Ampliación de su 'bazuca'

Una inflación en 'KO' técnico aviva el debate sobre nuevos estímulos del BCE

Esta misma semana la propia Christine Lagarde ha reconocido que la entidad está preparada para "ajustar todos sus instrumentos como sea apropiado" y estimular así la inflación

Una inflación en 'KO' técnico aviva el debate sobre nuevos estímulos del BCE
Una inflación en 'KO' técnico aviva el debate sobre nuevos estímulos del BCE
L. I.

El deterioro que la crisis del coronavirus está causando en la economía tiene un fiel reflejo en la inflación. Los precios han caído por sexto mes consecutivo en España en septiembre y lo han hecho a una tasa anual del -0,4%, algo más moderada que la de agosto. La actividad es también débil en Alemania, locomotora europea. El golpe de la Covid 19 ha sido el más fuerte pero no el único que han tenido que encajar las economías de la zona euro. De hecho, la inflación subyacente, que excluye los elementos más volátiles como la energía y los alimentos frescos, se mantiene desde 2013 por debajo del 1,5%, lejos aún del objetivo marcado por el Banco Central Europeo (BCE) "próximo pero por debajo" del 2%

Cuando las del área del euro, como el resto de grandes economías, encaran su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, se aviva el debate sobre una posible ampliación del bazuca monetario del organismo. Esta misma semana la propia Christine Lagarde ha reconocido que la entidad está preparada para "ajustar todos sus instrumentos como sea apropiado" y estimular así la inflación en un entorno marcado por la "elevada incertidumbre" a causa de la pandemia. 

Sin embargo, la presidenta del emisor reconoce al mismo tiempo que una nueva ronda de estímulos generará más tensiones en el Consejo de Gobierno sobre todo ahora que, al haberse rebajado la volatilidad en los mercados financieros, los halcones son partidarios de ir reduciendo discretamente las compras de bonos por si hiciera falta volver a tirar de esa carta en un futuro. Esa división interna en torno a una flexibilización preventiva no ha pillado por sorpresa en el mercado.

La próxima reunión del BCE no se celebrará hasta el 29 de octubre y para la actualización de sus previsiones económicas queda aún mes y medio. Es por ello que los datos macroeconómicos que se vayan conociendo hasta este momento pueden servir de aliciente para que el consejo de gobierno del emisor se pronuncien en uno u otro sentido. "Cualquier sorpresa en torno a las lecturas de inflación europea de esta semana, especialmente la subyacente, tiene implicaciones políticas directas", sostienen los analistas de ING. Los expertos ven poco probable una nueva reducción de la tasa a los depósitos (desde el –0,5% actual) y entienden que el nivel de los tipos de interés seguirá reflejando "las pésimas perspectivas económicas y una mayor demanda de activos seguros".

Mientras los bancos centrales en general (y el BCE en particular) continúan con su política de tipos ultrabajos para que la crisis sanitaria no se convierta en una crisis financiera, su tolerancia cada vez mayor a la inflación pone de relieve los temores que rodean a la recuperación económica. “Pero desear la inflación no lo consigue, y en nuestra opinión hay vientos deflacionarios masivos (alto desempleo, tecnología) que plantean retos considerables”, apunta Michael McEachern, Portfolio Manager & Head of Public Market de la gestora de fondos neoyorquina Muzinich & Co.

Recientemente era el gobernador del Banco de Francia (BdF) y miembro del BCE, François Villeroy de Galhau, quien defendía que la meta del 2% debe ser un objetivo flexible y no un límite para la evolución de los precios que no se pueda sobrepasar. Si adoptase esta decisión, el organismo seguiría una estrategia ya adoptada por la Reserva Federal de Estados Unidos, tal y como recuerda Aitor Méndez, del bróker IG. Desde diciembre de 2002, el IPC subyacente de la eurozona solo se ha situado en una ocasión por encima del nivel del 2% y la inflación del área mantiene una tendencia a la baja desde 2018.

En uno de sus últimos informes, la gestora de francesa AXA IM, en el que advierte de que “la recuperación se está deteriorando en la zona euro, lo que significa que no hay margen para la complacencia”. Los expertos de AXA IM esperan una contracción del 7,7% en 2020 para la eurozona, seguida de una recuperación del 5,2% en 2021 y no prevén cambios en los tipos de interés del BCE al menos hasta septiembre del año 2021

Una evolución preocupante de la pandemia

"La evolución de los acontecimientos relacionados con la pandemia es preocupante y la propagación del virus se está incrementando bruscamente en Europa. El incremento de las tasas de ocupación UCI, de las tasas de mortalidad y el cambio en la media de edad de los afectados invitan a la cautela. Los Gobiernos están actuando, pero con medidas parciales menos estrictas que en la primera oleada", zanjan.

Después del colapsar en el segundo trimestre, con una caída histórica del 11,8%, el PIB del área euro está en recuperación, con un avance que podría rondar el 8,9% entre julio y septiembre, según el consenso. Pese a ello, cada vez más voces alertan de que la recuperación está perdiendo fuerza. "El apoyo del BCE es crítico en estos momentos y esta situación refuerza nuestra visión de que el BCE hará más, con una expansión en diciembre tanto en la duración como en la cantidad del PEPP (programa de compra antipandemia)", apuntan desde AXA. 

La razón que dan para sostener esta tesis es que al enfrentarse a una mayor emisión de deuda pública el próximo año, el BCE tendrá que proporcionar un margen acomodaticio mayor en forma de expansión cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés). "Ese es el precio a pagar para que la política fiscal ayude a traer la inflación de vuelta al objetivo del banco central", aseguran.

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