El auge de Cs condena a entenderse a PNV y PP para lograr aprobar los presupuestos

  • El PNV sabe que la posibilidad de unas nuevas elecciones no le beneficia si el que gana es Cs, mientras que Rajoy necesita el impulso de los PGE.
Rajoy y Urkullu se reunieron el 15 de julio en la Moncloa
Rajoy y Urkullu se reunieron el 15 de julio en la Moncloa

El auge de Cs tiene efectos secundarios. El primero, el miedo en las filas del PP, obligado a tomar la iniciativa política y económica para no perder la hegemonía del centro derecha español, tal y como indican las últimas encuestas. Los ataques de Rajoy a Cs, al que ha calificado sin decirlo de partido oportunista y aficionado, son todo un síntoma de cuál es el rival a batir. El segundo, la posibilidad de adelantar elecciones no interesa ni a Rajoy, siempre partidario de agotar mandatos y cambiar 'poco' equipos, ni tampoco al PNV, su aliado a la hora de aprobar nuevos presupuestos para este año. Ambas formaciones están condenadas a entenderse. Al PNV no le interesa un Cs en el poder, porque es el partido que con menos simpatías ve el nacionalismo y el único que se ha mostrado radicalmente en contra del Cupo. Iría contra su esencia dar al PNV prebendas en busca de apoyo.

Ana Oramas de Coalición Canaria ya dio por hecho un pacto en diciembre provocando las iras de los nacionalistas vascos que reaccionaron : “Es radicalmente falso", “mientras el 155 siga aplicándose en Cataluña no hay ninguna posibilidad de que ni siquiera nos sentemos a negociar los presupuestos. Hasta que no haya un gobierno estable en Cataluña y no se normalice la situación que no cuenten con el PNV”. Esa es la versión oficial. Desde el PNV se tiene claro que sus bases no aceptarán un acuerdo hasta 'normalizar' la situación catalana, lo que implica acabar con el 155. Pero a Rajoy no le bastará ya con el cuponazo.

“Cuando nos sentemos a negociar, una vez que se levante el 155 de Cataluña, será fundamental que haya propuestas, partidas concretas y dinero contante y sonante para el TAV (Tren de Alta Velocidad) vasco”. No solo eso. El PNV pedirá también “el traspaso de la gestión de prisiones y de la seguridad social (reinciden en señalar que esto no quiere decir que se rompa la caja única). Estamos hablando solo de la gestión". No se olvidarán los nacionalistas vascos del "resto de transferencias pendientes del estatuto de Gernika, que vienen plasmadas en el pacto de Gobierno en Euskadi con el PSE”. Los socialistas no pondrán objeciones a Rajoy en sus acuerdos con el PNV. Gobiernan con ellos en Euskadi y tampoco unas nuevas elecciones a corto plazo les interesan, según los sondeos. El 'proyecto Sánchez' necesita tiempo y que el tema catalán deje de monopolizar el debate.

Rajoy dará grano porque otro pacto por los presupuestos no es viable. Guindos ha dejado caer que el Ejecutivo ya trabaja en un acuerdo parlamentario para que se puedan aprobar y contar así "plenamente" con el principal instrumento de política económica y llevar a cabo las reformas necesarias. El PNV no ha tardado en desmentirlo, pero con la boca pequeña: "no hay suficiente estabilidad para que podamos entablar ni siquiera relaciones para hablar de este tema, no ya de cuestiones concretas, sino tampoco de generalidades", ha señalado la parlamentaria del PNV Josune Gorospe.

No tocará, sin embargo, el PNV el asunto de los presos pese a que Macron ha adelantado a Rajoy en este terreno. Sabe el PNV que ese también sería un tema difícil de vender a las bases del PP, creando un conflicto que hoy por hoy, no interesa a ninguna de las partes. Política es política.

“Pese a los movimiento de Francia en este sentido, el tema de los presos de ETA y su posible acercamiento a cárceles del País Vasco, no estará sobre la mesa en la posible negociación presupuestaria cuando ésta se dé, si se da finalmente. Son temas diferentes, que no tienen nada que ver”, señalan desde el PNV. “La postura del PNV en este tema es clara, el Gobierno debe de modificar su política penitenciaria para adecuarla a la nueva situación y dar pasos en ese sentido y ETA debe de anunciar su fin de manera inequívoca, lo que creemos que puede producirse antes del verano y, desde luego, durante el 2018”, aseguran.

Lo cierto es que la relación entre Urkullu y Rajoy es muy buena, fluida. El presidente valora y mucho en estos tiempos el pragmatismo del líder del PNV y su apuesta clara por la economía en lugar de la identidad. Valora también el presidente los intentos de Urkullu de 'domar' a Puigdemont aunque fueran en vano. Urkullu también reconoce que Rajoy cumplió con el Cupo. La sintonía personal es clara. Igual que entre Montoro, el consejero Pedro Azpiazu y el portavoz parlamentario Aitor Esteban. Habrá presupuestos, aunque esta vez el tiempo está en manos de Cataluña.

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