler pudiendo operar sin una oficina central. Y eso que el precio en el Empire State es más atractivo que la media en Manhattan.

Las acciones de la compañía que gestiona el Empire State perdieron la mitad de su valor este año como reflejo de la incertidumbre. El observatorio fue en anteriores crisis su principal sustento, gracias a los millones de turistas que lo visitan al año. Le genera aproximadamente una quinta parte de los ingresos. Pero la pandemia forzó a cerrar una de las principales atracciones en Nueva York, que reabrirá a lo largo del verano, como los museos y otros lugares de entretenimiento.

Malkin está convencido de que superará también esta crisis. Pone como ejemplo el contrato que acaba de firmar con Starbucks para ocupar tres plantas. Confía en que el desarrollo de una vacuna y de un tratamiento contra el virus hará que todo vuelva a la normalidad. Pero antes deberá hacer frente a los problemas de liquidez que le crea los inquilinos que siguen yendo retrasados en los pagos de los alquileres debido a las dificultades económicas creadas por la pandemia.

Mostrar comentarios