Sin materia prima en la manufactura

EEUU sufre un gran atasco en la cadena de suministro y la recuperación peligra

La actividad industrial en los Estados Unidos se expandió el pasado febrero al ritmo más robusto en tres años pero la aceleración en el regreso a la actividad está provocando disrupciones en la gran industria.

Dos operarios de General Motors trabajan en una planta de Detroit en un modelo Chevrolet.
Dos operarios de General Motors trabajan en una planta de Detroit en un modelo Chevrolet.
Jeffrey Sauger (GM)

Cuando la pandemia golpeó la ciudad de Nueva York, la gente se lanzó en masa a comprar papel higiénico, desinfectantes y harina por miedo a una disrupción del suministro. Las compras de artículos en Internet se dispararon y el abrupto cambio en los patrones de consumo puso a prueba los servicios de entrega. Era solo el comienzo de una pesadilla logística que está frenando la recuperación de la industria manufacturara desde Nueva York a California, pasando por Mississippi.

Los datos siempre dan margen a la interpretación. La actividad industrial en los Estados Unidos se expandió el pasado febrero al ritmo más robusto en tres años. Es una de las lecturas más altas desde el máximo en mayo de 2004. El optimismo hacia la marcha de la economía se refleja en los comentarios de los ejecutivos en las presentaciones de resultados. Cinco son positivos por cada uno cauto. 

Timothy Fiore, que preside el grupo de expertos del Institute for Supply Management que elabora el índice de actividad industrial en EEUU, señala que la recuperación de la actividad económica se explica porque muchas empresas están logrando superar los obstáculos derivados de la pandemia, como el cierre temporal de líneas de producción para contener los contagios o el acondicionamiento de los establecimientos a la nueva realidad del distanciamiento social.

Es como si de golpe todo fuera bien para las fábricas en los EEUU. La demanda inesperada por muebles, electrodomésticos y otros artículos manufactureros es un fuerte viento de cola que sopla a favor para muchas de las industrias del país. Pero mientras tratan de elevar el ritmo de producción para atender la demanda gracias a los estímulos y a la reapertura de la economía, la cadena de suministro se estrecha y se les hace más difícil dar con componentes críticos. 

Es el principal reto al que se enfrenta las empresas industriales, como señalan desde Capital Economics. Los componentes que antes de la pandemia tardaban dos o tres días en llegar, ahora se demoran varias semanas o incluso meses. El caso más evidente es el de la industria de la automoción, por la escasez de componentes electrónicos. Y el problema no es menor, porque los fabricantes anticipan miles de millones de dólares en pérdidas de ingresos si la situación persiste. "Las cosas están fuera de control", admite Fiore al referirse a los comentarios que le hacen las empresas. 

Los suministradores locales y de terceros países se quejan de que no tienen recursos suficientes para producir. La encuesta de ISM muestra que este problema de escasez de componentes críticos va más allá de los semiconductores que equipan los coches, los ordenadores portátiles o dispositivos electrónicos como las consolas de vídeo juego y teléfonos móviles. 

Y el problema de suministro crece al ritmo que lo hace la demanda. Fiore lo atribuye a un cambio en el patrón de gasto. Se destina más dinero a comprar productores que fabrican las empresas manufactureras. Eso provocó que el consumo de bienes perecederos crezca a un ritmo mensual del 6% en el arranque de 2021, frente a menos de un 1% en los servicios. Las tormentas invernales, a su vez, congelaron durante semanas varios eslabones de la cadena, como el sector petroquímico en Texas. Este fuerte boom en la demanda cogió a su vez a las empresas por sorpresa. 

Al comienzo de la pandemia, muchas compañías redujeron la actividad porque sus clientes eran reacios a adquirir equipos y maquinaria. Ahora, de golpe, nadie quiere esperar. Y no solo es un problema dar con la materia prima y los componentes, también con empleados cualificados. Y al alargarse los tiempos de entrega, la carestía provoca a su vez un incremento muy rápido de los precios. 

Hay un problema adicional derivado del efecto combinado por la avalancha de pedidos por Internet y la rápida recuperación de la actividad en los centros de producción. Puertos como el de California están completamente atascados con contenedores repletos de mercancía a la espera de ser distribuida. La congestión se refleja perfectamente en los resultados de Nike, lo que lastró el incremento de las ventas. La marca Levi Strauss también indicó una situación similar. Los empresarios en la industria manufacturera se preguntan es si esta situación será sostenible durante mucho tiempo. La tensión, coinciden los economistas, persistirá mientras buena parte de los servicios sigan cerrados. 

Eso, a la vista de la progresión de la vacunación en EEUU y la reapertura de la economía, sería hasta como pronto el verano. El presidente Joe Biden, por su parte, firmó una orden ejecutiva para revisar la cadena de suministro de componentes esenciales. El problema, según Fiore, es que cuando se analiza la situación sector por sector y se baja dos o tres peldaños en la cadena de suministro, todos coinciden en que no encuentran a la gente que necesitan para trabajar. En ese caso, la escasez podría prolongarse hasta entrado otoño, cuando la gran mayoría de la población adulta estará vacunada en los EEUU y habrá menos miedo al volver al puesto de trabajo. Las empresas, en paralelo, siguen tomando precauciones.

La pandemia arrambló con 22 millones de empleos en el giro de un par de meses. Fue un golpe sin precedentes y de momento se logró recuperar la mitad. La Reserva Federal proyecta que la tasa de paro bajará al 4,5% para final de este año, lo que en buena medida significa que en nueve meses se logrará la práctica normalización del mercado laboral. El presidente de la Fed, Jerome Powell, advierte en cualquier caso del riesgo de ser complaciente en este momento. Powell evitó anticipar el impacto económico de la disrupción, que afecta también a otros países. Si dijo que espera que las empresas vayan ajustando sus cadenas de suministro. "Es muy posible que sigamos viendo emerger nuevos cuellos de botella y que se vayan resolviendo con el tiempo", indicó, "no será algo permanente. Llevará su tiempo". Lo cierto es que esta situación pone en evidencia las múltiples fuerzas que emergieron durante la pandemia.

Los analistas de PNC Financial, sin embargo, ven en esta situación de caos algo positivo. La reflexión es que esta disrupción es temporal y acabará beneficiando al sector manufacturero cuando se tienen en cuenta que ese incremento de la demanda con la reapertura de la economía va acompañado de un incremento de la inversión por parte de los negocios y un mayor crecimiento de la economía global. Hasta entonces, las empresas tendrán que apañárselas para atender los pedidos.

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