"Creíamos que Iglesias sería más listo": Sánchez avisa de un otoño de alta tensión

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez
Europa Press

"Pedro Sánchez está preocupado con las elecciones de noviembre". El presidente en funciones ha dejado claro a su equipo de colaboradores, tanto en Moncloa como en Ferraz, que se avecina un otoño de alta tensión. Él mismo ya habla de "un momento crítico" y ha pedido a los suyos máxima unidad ante los desafíos que hay el horizonte. El gabinete presidencial ya está valorando todos los escenarios y reconocen que no va a ser sencillo afrontar un periodo de turbulencias con unas nuevas elecciones siempre presentes. Las últimas horas han sido, además, de lo más agitado para ellos, un preludio de lo que puede pasar en apenas cuestión de semanas.

El domingo de la semana pasada fue uno de los momentos de mayor tranquilidad para Sánchez de los últimos días. Vio la final del Mundial de Baloncesto y disfrutó de su deporte favorito. Incluso se animó a aceptar la sugerencia de sus colaboradores y decidió intervenir en directo en Cuatro, la cadena que emitió la histórica victoria de los de Scariolo. El revuelo llegaría al complejo presidencial solo unas horas más tarde.

Lunes 16 de septiembre. Moncloa programó un viaje de Sánchez a Murcia y Ciudad Real para valorar, desde un helicóptero, los daños del temporal. Era importante que el presidente en funciones fuera retratado a bordo de la aeronave sobrevolando las tierras arrasadas por la DANA. No se esperaban en el equipo del socialista, para nada, que Ciudadanos lanzara una bomba política al mediodía en forma de última oferta para abrirse a "una abstención imposible". Habla un colaborador de Sánchez: "Es algo que nunca vamos a aceptar, ¿cómo vamos a deshacer el Gobierno de Chivite?

Moncloa reaccionó inmediatamente a la ofensiva de Albert Rivera. En cuestión de minutos el gabinete del presidente le hizo saber desde Madrid que debían neutralizar de forma rápida y contundente la propuesta de Rivera. Y así se hizo. El equipo que acompañaba al presidente en su viaje improvisó unas declaraciones políticas desde Almansa para responder a Cs que ya se daban las condiciones para que el partido naranja se abstuviera y que no había "ningún obstáculo" para seguir bloqueando la situación. Primera vía de agua taponada.

El martes, con José Luis Ábalos en Cataluña ejerciendo de ministro de Fomento en funciones, Sánchez se encerró con su gabinete en Moncloa. Estuvieron junto a él en todo momento Iván Redondo, Félix Bolaños y Miguel Ángel Oliver. Era un día clave para lograr una investidura en el último momento. Sabían que Pablo Iglesias seguía insistiendo en un Gobierno de coalición, pero a primera hora de la mañana todavía albergaban cierta esperanza a un giro de última hora.

A las 11 horas Sánchez descolgó el teléfono y llamó a Iglesias.

- Pablo, ¿qué vais a votar al final?

- Pedro, Gobierno de coalición o nos abstendremos.

El líder de Podemos fue claro con Sánchez en el momento decisivo. Incluso avisó al secretario general del PSOE en esa misma conversación por teléfono de que si alcanzaba un acuerdo sobre la bocina con Cs su grupo confederal valoraría girar al 'no'. En ese instante fue cuando el presidente del Gobierno en funciones asumió su derrota, según transmitió a los suyos. Las elecciones del 10 de noviembre son inevitables, les dijo . Minutos más tarde Iglesias accedió a Zarzuela para comunicar al Rey su postura. Ya no había marcha atrásIglesias hacía pública su decisión definitiva a las 13:44 horas del mismo martes

Personas de la 'guardia de corps' de Sánchez cuentan que el presidente pasó unas horas de "tristeza". Hablan, incluso, de "duelo". Eran pesimistas, pero tenían cierta esperanza en un giro de los acontecimientos de última hora. Habían pospuesto hasta el final el viaje del presidente en funciones a Nueva York y llegaron a manejar la opción de suspenderlo por una investidura exprés que nunca llegó. Al ganador del PSOE ya solo le quedaba el trámite de acudir a la audiencia con el Rey para transmitir oficialmente al jefe del Estado que todo estaba perdido. "Creíamos que Iglesias sería más listo", resumen gráficamente desde el entorno de Sánchez.

Grandes desafíos para un otoño caliente

En Moncloa y Ferraz aseguran que la negativa de Podemos a investir a Sánchez ha sido un error que tendrá consecuencias. Y es que España va a encarar desafíos de gran trascendencia con un Gobierno en funciones, atada de pies y manos al no poder comprometer el gasto ni tomar decisiones que no sean de urgente necesidad. 

La desaceleración económica, que el líder del PSOE ha bautizado como "enfriamiento", es una de estas amenazas. La Oficina Económica que dirige Manuel de la Rocha y los ministerios del área ya están comprobando cómo el contexto internacional, tanto mundial como europeo, no favorece y que se avecinan tiempos difíciles. Lo mismo ocurre con el Brexit, un 'shock' que también está teniendo consecuencias en el consumo de los británicos en España y que todavía no se sabe con certeza cómo va a afectar a las empresas españolas. Y lo que más preocupa a nivel político: la sentencia del 'procés', que se prevé para la segunda semana de octubre y que agitará el mapa político y que complicará las relaciones. Dicen en Moncloa que, una vez más, la próxima legislatura se va a jugar en Cataluña, pero con un tablero endiablado.

Los golpes entre Sánchez e Iglesias ya han empezado

El pistoletazo de salida de la precampaña electoral lo dio el mismo martes por la tarde Óscar Puente, el exportavoz de Ferraz, publicando un foto de Pablo Iglesias y Albert Rivera en la cafetería del Congreso. "Les va a ir bien a estos dos". La polémica que se organizó no pasó desapercibida en dos formaciones que unas horas antes podían haber salvado al país de una repetición electoral. El líder de Podemos respondió con virulencia, inaugurando así la precampaña: "Esto es la cafetería de diputados hace 10 minutos. He hablado allí decenas de veces con diputadas y diputados de todos los partidos. Que haya diputados que se dedican a hacer y difundir fotos como esta revela hasta qué punto se puede ser patético".

Fue solo el preludio de un encontronazo mayor. Luego vinieron dos tuits más demoledores de Pablo Iglesias contra Sánchez pensando, más bien, en el famoso "relato" para culpar al PSOE de la repetición electoral: "Pedro Sánchez tenía el mandato de formar gobierno. No quiso. La arrogancia y el desprecio a las reglas básicas de una democracia parlamentaria se han impuesto sobre la sensatez. Seguiremos trabajando para que la política sirva para defender los derechos de la gente. #SíSePuede". Y acto seguido un segundo mensaje: "Pedro Sánchez comete un error histórico de enormes dimensiones forzando otras elecciones por una obsesión con acaparar un poder absoluto que los españoles no le han dado. Hace falta un presidente que entienda el multipartidismo. España ha cambiado y no va a retroceder".

El miércoles, en el Congreso, continuó el intercambio de ataques. Todos encendieron el ventilador de los reproches. Sánchez había dormido muy poco esa noche. Ese mismo día Moncloa confirmó definitivamente que sí habrá viaje a Nueva York el fin de semana. Y el PSOE comenzó a echar cuentas para enviar a su candidato a las provincias donde podría arañar más votos. Luego vino la Ejecutiva federal, para apretar las filas, y la entrevista con Antonio García Ferreras en laSexta para terminar de romper los puentes con Iglesias afirmando que "no dormiría tranquilo" con ministros morados en su equipo. La precampaña -está claro- ya ha comenzado incluso antes de que este lunes se disuelvan las Cortes

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