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El euro corre hacia la paridad: el declive ante el dólar fuerza la actuación del BCE

La divisa europea se ha convertido en otro problema para la inflación porque aumenta el impacto de los precios energéticos pero también en amortiguador de la desaceleración económica en Europa.

El euro se acerca a la paridad con el dólar.
El euro se acerca a la paridad con el dólar.
DPA vía Europa Press

El euro se está convirtiendo en la divisa perdedora de 2022. La guerra de Ucrania y la particular 'haka' monetaria de la Fed de Jerome Powell antes de acelerar las subidas de tipos de interés están provocando que la moneda europea pierda el paso día tras día en los mercados. Su tipo de cambio frente al dólar ha perforado ya los mínimos de marzo de 2020, tras el estallido de la pandemia y se retrotrae a cotizaciones no vistas desde diciembre de 2016 en torno a los 1,055 dólares. Si rompe a la baja las 1,045 unidades, la divisa única se irá hasta sus mínimos desde 2002, año de la jubilación de la peseta. La paridad, por tanto, ha dejado de ser una remota posibilidad para reaparecer como una realidad cada vez más cercana.

El deterioro de la divisa única tendrá dos consecuencias macroeconómicas inmediatas: más inflación procedente de las importaciones energéticas y un mayor dinamismo para las exportaciones. Sin embargo, el escenario de guerra en Ucrania y de sanciones a Rusia nubla la visibilidad de las perspectivas. El declive del euro frente al dólar se está acelerando en un contexto de subidas de tipos en EEUU, Canadá, Reino Unido y otros grandes países, mientras que Europa sigue anclada a una política monetaria expansiva, al menos, hasta que en junio se publiquen las nuevas proyecciones del Banco Central Europeo (BCE), como advirtió su presidenta, Christine Lagarde, la semana pasada.

El efecto divisa impactará en la inflación en la zona euro para abril, después de que en marzo se elevase hasta el 7,5% interanual. Lagarde recordó este miércoles que la prioridad del banco central es “la estabilidad de precios” aunque también ha recordado que existen riesgo a la baja sobre el crecimiento. El BCE ha insistido en sus discursos recientes que no tiene ningún rango objetivo para el tipo de cambio, lo cual ha dado rienda suelta a su caída en los mercados. La divisa ya se deprecia un 7% frente al dólar en lo que va de 2022 y pierde valor frente a la mayoría de monedas principales.

“El euro/dólar se negoció alrededor del soporte de 1.0636 (mínimos de 2020) durante la noche, y una ruptura decisiva por debajo de ese nivel colocaría el próximo soporte clave en 1,0500. La flagrante incapacidad del euro para repuntar ante los comentarios agresivos de los miembros del BCE (no es sorprendente dado que los 75 puntos básicos de ajuste para fin de año ya están descontados) significa una vulnerabilidad persistente ante un entorno externo afectado negativamente por una situación cada vez más preocupante en Ucrania y la fortaleza generalizada del dólar”, advierten Francesco Pesole y Frantisek Taborski, estratega de divisas del banco ING.

En su opinión, el euro podría encontrar algo de apoyo a medida que comiencen a llegar las cifras de inflación de los países de la eurozona, pero las posibilidades de que la cota de los 105 centavos sean puestos a prueba para finales de la semana han aumentado. El BCE ha insistido en que esperará hasta junio y seguirá comprando deuda hasta entonces, pero cada vez más voces alertan de que puede estar llegando tarde al tren de las subidas de tipos de interés al que ya se han subido el resto de bancos centrales. La depreciación de la divisa europea será un argumento de peso que presione un movimiento monetario en los próximos tres meses, según los expertos, a la vista de que la retórica agresiva dejar de funcionar.

Chris Iggo, director de inversiones de Axa Investment Managers, cree que la desaceleración de la economía global, en general, y de la europea, en particular, serán otro factor decisivo a tener en cuenta para los movimientos del euro y el dólar. “Los tipos más elevados tendrán un impacto en todas las economías. Las interrupciones del suministro y la geopolítica interrumpirán la producción y el comercio. Todo esto significa un menor crecimiento del PIB en 2022 y 2023”, advierte al tiempo que recuerda que, en la actual coyuntura inflacionista, “los bancos centrales claramente necesitan enviar un mensaje agresivo dado que están rezagados en relación con la inflación.

Ben Laidler, estratega de mercados globales, apunta otro ángulo desde que el analizar la depreciación de la moneda única: su papel estimulador de la economía exportadora de la zona euro: “El euro ha alcanzado su nivel más bajo de los últimos cinco años frente al dólar estadounidense, y es probable que siga bajo presión, atrapado en el bucle de la ampliación de las expectativas de los tipos de interés transatlánticos, y la guerra de Ucrania y los cierres de las Bolsas chinas, que avivan los riesgos del crecimiento económico europeo. Un euro más débil encarece los productos importados, lo que aumenta las presiones inflacionistas del 7,5% en la zona euro, y dificulta aún más la labor del BCE a la hora de gestionar la presión de los precios y el crecimiento. Sin embargo, consideramos que el euro es un "amortiguador" clave frente a los crecientes riesgos de recesión, junto con los tipos de interés con límite cero y el aumento del gasto público. El tipo de cambio más débil ayuda a que las economías y las empresas del continente sean más competitivas y a compensar algunas presiones económicas”. 

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