En el mercado español

Orange alarga su travesía en el desierto bajo la sombra de más ajustes laborales

Espera estar en rojo al menos los próximos 18 meses, por lo que pone en revisión los contratos mayoristas con Másmóvil o Euskaltel y gira más al 'low cost' tras acumular siete trimestres de caídas. 

Jean François Fallacher, consejero delegado de Orange España.
Jean François Fallacher, consejero delegado de Orange España.
L.I.

Primero la vivió Vodafone, tras su salida del mercado del fútbol, el giro hacia el segmento de bajo coste y un importante ajuste de plantilla. Y ahora, dos años después, le toca a Orange pasar por ese particular ‘vía crucis’. La compañía acumula siete trimestres consecutivos cayendo en ingresos y no prevé regresar a una senda positiva hasta dentro, al menos, de dieciocho meses. En esta particular travesía en el desierto ya ha iniciado ese reposicionamiento hacia productos mucho más económicos (y competidos con rivales más pequeños) y ahora pone sobre la mesa la revisión de los contratos de alquiler de su red a competidores, entre los que despunta el suscrito con Másmóvil, y un paquete de ajustes, mientras se cierne la alargada sombra de recortes en la plantilla y deshoja la margarita sobre la nueva temporada de fútbol. El objetivo es tratar de frenar la sangría de ventas y de márgenes que, al menos por ahora, no ha llevado a hacer ningún ajuste de valoración de los activos en el país.

“Orange no es Orange España”. Las palabras son del consejero delegado del grupo, Stephane Richards, durante la conferencia con analistas en París de este jueves. Llegaron después de varias preguntas de representantes de firmas y bancos de inversión sobre la filial española y su evolución en los últimos trimestres. Era la manera en la que el grupo trataba de señalar el gran 'problema' en sus cuentas: España. Ya dos trimestres atrás, el negocio de este país dejó de tener entidad propia junto a Francia y se incluyó en la categoría ‘Resto de Europa’ en sus reportes oficiales. Y los problemas vienen ya desde el verano de 2019, un año después de que estallara la llamada guerra del fútbol. El entonces CEO, Laurent Paillassot, señaló con el dedo: el ‘low cost’ y la batalla de descuentos. Después llegó la pandemia.

En aquel segundo trimestre de 2019 se registró una caída trimestral de ingresos: -1,6%. Era tímida, pero se trataba de la primera en cuatro años en los que Orange había completado el ‘sorpasso’ a Vodafone como segundo operador por ingresos en el país. Desde ahí, el rojo se ha impuesto, con caídas consecutivas hasta la más importante, vivida en el último trimestre del año -clave en materia comercial por la campaña de ‘Vuelta al cole’-. En total, se redujeron casi un 9% con un cóctel de menos negocio en roaming (por la caída del turismo), y el ‘low cost’. Y lo hizo pese a que logró sumar altas netas positivas en fibra y móvil, es decir, ganaron más de los que perdieron ¿La razón? Las ganancias se hicieron a base de ajustes de precio o en el segmento de bajo coste, lo que impacta de lleno también en la rentabilidad (-13% en el Ebitda ajustado en el año). “Necesitamos trasladar la recuperación comercial en España al lado financiero”, aseguraba el consejero delegado del grupo. Es muy similar a lo que defendió Vodafone España durante los primeros trimestres de su particular ‘travesía’.

Al igual que le pasaba a algunos de sus rivales, Orange tenía una base de clientes con fibra y móvil (convergente) importante. Representaba algo más del 55% de su cuenta de resultados. Pero seguían teniendo peso los servicios de ‘Sólo Móvil’ -algo menos de un tercio de la facturación total- y el prepago -unos 2 millones de clientes-. Estos dos segmentos son los que más sufren en una batalla comercial como la que está viviendo el mercado español, porque la ‘fidelidad’ de esos usuarios es mucho menor. En el último año, en el ‘Sólo Móvil’, la operadora gala se ha dejado más de 150 millones de euros de ingresos. Esto se podía haber sostenido si no fuera porque también los paquetes se están resintiendo por la irrupción de ofertas como las del Grupo MásMóvil, Digi o Euskaltel (Virgin Telco). “Hay un entorno comercial muy agresivo; existen más de 40 marcas compitiendo en España y la mayoría en el low cost”, apuntó Fallacher.

El CEO de Orange España avisa a Telefónica con el fútbol: "Hay que ver los problemas de Mediapro en Francia para mantener los derechos"

Como se ha ido conociendo en los últimos trimestres, Másmóvil se ha convertido en una de las ‘bestias negras’ de Orange: le robó más de 73.000 clientes móviles en 2020. Y lo ha sido apoyándose claramente en su red, con el contrato mayorista firmado entre ambos. Este es uno de los grandes reproches del resto de competidores, principalmente Vodafone, al entender que le daba ‘armas’ al cuarto operador para apretar más en la gama más baja de paquetes con fibra y móvil. ¿Le llevará esta crisis a cerrar esta puerta? Hoy representa el 15% de su negocio y perderlo sería un problema. “Estamos muy contentos de seguir con este negocio… pero hay que hacerlo bajo términos que beneficien a ambas partes”, aseguraba Fallacher. Su jefe, Stephane Richards, decía unos minutos antes en la conferencia con analistas que estaban llevando a cabo una “revisión crítica” de todos estos contratos.

Esa no va a ser la única medida. El grupo va a meter la tijera. No en la valoración de los activos en España, algo que ha sido descartado por ahora, sino en los costes. A nivel global esperan alcanzar los 1.000 millones de ahorro hasta 2023, de los que la mitad procederán de personal. En Francia ya se han iniciado las primeras conversaciones con los sindicatos para “acelerar salidas voluntarias, reforzando el equilibrio entre tareas y funciones corporativas y locales”. En el caso español, la sombra de un nuevo ERE (ya se ejecutó uno 2016 tras la compra de Jazztel) ha sobrevolado la empresa. El consejero delegado en el mercado español se limitó a asegurar que están “muy orgullosos de la plantilla en España”, dejando la puerta abierta a medidas. La simplificación que utilizó como argumento Vodafone para ejecutar sus despidos en 2019 es la que está esgrimiendo su máximo rival.

El otro gran dilema que tiene sobre la mesa Fallacher y su equipo es el del fútbol. Se trata de una factura muy importante de su capítulo de gastos: muy por encima de los 300 millones de euros anuales. El verano pasado finalmente accedieron y recompraron los derechos a Telefónica con la fórmula regulada y supervisada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Este año, según Fallacher, buscan presionar para cambiar esa forma de calcular los costes, como ha venido haciendo Vodafone en los tres últimos ejercicios. “Nuestra intención es seguir manteniendo el acceso a este contenido”, apuntó. Se están jugando varios cientos de miles de clientes que buscan tener todas las competiciones futbolísticas (hoy cuenta con 725.000 clientes con ‘tele’, tras meses regalando este producto premium). Pero como sabe que Telefónica tiene presión -si deja de recibir esos más de 300 millones, tendría que afrontar solo el pago de más de 1.100 millones- advierte sobre lo que ha pasado con Mediapro “y las dificultades para mantener los derechos”.

Y como mar de fondo está la consolidación del mercado de las telecomunicaciones, con las potenciales conversaciones entre Vodafone y Másmóvil para crear una ‘joint venture’ y fusionar sus operaciones. Esta transacción relegaría a los franceses a una tercera posición en el mercado y con la obligación de responder con alguna otra transacción menor. Incluso sin ser protagonista, Orange defiende que ha de producirse esta reducción de competidores en España para mejorar sus márgenes. “Con nosotros o sin nosotros, la consolidación es algo que va en la buena dirección”, defiende Fallacher. Por su parte, el CEO global fue más allá y dijo que existen “varias opciones” que se están estudiando. Pero alertó de las dificultades: “Es un proceso muy difícil; tienes el negocio, las sinergias, los reguladores… y luego la señora Vestager”, aseguraba, en referencia a la posición más bien crítica con la reducción de operadores en cada mercado de la comisaria de la Competencia. “El plan de recuperación de España no cuenta con lo que suceda; si cambia la consolidación, nos ayudará”, apostillaba.

El contexto en que todo esto sucede es clave. El sector de las telecos contiene la respiración ante la nueva ola de de inversión para el despliegue del 5G. En España, la subasta de espectro está al caer, tras la que Orange y el resto deberían abonar más de 2.000 millones de euros. Es por eso que desde la compañía gala descartan hacer movimientos extraños. “Somos conscientes del valor y no se van a hacer movimientos agresivos en nuestro negocio”, apuntaba Fallacher. No hay que olvidar que, pese a los serios problemas, la operadora es la segunda por ingresos, con una enorme red de fibra y móvil desplegada en España en pleno proceso de digitalización.

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