Cuenta atrás para la batalla

Telefónica trabaja en el ‘plan b’ ante un potencial portazo de Orange en el fútbol

La salida de la francesa y la posible entrada tibia de Amazon en el mercado implicará que el grupo presidido por Álvarez-Pallete asuma la práctica totalidad de los más de 1.000 millones de factura.

El jugador del FC Barcelona Lionel Messi lucha por el balón con el jugador del Cádiz Fali Jiménez.
La posible salida de Messi a final de temporada podría afectar al interés de LaLiga.
Agencia EFE

El consejero delegado de Orange España, Jean-Francois Fallacher, deshoja la margarita del fútbol. El ejecutivo tiene sobre la mesa una difícil decisión: mantener la compra de los derechos del fútbol o bajarse y unirse a Vodafone, que completó el movimiento hace dos años. El desembolso anual supera los 300 millones de euros. Para él se trata de un precio muy alto. La decisión aún no ha sido tomada, pero en el cuartel general de Telefónica, dueña en exclusiva de estos activos, ya se estudia cómo rentabilizar el pago en solitario de la factura, que la elevaría por encima de la barrera de los 1.000 millones de euros.

Fallacher debe decidir en las próximas semanas qué hacer. Hoy este producto se ha convertido en una herramienta de diferenciación -sólo ellos y Telefónica lo tienen en el mercado- y de retención de clientes de alto valor -con más ingresos y una infidelidad menor-, cuya factura mensual supera la barrera de los 70 euros. Pero el precio a pagar es muy elevado. La compañía se hace con los derechos a través de una recompra a precio regulado, que se basa en una fórmula que se relaciona directamente con todo los clientes de televisión de pago que tienen activos y no sólo con los que tienen adquirido algún producto con fútbol. Hace cuatro años, esto era una ventaja para los franceses frente a Vodafone, que contaba con una base de abonados con el triple de tamaño (385.000 frente a 1,1 millones). Ahora, supone un problema, pues supera los 700.000.

El propio Fallacher lo advirtió tras la presentación de resultados el pasado mes de febrero: “La fórmula para acceder no es la adecuada; no puedo negar que lo que yo pienso de los derechos es que son onerosos y creo que para todo el mundo, incluso el fútbol ya no supone lo que suponía en el pasado y se tiene que tener en cuenta”. El ejecutivo, como hiciera su homólogo en Vodafone, Antonio Coimbra, hace varios años, ha presionado a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para que se modifique esa controvertida fórmula del llamado coste mínimo garantizado, para calcular el precio por cada abonado. Incluso esgrimiendo el argumento de que su compañía es la única que compite con Telefónica y su marcha dejaría en una situación aún mayor de dominio a ésta, que sigue controlando cerca del 80% de cuota de mercado de la televisión de pago en España.

Las consecuencias para Orange

La CNMC aprobó a mediados del pasado año, con el voto particular de dos consejeros, la extensión durante tres años más de los compromisos exigidos a Telefónica por la compra de Digital+. Entre ellos está la distribución obligada con esa fórmula de los contenidos premium como el fútbol. La decisión aún no está tomada y tienen margen hasta el verano. En el cuartel general de los galos echan cuentas sobre este fuerte desembolso. En caso de que no renovaran la compra, el impacto sería significativo para su base de clientes de televisión, pues el ‘deporte rey’ tiene mucha penetración dentro de su cartera, según confirman varias fuentes del mercado. Hoy cuenta con 725.000 clientes de TV -18% de los usuarios que tienen contratada banda ancha fija-, y una parte relevante tiene contratado este producto -que en varios momentos de la temporada pasada fue regalado para tratar de incrementar la captación-. Según sus propios números desde el regreso del verano pasado, se incrementó casi un 21% la base de usuarios con estos contenidos.

El ‘no’ al fútbol implicaría el ahorro en los costes operativos de más de 330 millones de euros, pero impactaría en esa base de clientes de televisión, con ingresos medios mensuales más altos en plena batalla comercial en España por el segmento de bajo coste. El antecedente más claro es el de Vodafone, pero con una salvedad: los británicos tenían una penetración de fútbol mucho menor -en torno a 300.000 sobre los más de un millón que suman en su plataforma televisiva-. En ese caso, tras el estallido de la guerra de precios y con la propia Orange y Telefónica peleando por ‘robar’ esos contratos, Vodafone perdió una parte de esa base, aunque conservó en torno a un tercio, según apuntan fuentes del mercado. Esa batalla le llevó por una senda de caídas de hasta el 10% en ingresos. El modelo fue sustituido por una agregación de la oferta de todas las plataformas de vídeo bajo demanda, de las que cobran comisiones por cada usuario contratado.

El sustituto para Orange

¿Habría sustituto claro para Orange? No hay ninguno claro a la vista que pudiera comprar todo el fútbol para así aliviar las cuentas de Telefónica. Las televisiones en abierto ya se apartaron hace años de esta oferta. Y sólo Mediaset bajó al ruedo para hacerse con los derechos de televisión en streaming para su plataforma MiTelePlus en la anterior temporada, tras la cual decidió no continuar al no ver rentabilidad. Mediapro pasa por una situación financiera muy delicada, después de salir por la puerta de atrás en la Liga Francesa y en la Italiana, y además hoy cuenta con un acuerdo con la propia Telefónica para llevar a cabo parte de la producción de los partidos. Dazn ha sobrevolado este mercado desde hace varios años pero, pese a que se ha centrado en el mercado europeo tras salir de Estados Unidos, se ha especializado en derechos de retransmisión secundarios y no del fútbol. ¿Y Amazon? Es la gran esperanza de La Liga. Pero, tal y como reconocen diferentes fuentes de todos los operadores, no es nada probable que acabe comprando todos los derechos en el mercado mayorista, pues en mercados mucho más importantes para su cuenta de resultados como es Reino Unido sólo ha adquirido paquetes pequeños con un coste muy controlado de varias decenas de millones de euros.

En caso de que no hubiera sustituto, Telefónica debería afrontar una factura de más de 1.000 millones de euros en solitario y sin posibilidad legal, al menos en principio, de pedir una reducción del precio ya acordado en la anterior subasta. Sería un incremento de más del 30% respecto a lo que paga actualmente en un momento especialmente delicado y con un llamamiento interno a controlar al máximo los desembolsos. En el otro lado están las ventajas: se quedaría sin competencia en todo el país y todo el cliente que quisiera adquirir este contenido debería pasar por construir un paquete de Movistar Fusión. La clave radica en si serán capaces de captar el número suficiente de clientes para compensar ese precio. Y en esta tarea también está otra fórmula para modularlo: los precios. Algunos analistas apuntaron durante la conferencia de presentación de resultados de hace unos días la posibilidad de que la operadora incluyera la oferta del ‘deporte rey’ para los clientes de una gama media-baja de Fusión (hoy todas las competiciones sólo se ofrecen en paquetes de más de 115 euros) y así lograr una base de clientes mayor, con el riesgo evidente de canibalización respecto a esos ‘premium’.

1.000 millones en solitario

Las cuentas de Telefónica en lo que al fútbol se refiere no son públicas, pues no se aportan cifras sobre la cuota de estos clientes respecto al total de los que disfrutan de la televisión. Los analistas de New Street Research estimaban hace unos meses que la operadora dirigida en España por Emilio Gayo cuenta con unos 1,5 millones de clientes con el ‘deporte rey’ en sus paquetes de Fusión. La firma entiende que de la factura mensual de estos usuarios, 25 euros corresponden a estos contenidos premium. Esto llevaría a unas pérdidas brutas de más de 600 millones sólo para este ejercicio, incluso contando con los ingresos mayoristas procedentes de la reventa a otros operadores como Orange. Ese es el cálculo frío, pero ahí no se incluye lo que otros analistas señalan como intangibles: un ’churn’ (tasa de abandono) significativamente más bajo para este tipo de clientes y un ingreso medio total mucho más alto.

¿Qué dice Telefónica? El consejero delegado de la operadora, Ángel Vilá, fue claro ante las preguntas de los analistas: “El fútbol ha demostrado ser un motor comercial de gama alta, especialmente en tiempos de coronavirus”. En este sentido, insistió en que en el volumen de altas brutas ha habido una “mezcla excelente” durante los últimos seis mees del año 2020, pues tres cuartas partes han estado enmarcadas en esa gama alta. “Las altas brutas de fútbol en la segunda mitad del año han sido el doble que las de la primera”, apostilló, sin referirse, pese a las preguntas, al precio o a si ha cambiado la visión de la compañía respecto al coste de este activo en la cuenta de resultados.

La cuenta atrás para que Orange decida qué hacer con el fútbol ya ha comenzado. Por ahora, su posición es que quieren tener el activo, pero el precio es demasiado alto en un entorno en el que “los contratos inferiores a 50 euros al mes suponen el 55% de las altas”, tal y como reconocía recientemente el propio Fallacher. Su giro hacia el ‘low cost’ ha sido muy claro, lo que ha despertado el recelo de algunos analistas por lo que entienden como una agresividad excesiva. ¿Será la salida del fútbol el paso definitivo en esa estrategia, como hizo hace dos años Vodafone? En Telefónica ya hacen sus cuentas y su ‘plan b’ para tratar de afrontar el sobrecoste.

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