Infravaloración histórica

Los 'alter ego' americanos de las acciones europeas, ¿por qué el inversor paga más?

La renta variable del Viejo Continente lleva años luchando por alcanzar el mismo ritmo que la estadounidense, pero sus empresas siguen siendo más baratas en la mayoría de los sectores e históricamente infravaloradas.

Alter ego
Alter ego
Nerea de Bilbao (Infografía)

La temporada de resultados, que ha visto desfilar una tras otra las principales empresas europeas y estadounidenses, ha evidenciado este año más que nunca el imperio de las grandes tecnológicas estadounidenses, impulsada por la fiebre entorno a la Inteligencia Artificial. En Europa también se está empezando a ver cierta euforia entre los inversores, especialmente en el sector tecnológico. En lo que va de año, el sector lidera las ganancias del índice Stoxx 600 y avanza más de un 12% impulsado por empresas de la industria de los semiconductores y de software. Sin embargo, esta ola de optimismo no es suficiente para competir con sus alter egos norteamericanos cuyas acciones son más caras y cotizan con múltiplos a menudo mucho más elevados, no solo en la tecnología, sino también en otros sectores.

Este fenómeno no es una novedad. La renta variable europea lleva años luchando por competir con la estadounidense, pero siempre ha sufrido por ser más infravalorada que la norteamericana. En el sector tecnológico, si bien existen empresas de fuerte crecimiento en Europa, ninguna alcanza los Siete Magníficos que en su conjunto ya valen más de 12 billones de dólares y, pese a tener unas altas valoraciones, todavía tienen margen de crecimiento según los analistas. Por ello, presentan también unos múltiplos de valoración más altos de lo habitual, que exhiben cuanto el mercado está dispuesto a pagar por una compañía en función de su capacidad de generar resultados. “Muchas veces estos múltiplos están condicionados por los mercados en los que cotizan las acciones de las empresas”, advierte Juan José Fernández-Figares, director de Link Gestión.  

Este es el caso de la alemana Infineon, uno de los principales fabricantes mundiales de semiconductores. De hecho, si se observa el PER, es decir, la ratio entre precio de la acción y los beneficios, la compañía cotiza en 14,7 veces, muy por debajo de AMD, productor de semiconductores de EEUU, que paga 268,9 veces las ganancias. ASML estrella europea del sector que cotiza tanto en Holanda como en Wall Street, tiene un PER estimado de 45 veces. SAP, enfocada en el negocio de software y entre las firmas que lideran las subidas del sector, cotiza con un PER de 54 veces, mientras su homólogo estadounidense, Salesforce, de 65 veces. 

Javier Cabrera, analista de XTB, considera que este último es el perfecto ejemplo de la diferencia de múltiplos por el crecimiento. “SAP ha aumentado sus ingresos en los últimos cinco años a un ritmo del 4,78% anualizado, mientras que Salesforce lo ha hecho a un 22%”, recuerda. Una excepción es la británica Arm, que el jueves a la apertura de los mercados se ha disparado en bolsa hasta un 64% tras elevar sus previsiones de resultados, y que cotiza con un PER estimado de 97 veces, frente a las 89 veces de Nvidia (56 estimadas). La tecnológica estadounidense, que se revaloriza un 40% en el año, cotizaba en julio de 2023 con un PER estimado de 222,8 veces.

Más allá de las tecnológicas

Los diferenciales entre el mercado europeo y estadounidense no existen solo en el sector tecnológico. El farmacéutico también es revelador. La danesa Novo Nordisk, que destronó a LVMH como empresa más valiosa en Europa gracias a la fiebre por los medicamentos para perder peso, vale más que el PIB de su país, marca máximos día tras día y cotiza con un PER de 44 veces. En cambio, Eli Lilly, su principal competidora en EE UU y la principal farmacéutica del mundo por valor en bolsa, paga 78 veces las ganancias.

En el sector cosmético ocurre lo mismo. La francesa L’Oreal, que este viernes se desplomó un 7,8% en bolsa tras registrar una caída de las ventas en China, es un gigante europeo en el sector. La firma cotiza con un PER estimado de 31,9 veces; su alter ego estadounidense, Estée Lauder, paga 90 veces las ganancias, aunque su PER estimado es de 61 veces.

Pese a las ganancias récord gracias al alza agresiva de los tipos de interés, el sector bancario europeo también se ve lastrado por valoraciones más bajas, aunque con un diferencial menor. El británico HSBC cotiza con un PER de 5 veces por acción, frente a JP Morgan que paga el doble (10 veces). Para Cabrera, el diferencial de prima entre estas entidades depende del mercado al que se dirigen: mientras HSBC tiene sus ingresos más segmentados, con mayor peso en Asia y Reino Unido, la entidad estadounidense tiene su negocio centrado en el país norteamericano.

Entre los sectores con más disparidad no se salva tampoco el automovilístico. Si bien son dos firmas con dos segmentos de producto diversos, Tesla y Ferrari son dos joyas en el sector en ambos lados del Atlántico. La compañía de Elon Musk cotiza con un PER de 72 veces, frente a las 52 veces de la compañía de Maranello. En este caso, para Cabrera, el factor tecnológico es importante. En el caso de Tesla, “el valor de su software es una parte muy importante del múltiplo al que cotiza”, considera. Ferrari, en cambio, no tiene ese componente tecnológico, pero una buena imagen de marca la historia de compañía hace que cotice con múltiplos elevados.  

La diferencia entre valoraciones es una tendencia histórica, pero los analistas advierten de que los mercados podrían estar frente a un punto de inflexión, puesto que ya se nota que la prima entre el mercado estadounidense y europeo se está reduciendo. Ben Ritchie, responsable de Renta Variable de Mercados Desarrollados en Abrdn, recuerda que un punto a favor para las empresas europeas es que sus ingresos son más diversos geográficamente que los del mercado estadounidense. “Europa también ofrece unos rendimientos sectoriales más amplios que EE UU, donde los valores tecnológicos impulsan desproporcionadamente el mercado”, considera.

Cantidad y calidad de inversores

Para Fernández-Figares, sin embargo, el camino todavía es largo y subsanar estos diferenciales para atraer a más inversores en el mercado europeo depende de muchos factores. “Estas diferencias tienen mucho que ver con el mejor desempeño económico de EE UU frente a Europa, la mayor liquidez del este mercado, y una regulación menos restrictiva para las compañías cotizadas y para los inversores”, explica. Además, el experto añade otro factor: las empresas estadounidenses suelen estar menos expuestas al mercado chino que las europeas, lo cual, para los inversores, es una ventaja.

El tamaño del mercado y el número de inversores y fondos presentes en ello, como BlackRock, es uno de los factores más importantes para los inversores a la hora de decidir donde invertir. Estos elemento aportan, de hecho, mayor liquidez al mercado estadounidense, un factor clave para los inversores para sortear una mayor volatilidad en el mercado. Asimismo, la presencia de un mercado único, con una regulación única y simplificada es un factor que los inversores tienen en cuenta y uno de los puntos débiles del mercado europeo: el exceso de regulaciones y las diferencias entre los distintos mercados supone un obstáculo para los ahorradores. Un límite que el Viejo Continente pretende superar con el desarrollo de un mercado único de capitales en todos los estados miembros para estimular el crecimiento y ampliar las oportunidades de inversión. 

Finalmente, la divisa también juega un papel importante para Cabrera. Parte de la rentabilidad, de hecho, se puede ver afectada por el tipo de cambio. El dólar sigue siendo la divisa más fuerte internacionalmente y muchos ahorradores prefieren invertir en dólares. La reciente divergencia en los tipos de interés está soplando también en favor de la moneda estadounidense. La Reserva Federal (Fed) comenzó a subir las tasas unos meses antes que el Banco Central Europeo (BCE) y ha llegado más lejos, hasta el 5,5% frente al 4,5% de su homólogo, un diferencial que genera una mayor atracción de capitales. También el mayor dinamismo económico. Mientras EEUU mantiene un crecimiento que ronda el 3,3% interanual en este momento, la zona del euro se encuentra al borde de la recesión (0,1%).

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