Menos crecimiento, más inflación

Moncloa ultima otro recorte al PIB ante un shock de precios severo y persistente

El Ministerio de Asuntos Económicos está recopilando toda la información existente de los indicadores más recientes para terminar de cerrar el cuadro macroeconómico que acompañará a los Presupuestos de 2023.

Calviño
Moncloa ultima otro recorte al PIB ante un shock de precios severo y persistente
EFE

Un frenazo al crecimiento económico mayor de lo esperado hace apenas dos meses, en un escenario de crisis inflacionista más severa y prolongada de lo inicialmente previsto. Es el panorama que el Ministerio de Asuntos Económicos tendrán que trasladar al cuadro macro que acompañará al proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2023, tal y como adelantan fuentes al tanto de los trabajos que están llevando a cabo estos días los técnicos de la Dirección General de Análisis Macroeconómico, que cuelga del departamento que dirige la vicepresidenta Nadia Calviño.

En la sala de máquinas del Ministerio de Economía braman los motores. Los técnicos están trabajando a todo gas para incorporar en las previsiones los indicadores de actividad más recientes. Pendientes, sobre todo, del dato de inflación adelantado de septiembre que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) este mismo jueves, ya que el PIB del tercer trimestre no se conocerá hasta finales de octubre. Y recopilando a la vez información de los indicadores de alta frecuencia que ha seleccionado Calviño para medir la actividad diaria en base a referencias como los gastos con tarjeta bancaria proporcionados por los bancos, patrones de movilidad a partir de los datos de que disponen los operadores de telecomunicaciones, flujos de afiliación diaria a la Seguridad Social y otros indicadores de confianza o producción.

Fuentes conocedoras de los cálculos que están efectuando los técnicos del Ministerio avanzan que el Producto Interior Bruto (PIB) se revisará a la baja, especialmente para 2023, y que la referencia de inflación que utiliza el Gobierno (el conocido como deflactor del consumo privado, ya que la labor de realizar previsiones de inflación corresponde al Banco de España) se actualizará al alza, debido a que ahora se contempla un shock de precios más severo y persistente en el tiempo debido principalmente a los crecientes problemas de suministro de gas ruso hacia Europa y al endurecimiento de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo (BCE).

El Ministerio responsable de la actualización de las previsiones que aparecerán en el cuadro macroeconómico que acompañará al proyecto de Presupuestos de 2023 está ultimando esa revisión a la baja del PIB, en consonancia con el empeoramiento de las proyecciones de los principales organismos nacionales e internacionales. Para este 2022, el consenso de analistas sitúa el crecimiento previsto del PIB en torno al 4%, frente al 4,3% que recoge el Gobierno en el cuadro macro de julio, de modo que, en lo que se refiere a este año, la revisión será leve. Si bien para el próximo ejercicio las previsiones están más cerca del 2% e incluso por debajo, en contraste con el 2,7% que contemplaba el Ejecutivo hace dos meses, por lo que todo apunta a que el recorte en el PIB estimado para 2023 será más importante.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, empezó a abonar el terreno la semana pasada, cuando reconoció que el Gobierno está revisando las cifras del cuadro macro en los trabajos preparatorios del proyecto presupuestario. Aunque la decisión de tocar la previsiones es de Calviño, Montero pilota la negociación de los PGE y está al tanto de la actualización de las proyecciones. Y con este bagaje, la responsable de la política fiscal adelantó que la economía crecerá alrededor de un 4% este año (3 décimas por debajo de la previsión oficial vigente) y en torno a un 2% en 2023 (7 décimas menos). Se trata de rebajas leves que a ojos de la ministra no hacen prever, en ningún caso, una recesión próxima en la economía española.

En paralelo, el equipo económico del Gobierno está trabajando en una revisión al alza de las proyecciones de inflación. Si ya el pasado mes de julio Calviño se vio obligada a elevar la previsión del deflactor del consumo privado en 2022 y 2023 hasta el 7,8% y 2,9%, respectivamente, dos meses después va a tener que volver a revisar estas cifras para acomodarlas a las previsiones de los principales organismos nacionales e internacionales. Tanto la Comisión Europea como la OCDE contemplan una inflación superior a la que preveía el Ejecutivo español en su último cuadro macro, sobre todo el club de los países más desarrollados del mundo, que esta misma semana ha advertido de que los precios escalarán un 9,1% en 2022 y un 5% en 2023.

El Banco de España también ha avanzado esta misma semana que está preparando otra rebaja de sus previsiones económicas y un incremento de sus expectativas de inflación ante la evolución de la guerra, la crisis energética y la escalada imparable de los precios. El gobernador del organismo supervisor, Pablo Hernández de Cos, ha advertido de que los riesgos están "sesgados a la baja para la actividad y al alza para la inflación", si bien ha reconocido que todas las proyecciones están rodeadas de una gran incertidumbre, especialmente en lo que se refiere a la evolución del contexto internacional por la alta dependencia de gas ruso de países como Alemania.

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