65.000 establecimientos podrían cerrar

Estufas de gas en las terrazas: del veto al CO2 de Carmena a oxígeno para bares

Tanto la hostelería como la alimentación exigen ayudas a la Administración para implementar los aparatos de cara a la complicada temporada invernal que prevén.

El cierre patronal sólo es seguido en bares de barrios de Valladolid
Estufas de gas en las terrazas: del veto al CO2 de Carmena a oxígeno para bares.

En 2017, Manuela Carmena se planteó seriamente prohibir las estufas de gas en los bares de Madrid, debido a las altas emisiones de CO2 que ocasionaban "innecesariamente". Un proyecto aplaudido ampliamente en Europa, donde comenzaba una nueva era en la lucha contra el cambio climático. Cosas de la pandemia, tres años después las estufas de gas pueden ser un balón de oxígeno para la hostelería ante los tiempos inciertos que se avecinan: Fernando Simón hablaba por primera vez de "segunda ola" el lunes, el ministro Illa no descartaba este martes ampliar las medidas de restricción a la movilidad ante la gravedad de la situación sanitaria, mientras que precisamente Madrid ya ha dado orden de cerrar los bares y restaurantes a las 22 horas en varias zonas de la región.

La última estimación de los hosteleros es que alrededor de unos 65.000 de bares, cafeterías y restaurantes tendrán que cerrar definitivamente antes de que acabe el año. La huella del 'cerrojazo' de miles de negocios en el mercado laboral, será trágica: el sector prevé una pérdida de puestos de trabajo entre los 900.000 y 1,1 millones de empleos, entre directos e indirectos. Y eso que, en el momento de presentar este pronóstico, el pasado julio, los casos de contagio eran netamente inferiores. "Estamos en una situación grave y por la falta de concreción de medidas hace que estemos muy preocupados y nos encontremos en una situación muy delicada", señalaba entonces el presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel.

Ahora, la gran preocupación en el sector es la temporada invernal, en la que se podría agravar su situación por el veto al servicio en barra y la recomendación de no consumir en espacios cerrados. ¿Cómo pueden sortear este escollo los bares y restaurantes en los próximos meses de frío? Con estufas de gas. Una solución que, paradójicamente, el ámbito desde el que más se defiende es el de la alimentación. Desde el sector ven con alarmante preocupación la evolución de la crisis de la hostelería: "Si les va mal a ellos, desgraciadamente nos irá mejor a nosotros". En efecto, desgraciadamente, porque un crecimiento puntual de la alimentación implica una destrucción progresiva de la hostelería.

Al menos, hasta que acabe la crisis sanitaria. Y, para entonces, tal vez se hayan perdido decenas de miles de negocios. "En una situación normal, los supermercados también les vendemos a ellos", señalan desde el sector de la alimentación, que considera que este crecimiento puntual en ventas puede resultar catastrófico a largo plazo. Por eso plantea las estufas de gas como una de las vías para generar demanda en los bares durante los próximos meses. "No hay otra manera, tendrá que haber ayudas desde las Administraciones para implementarlas en cada local", explican fuentes del sector, que reconocen que las medidas aprobadas hasta ahora se antojan insuficientes.

Un alto coste para un sector en crisis

Ni siquiera sirve de mucho que algunos ayuntamientos como el de Madrid hayan tratado de aliviar fiscalmente a los negocios hosteleros. Por ejemplo, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, aprobó a principios de septiembre una bonificación del cien por cien para la tasa de las terrazas de la ciudad. La consecuencia directa de esta medida es que los dueños de los locales pueden colocar su mesas en el exterior de forma gratuita. Sin embargo, sin acciones paralelas que estimulen el consumo, de poco sirve poder poner terrazas en invierno, tal y como denunciaban hace unos días los hosteleros, que pedían asimismo medidas de apoyo al empleo y a la estructura empresarial.

El gran problema es el elevado coste que suponen las estufas de gas para los bares y restaurantes, ya de por sí en una complicada situación económica: como mínimo, el precio de una estufa de gas de pie ronda los 250 euros; una cantidad a la que hay que sumar el gasto del consumo energético. De ahí que, normalmente, muchos establecimientos que ponen una terraza en verano, prescindan de ella en invierno, especialmente si hay que pagar tasas municipales por esta licencia o si la afluencia media lo hace inviable. Sin embargo, con su propia supervivencia en juego, abrir las terrazas en invierno parece la única solución para seguir ingresando.

Desde el Gobierno, el mensaje es ambiguo: si bien se continúa apostando por el plan de transición energética -en el que a medio plazo se incluiría la prohibición de las estufas de gas, tal y como han hecho otras ciudades europeas como Rennes-, en la situación actual no se descarta ninguna medida de estímulo para un sector clave para la economía como es la hostelería. Eso sí, ninguna Administración estatal, regional o local ha planteado nada respecto a las estufas de gas por el momento, a la espera de ver la evolución de la pandemia en los próximos días o semanas. En cualquier caso, con la amenaza de un nuevo confinamiento en el aire, toda iniciativa es bienvenida.

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