Con tecnología 3D

La crisis y el precio de la madera abren la puerta en EEUU a las 'casas impresas'

Una pequeña promotora de Long Island saca al mercado la primera vivienda construida con una gran impresora para aprovechar la subida de los costes en las materias primas usadas tradicionalmente.

La promotora SQ4D ha sacado a la venta la primera casa construida con impresión en 3D.
La promotora SQ4D ha sacado a la venta la primera casa construida con impresión en 3D.
SQ4D

La promotora SQ4D tiene apenas una docena de empleados. Opera en Long Island y ahí, en la localidad de Riverhead, acaba de construir una casa utilizando una enorme impresora 3D. Existen otras constructoras que utilizan la misma tecnología para dar forma a estructuras más pequeñas. Esta, sin embargo, es la primera que sale a la venta en los Estados Unidos y lo hace justo en plena escalada del precio de la madera, que está disparando el coste de la vivienda clásica.

"Tratamos de construir casas en la mitad de tiempo por la mitad de precio", afirma Kirk Andersen, mientras explica cómo funciona el sistema que utilizan. La impresora a gran escala se utiliza para el forjado y las paredes. Lleva un par de días completar la base e instalar todas las tuberías para el agua y la instalación de la luz. Las paredes de cemento inyectado parecen como líneas superpuestas de pasta de dientes o plástico, pero se pueden alisar si el nuevo dueño lo pide. La primera vivienda que acaba de salir al mercado tiene 140 metros cuadrados. Cuenta con tres dormitorios, dos baños y garaje. 

La mano de obra, señala Andersen, es mínima y el precio del cemento es mucho más bajo que el de la madera, que se utiliza para el techo. Y si consiguen que su técnica de construcción se abra camino en Nueva York, donde obtener los permisos de construcción no es nada fácil, esperan poder operar en mercados como California y Florida

El bajo coste es el potencial atractivo en una industria impactada por una tormenta perfecta. La pandemia dio un impulso inesperado a la demanda de madera, una materia prima clave para la economía de EE UU. Y al mismo tiempo sufre un problema de suministro, en parte por los incendios que castigaron el pasado verano en la costa del Pacífico. Esta tensión se refleja en un alza de los precios, que se dispararon un 170% en diez meses y eso eleva el coste de la vivienda. 

El confinamiento y el trabajo remoto provocaron que los propietarios se lanzaran en masa a renovar sus casas. La escapada desde las grandes ciudades a los suburbios en plena pandemia, con tipos de interés por los suelos, provocó a su vez que muchas familias se lanzaran a la compra de una nueva vivienda. Es una espiral que empezó a tomar cuerpo en agosto, cuando los mercados de futuros para la madera rompieron el récord de 2018, en plena batalla comercial. El precio de la madera no paró de subir y la National Association of Home Builders estima que está haciendo que añadiendo 24.000 dólares al coste medio de una vivienda unifamiliar. 

Y como señalan los promotores, esta situación está causando que la puesta en marcha de nuevos proyectos se retrase a la espera que llegue la madera a un mejor precio. A los incendios en Oregón y Washington se le sumó el impacto de las cuarentenas en la producción y distribución. 

El precio de la madera, además, está sujeto a los aranceles que se pagan en la frontera de EEUU como consecuencia de una disputa comercial con Canadá que dura desde hace décadas y que escaló durante la presidencia de Donald Trump. El republicano esperaba que elevando el muro con el vecino del norte, se hubiera potenciado la inversión en los madereros locales en Georgia, las Carolinas, Misisipi, Arkansas, Florida o Texas. Esa era al menos la lógica.

El negocio de la madera está controlado esencialmente por compañías canadienses como Canfor, Interfor o West Fraser Timber. La capitalización bursátil de estas tres sociedades se apreció más de un 300% desde marzo del pasado año. La Associated General Contractors of America presiona a la administración de Joe Biden para se fije como prioridad negociar un nuevo acuerdo con Canadá. "Mantener los aranceles daña a un producto necesario para revitalizar la economía", afirma Stephen Sandherr, el responsable. 

La misma voz de alarma la alza Chuck Fowke desde la NAHB. Los altos precios de la madera los ve como una “amenaza creciente para la vivienda y la economía”. Y al igual que defender el fin de los aranceles, pide que se presiones a los productores que suministren más madera en el mercado para atender la demanda. Explica que esta situación está provocando que muchas operaciones de compra no prosperen, pese a la demanda récord y los inventarios de vivienda en mínimos.

La vivienda de cemento impreso de SQ4D, como dice Andersen, tiene la ambición así de revolucionar una industria que dependen tradicionalmente de la madera y responder a las necesidades de potenciales propietarios que en las actuales condiciones del mercado tienen muy difícil, por no decir imposible, acceder a una vivienda de calidad a un precio asequible. "Solo tenemos que dar con la familia correcta", señala, "para empezar la historia".

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