Las batallas de Moncloa

Inflación, huelgas y guerra marcan la vuelta del verano más dura de la década

Los ciudadanos vuelven de sus vacaciones y se van a encontrar con malas noticias: la cesta de la compra más cara, subidas en la hostelería, precios de la energía tensionados y menos afiliados a la Seguridad Social

Pedro Sánchez
Inflación, huelgas y guerra marcan la vuelta del verano más dura de la década.
Agencia EFE

Este fin de semana la DGT prevé casi cinco millones de desplazamientos. Eso, sin contar los desplazamientos entre el lunes y el miércoles de la semana que viene cuando termine el mes de agosto y cuando muchas familias den por terminadas las vacaciones del verano. A su regreso se van a encontrar con malas noticias: la cesta de la compra más cara, subidas de precios en la hostelería, inflación elevada en todos los sectores, precios de la energía tensionados, menos ahorro, menos afiliados a la Seguridad Social, más despidos y, por supuesto, movilizaciones sindicales si la patronal no accede a subir los salarios con cláusulas que garanticen el poder adquisitivo. Será la peor vuelta de vacaciones de los últimos años. Estos serán los principales problemas.

Gas estratosférico. Esta semana, el precio del gas natural se pagó a máximos históricos en el mercado de futuros más importante de Europa: más de 300 euros por megawatio-hora (MWh). Para las industrias es muy mala noticia. Pero también para las familias, porque las centrales de gas forman parte de ciclo de producción de electricidad. El próximo 1 de septiembre Rusia cortará a Alemania el flujo de gas durante tres días porque necesita, dice Gazprom, resolver problemas técnicos y cuestiones de mantenimiento. En los próximos meses el precio del gas estará ligado a la guerra. Y para esta, no se prevé ninguna mejora. La ministra española de Defensa, Margarita Robles, no ahorró epítetos para dibujar el panorama de los próximos meses: “Hay que estar preparados para lo que pueda ocurrir”. Para ella, las perspectivas son “muy pesimistas”. Será un invierno largo, complicado y durísimo. La guerra ya dura seis meses: Ucrania anuncia que no pararán hasta la victoria. Rusia ha previsto movilizar a más de 137.000 nuevos conscriptos. Estados Unidos incrementará en 3.000 millones de dólares su ayuda a Ucrania. Será una guerra larga y de desgaste, dicen los analistas. Y el impacto económico será profundo.

Tipos más altos. El 8 de septiembre se reunirá el comité ejecutivo del Banco Central Europeo. Lo más probable es que haya una subida de tipos, según anunció a mediados de agosto en una entrevista a Reuters Isabel Schnabel, la representante alemana. En julio, el BCE subió los tipos 0,5%. “Las preocupaciones que teníamos en julio no se han aliviado. En septiembre, tendremos una evaluación de todos los datos disponibles y tendremos nuevas proyecciones”, afirmó Schnabel. El objetivo reglamentario del BCE es que la inflación en la zona euro no sobrepase el 2%. Pero en julio llegó al 8,9%. Para el BCE es como si el estado de alarma estuviera en DEFCON 1, el que usa EEUU para los ataques militares inminentes. Cuando se tomó la decisión de subir los tipos en julio, se debía a la presión de la inflación. “Por el momento no creo que esta perspectiva haya cambiado fundamentalmente”, añadió Schnabel.

Hipotecas más caras. Como consecuencia de la subida de tipos, el euríbor ha ido subiendo en agosto. A mediados de esta semana ya alcanzaba el 1,427%. Este tipo de interés, que se forma de los préstamos diarios que se hacen los bancos para sus necesidades inmediatas, es el que se emplea para los créditos hipotecarios. Las condiciones de los contratos hipotecarios de tipo variable firmados por las familias se modifican cada seis o doce meses. Eso significa que sufrirán una subida a medida que vaya llegando la fecha de renovación. Los cálculos realizados por Tecnitasa indican que una hipoteca de 150.000 euros puede sufrir aumento en torno a 90,28 euros al mes, “lo que supone más de 1.000 euros más de intereses al año”. La OCU aconsejó a las familias que emplearan los ahorros para amortiguar el golpe de la subida hipotecaria. La pregunta es si las familias han gastado más de la cuenta este verano, a la vista de que se agotaron las reservas en hoteles, y que muchos restaurantes aumentaron los precios.

Más desempleo. El final del verano siempre coincide con el fin de los contratos de la industria turística. Un dato adelantado en agosto por el Ministerio de la Seguridad Social indicaba que cerrará este mes con 187.000 cotizantes menos en afiliación media. Los datos de afiliación continuarían estando por encima de los 20 millones de personas, que es el más alto de la historia. Pero vienen meses difíciles y todo predice que habrá menos afiliados y más despidos. Desde principios de verano, PizzaHut, Vodafone, Gorillas, Getir, Shopify, Siemens Gamesa y muchas más empresas han anunciado despidos, EREs, cierre de tiendas... Cepyme, la patronal de pequeñas y medianas empresas, pronostica una lluvia de concursos de acreedores a partir de septiembre debido a que el 30 de junio terminó un estado excepcional por la pandemia. El gobierno había permitido durante meses que no se admitieran a trámites concursos de acreedores ante la insolvencia de las empresas. Para 2023, el gobierno y los institutos de estudio predicen una notable caída del PIB. Quedan cuatro meses para 2023.

Amenazas de huelgas y manifestaciones. Antes del verano, el líder de UGT, José María Álvarez, dijo públicamente a los empresarios: “Nos dicen un día sí y otro también que vamos a entrar en una situación de crisis, que hay recesión, que la guerra, que después del verano vamos a saber qué es lo que pasa... quieren hasta que no pasemos bien el verano... ¡Qué se vayan a hacer puñetas! Vamos a disfrutar del verano porque es nuestro, nos lo hemos ganado, que no nos quiten lo que hemos ganado”. Ahora, los líderes sindicales amenazan con huelgas si las diferentes patronales no acceden a subidas salariales para después del verano. El Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) quedó en el aire porque los sindicatos quieren que se aplique una cláusula de revisión salarial que tenga en cuenta una inflación duradera. La patronal solo admitiría un aumento salarial en tres años del 8% pero sin cláusulas de revisión salarial. Resultado: Álvarez, UGT, amenaza con un otoño repleto de movilizaciones si la patronal “no se sienta a negociar”. Sobre el Salario Mínimo (SMI), el gobierno pretende subirlo desde 1.000 euros a 1.049 euros. Los sindicatos a 1.100. La patronal se desmarca.

El ahorro, devorado por la inflación. En el primer trimestre de 2022 cayó la tasa de ahorro a niveles negativos por primera vez desde 2019. Las familias gastaron un 0,8% más de lo que ahorraron. Funcas matizó el dato diciendo que suele pasar en el primer trimestre y que incluso no había sido de los peores. Las cifras de ahorro en general son bastante buenas, pues indican que los depósitos están a punto de sobrepasar el billón de euros. El servicio de estudios de Funcas pronosticaba en julio que los ahorros iban a tirar del consumo, que es lo que ha sucedido en el verano. El problema es que, a la vuelta del verano, los españoles descubrirán que la inflación está devorando los ahorros, y que sus ingresos no aumentan para cubrir esa inflación. Habrá que esperar los datos del comportamiento de los españoles en estos meses de verano para saber si ha sido un verano de “carpe diem” (a vivir, que son dos días), es decir, de gastar ante la idea de que se acaba el optimismo. El economista Santiago Niño, famoso por su catastrofismo, decía en una entrevista en 'La Ser' en junio pasado: “Gran parte de la población no quiere pensar en lo que ocurrirá en tres meses, estamos ante el último verano, como la película”.

El euro, en caída. El 11 de julio de este año, el dólar alcanzó la paridad con el euro: un dólar equivalía a un euro. Esta semana, incluso el euro vale menos que el dólar. Esos cambios no se han visto en veinte años. Para los países exportadores como Alemania es una ventaja porque sus productos son más baratos fuera de la UE. Para los importadores de productos indexados en dólares es peor. La UE importa materias primas como el petróleo, cuyo precio se marca en dólares. Esto quiere decir que al aumento de los costes haya que añadir el aumento de la cotización de la moneda en la que se pagan. Todo apunta a que, en los próximos meses, con la extensión de la guerra, la cotización del euro se seguirá debilitando. Un informe de Black Rock, la mayor gestora de fondos del mundo, indicaba que la paridad se va a mantener. “No esperamos que los factores que han impulsado la paridad –el sentimiento de aversión al riesgo, el temor a la recesión y la divergencia en política monetaria de la Fed con el BCE– vayan a disiparse”.

Inflación para rato. Los consumidores ya han notado estas vacaciones que algunos precios estaban hinchados, sobre todo en los lugares turísticos. De vuelta a casa verán que aquellos precios no habían cambiado antes del verano, han sufrido variaciones: desayunos, el vermú, la cesta de la compra habitual, alquileres, ocio… El indicador adelantado de la inflación de agosto era de un 10,8%. Nada indica que, en el otoño, la inflación vaya a cambiar mucho, como dejaba claro la representante alemana en el BCE. Los propietarios de bares y restaurantes están en la duda de si subir precios y perder clientes, o mantener los precios y la clientela. Las plataformas audiovisuales o de “streaming” ya han anunciado subidas: Netflix ha subido la suscripción mensual a Prime de 3,99 euros a 4,99 euros al mes, y la anual de 36 euros a 49,90 euros al año. Como compensación a los aumentos de precio en la energía, el Gobierno sigue subvencionando la gasolina con 20 céntimos por litro. En julio entró en vigor la segunda bajada del IVA de la luz, que ya está al 5%. En julio aprobó una ayuda de 200 euros al mes a las familias con menos ingresos. Además, aprobó esta semana ayudas a la rehabilitación de vivienda y al alquiler social. Pero si en el otoño persiste esta inflación por mucho tiempo, y la cesta de la compra se sigue encareciendo –verduras, legumbres, carne, leche…, además de la energía–, esas ayudas serán menos eficientes.

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