La vicepresidenta es la española Emma Navarro

España exprime al BEI para la transición verde mientras espera el fondo de la UE

Ha financiado directamente proyectos por casi 1.000 millones en lo que va de año y puede ser una buena base para aprovechar las ayudas que deben llegar en 2021.

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EFE

A la espera del Fondo de Recuperación y su 140.000 millones en créditos y ayudas directas, el Gobierno de Pedro Sánchez ha estado exprimiendo al máximo otro de los organismos europeos subvencionadores de las inversiones para la transición ecológica, el Banco Europeo de Inversiones (BEI), centrado en financiar proyectos de menor cuantía a través de las entidades financieras españolas.  En lo que va de año y a pesar de la pandemia, España logró casi 1.000 millones en financiaciones directas para proyectos de infraestructuras y de economía verde, a los que se añaden otros 4.000 millones mas en proyectos financiados a través de líneas de crédito abiertas en la banca. 

Sólo en las últimas semanas ha repartido 95 millones de euros para que Barcelona regenere edificios e infraestructuras eléctricas, desarrolle espacios verdes y carriles ciclistas, 35 millones a Endesa para construir puntos de recarga de vehículos eléctricos, 600 millones a Iberdrola destinados a plantas fotovoltaicas y granjas de molinos de viento o más de 40 millones para un gigantesco campo de paneles solares en Andalucía.

Son proyectos que encajan a la perfección en la política de inversiones que el Gobierno quiere potenciar durante los próximos meses y años, para aprovechar el chorro de dinero que llegará del Fondo de Recuperación, en el que el Ejecutivo va a basar sus Presupuestos Generales para el próximo ejercicio. Y que incorporará en el plan de reformas que enviará justo en otoño, cuando lleguen los fondos del SURE, a Bruselas.

La vicepresidenta del BEI, la española Emma Navarro, confirma que son “ejemplos del compromiso del BEI con una recuperación verde en España”. En la institución financiera de la UE esperan que la línea de proyectos financiables se mantenga como hasta ahora, de forma que dentro de un año se puedan hacer complementarios los fondos del BEI con los que deben llegar del Fondo de Recuperación de la UE. Cabe recordar que, aparte de la aprobación del plan de reformas que España debe presentar en otoño en Bruselas, tanto las vías financieras del BEI como las del uevo Fondo europeo dependerán en gran medida de la viabilidad y calificación de los proyectos concretos que se presenten a la aprobación comunitaria. Es en este sentido en el que la actividad previa de España en el banco europeo puede servir de base a la hora de presentar las iniciativas a la lluvia de millones de Bruselas. 

Desde hace un año, justo con la llegada a la nueva presidencia de la Comisión de la alemana Úrsula von der Leyen y su ‘Green Deal’ de masivas inversiones medioambientales y para la transición ecológica, en el cuartel general del BEI en Luxemburgo apostaron por dar un giro a su marca. El ‘Banco de la UE’ se convertía en el “Banco climático de la UE”. Navarro insiste que en este nuevo rol, “el BEI prestará todo su apoyo a España financiando inversiones que ayudas a superar esta crisis y avanzar hacia una economía con pocas emisiones” contaminantes.

Si mucho se ha hablado en las últimas semanas y meses en Bruselas sobre un billón de euros, para el Fondo de Recuperación o el presupuesto de la UE, el BEI también pretende movilizarlo entre 2021 y la próxima década en préstamos, créditos y garantías para “inversiones que contribuyan a lograr los objetivos del Acuerdo de París” para limitar el aumento de la temperatura media del planeta a 1.5˚C con respecto a los niveles preindustriales. 

La niña bonita de la entidad

Aunque las cifras eran todavía bajas, el BEI lleva varios años incrementando sus inversiones en España destinadas a proyectos medioambientales y de transición energética. La crisis del coronavirus, la autorización de la UE para que aumente en 200.000 millones más de lo previsto su financiación a la economía real, la prioridad que a nivel comunitario se quiere dar a la lucha contra el cambio climático y el hecho de España e Italia sean los socios más beneficiados por los planes anticrisis de Bruselas, juegan a favor de la inversión climática en el país.

Antes del estallido de la pandemia, en la normalidad con la que se manejaban las ayudas europeas, el Banco Europeo de Inversiones ofreció 9.000 millones de euros durante 2019 para financiar proyectos en España. El 0,7% del PIB. Fue el segundo socio más beneficiado después de Italia y los fondos destinados a la lucha contra el cambio climático fueron los que más aumentaron, hasta casi alcanzar casi un 30% del total. 

Fueron unos 2.000 millones en partidas ‘verdes’ con hitos destacados por el BEI como los 240 nuevos trenes eléctricos de cercanías de Renfe, la construcción de plantas solares con el banco de inversión Natixis o el desarrollo de la mayor planta fotovoltaica de Europa, en Extremadura.

En paralelo, el ahora banco climático de la UE también canaliza, contribuye y garantiza los fondos del conocido como Plan Juncker de Inversión. En total, al margen de las tradicionales ayudas de cohesión, agrícolas, para juventud, programas de empleo o innovación, España ha obtenido de este EFSI (Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas, en sus siglas en inglés) financiación directa de 12.000 millones que esperan generar una inversión total de casi 60.000 millones. Sólo Francia e Italia han sido más beneficiadas, ni siquiera Alemania en términos absolutos recibió tanto.

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