OPINION

Pedrito, los Pablitos, Albertín y el parvulario del Congreso

sanchez e iglesias
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Europa Press

Quedan 24 horas. Un día. El martes, el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y el del PSOE, Pedro Sánchez, se plantarán ante el Rey Felipe VI para decirle que España no va a arrancar, que va a seguir parada, que va a vivir de espaldas a la realidad política y social, que importa un bledo la inestabilidad económica y que el terremoto del Brexit ya se resolverá, o no.

Pablo y Pedro le dirán al monarca que visto lo visto habrá elecciones el 10 de noviembre, salvo que un milagro les haga actuar como políticos con mayúsculas en las últimas horas. Que no son capaces de entenderse, que el egocentrismo les devora.

El cuento también vale para los máximos responsables de PP y Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, respectivamente, que han pensado también poco en el país y más en sus objetivos personales. Mejor mirarse el ombligo, que eso eleva la moral.

La escenificación de los últimos meses de los representantes de los principales partidos, en general, ha sido patética. Hombres y mujeres a los que se les supone visión de Estado que actúan como si estuvieran en un parvulario: no me llamas, no te llamo; no voy a verte, no te quiero ver; dame lo que me decías, ya no te doy nada; Santa Rita lo que se da no se quita...

Las encuestas dicen que poco cambiará el arco parlamentario tras unos nuevos comicios, si es que los hay. Si acaso, el PSOE subirá algo mientras Unidas Podemos recogerá el fruto de su penosa estrategia de negociación. El PP aumentará su apoyo tibiamente, en detrimento de Vox, mientras Ciudadanos se dará un baño de realidad, retrocediendo.

Eso es lo más probable. Dicen. Ahí está también el plan de unidad del centro-derecha, que quedará aparcado muy probablemente en un cajón.

Dentro del PSOE hay voces discrepantes con los planteamientos negociadores de Sánchez; dentro de Unidas Podemos, con los de su líder Iglesias; en el seno del PP, con los de Pablo Casado; y en Ciudadanos, con los de Albert Rivera, aunque cada vez menos porque los disconformes agarran la puerta y se van.

No sería descartable una reunión, hoy mismo, en el tiempo de descuento, para que PSOE y UP sienten las bases para que haya un ejecutivo, que a buen seguro será débil, pero será gobierno.

De lo contrario, en unas cuantas semanas, parvulario nuevo. Con parlamentarios y parlamentarias a los que parece que les molan las vacaciones casi eternas, trabajar poco y estar de recreo. Eso sí, cobrando la paga de papá.

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