Las Fuerzas Armadas toman un papel clave

De retirar cadáveres a patrullar las calles: el Ejército toma el control en la crisis

De retirar cadáveres a patrullar las calles: el Ejército da un paso al frente en la crisis
De retirar cadáveres a patrullar las calles: el Ejército da un paso al frente en la crisis
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Unidad Militar de Emergencias (UME). Fuerza Naval de la Armada. La Legión. Brigada Ligera Aerotransportable. Brigada Extremadura. Infantería de Marina. Son nombres con los que los españoles se están familiarizando estos días. Los militares se están volcando en la lucha contra el coronavirus, desplegándose allí donde se les ha requerido y realizando, en ocasiones, la labor que no quieren o no pueden hacer otros. Es el caso de la retirada de cadáveres, que ya están empezado a hacer algunas unidades. Su trabajo es vital y la mayoría de la sociedad se lo está reconociendo. La Información ha recogido el testimonio de tres de ellos (sus nombres son ficticios) que están trabajando en la primera línea de batalla contra la pandemia. Son los héroes con uniforme de campaña.

Ana está ejerciendo las labores de conductora de un gran autobús al que se le ha colocado una pegatina de la UME. Es un vehículo que normalmente se dedica a trasladar viajeros de las afueras de Madrid a la capital y que cada mañana suele ir lleno. El trabajo de Ana consiste ahora en trasladar enfermos de un hospital a Ifema. No está siendo fácil para ella. Ha habido viajes en los que, durante el trayecto, algún viajero ha perdido la vida. Y es que, según cuenta, estar en la primera línea de combate contra el virus es especialmente duro psicológicamente. Nadie está preparado para ver morir a una persona a su lado. Es la crudeza de esta enfermedad, relata. 

José, por su parte, está desinfectando calles de una ciudad española. Tiene 44 años y justo mañana es su cumpleaños. No ha podido ascender, por circunstancias personales, y será despedido de las Fuerzas Armadas por cumplir los 45. Es otro drama, más laboral que sanitario, que van a sufrir miles de militares que obligatoriamente tienen que ir abandonando su trabajo para engrosar la cola del paro. Es uno de los asuntos que el Ministerio de Defensa debería solucionar cuando se supere esta crisis para que quien esté luchando por sus compatriotas no se vea condenado a tener que marcharse al desempleo. Tiempo tendrá Margarita Robles.

Juan cuenta, por su parte, que no puede dormir. Su misión: retirar muertos en residencias de ancianos. Este lunes, ante el drama que había descubierto el Ejército en centros de mayores, con ingresados conviviendo con cadáveres, el Gobierno dio orden a las Fuerzas Armadas de proceder a la retirada de los cuerpos. Los militares están desde entonces llevando cuerpos al gran depósito intermedio (o morgue) que se ha instalado en el Palacio de Hielo. Allí, hace solo unos días, los madrileños practicaban patinaje. Hoy el lugar tiene que acoger cuerpos sin vida por este virus que vino sin avisar. Estos militares intentan gestionar estas bolsas sabiendo, según cuentan, que alguno podría ser el abuelo de algún compañero. Es muy duro, concluyen.

Son solo tres casos de militares que están jugándose la vida, a veces solo con su uniforme y sin el equipo de protección adecuado, por los españoles. Profesionales en pantalón y chaqueta caqui, algunos de ellos, que exponen también a su familia al virus cuando llegan a casa. Lo hacen, además, sin protestar. "Donde se nos llame vamos a estar", dicen. La sociedad, por su parte, está sabiendo valorar esta entrega y los gestos de cariño con las Fuerzas Armadas son múltiples. Ellos intentan animarse entre sí con vídeos homenaje como este que ha circulado en las últimas horas por los teléfonos móviles de un buen número de militares:

Los españoles han visto a los militares levantar tiendas de campaña en Asturias, colaborar con el hospital de Ifema, llevar las bolsas de la compra a una mujer con muleta... Para eso les formaron. "Aquí estamos y estaremos, en las condiciones más extremas, tanto para acudir a un terremoto como para desinfectar o patrullar las calles", comenta un soldado raso. Muchos son como él. No tienen carrera militar, ni medallas, ni galones. Pero ahí estarán cuando se les necesite, como ha quedado demostrado. Las Fuerzas Armadas han dado, sin duda, un paso al frente en esta crisis y su imagen en la sociedad ha ganado enteros. "Somos una gran familia, una empresa y todos somos necesarios y todos vamos al unisono", añade otro militar.

Los militares también quieren que dejen de ser "los olvidados". Quizá, cuando todo pase, debe ser el momento de que su labor sea reconocido. El presupuesto del Ministerio de Defensa es de 8.401 millones de euros, algo que para algunos, especialmente para las formaciones independentistas, es un gasto innecesario. Otros, en cambio, lo ven como una inversión. Los profesionales de las Fuerzas Armadas no son especialmente visibles en el día a día, como sí lo son la Policía y la Guardia Civil, y eso, en ocasiones, es un handicap. Pero en momento como este su trabajo se vuelve en imprescindible.

Los militares tampoco demandan mejores condiciones. Eso va en su carácter y formación. No han reclamado, por ejemplo, cobrar más en ningún momento. Y eso que los soldados rasos, cuando finalizan su periodo de formación, no llegan ni siquiera a cobrar un SMI. La última subida salarial que recibieron fue con José Bono en el Ministerio de Defensa. Corría el año 2005. Por eso ya muchos piensan que cuando todo vuelva a la normalidad es el momento de reconocer el trabajo silencioso de quienes un día juraron lealtad a España y así lo están demostrando.

Los números de la 'Operación Balmis'

Las Fuerzas Armadas desplegaron la 'operación Balmis' de lucha contra el coronavirus y desde entonces han ido cubriendo todo el territorio nacional con diferentes unidades. Su misión es la de patrullaje en las calles, reconocimientos y desinfección en áreas e infraestructuras críticas. Estaciones de tren, aeropuertos, centros de comunicaciones... Este martes la cifra de militares activados llegaba a los 2.680 efectivos, y subiendo cada día.

Desde hace unas horas los militares también realizan labores de desinfección residencias de mayores. Ya han podido trabajar en 220 de ellas en todo el país.

Otros trabajos encomendados a las Fuerzas Armadas son: el apoyo al traslado de pacientes moderados entre hospitales y hoteles medicalizados en Madrid, el montaje de tiendas modulares para el triaje de pacientes en el Hospital Ramón y Cajal, el transporte aéreo de material sanitario para Ceuta y Melilla, Las Palmas de Gran Canaria y Tenerife, el apoyo con dos ambulancias en Zaragoza y una en León, la distribución de comida a colectivos desfavorecidos en Cartagena y la colaboración con el mantenimiento diario y el servicio de urgencia en el hospital improvisado en Ifema que cuenta con 5.000 camas. También protegen varias centrales nucleares.

Todo ello, sin descuidar, las operaciones permanentes. Por ejemplo, el sistema de defensa aéreo sigue plenamente operativo, tanto en los radares de alarma, como los centros de vigilancia, las torres de control y los aviones de alarma para evitar ataques. Los buques patrulla también se encuentran en el mar  vigilando la seguridad marítima de nuestras costas y el personal del Ejército de Tierra está presente en los islotes y la zona de soberanía de los peñones. Y, por supuesto, los más de 3.000 hombres y mujeres que se encuentran desplegados por todo el mundo en apoyo a las misiones internacionales.

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