Bonos, recesión y tipos

Los seis gráficos que más miedo metieron en la noche de Halloween en Wall Street

La gestora de fondos M&G recuerda con una serie de gráficos las incertidumbres que gobiernan la marcha de los mercados financieros y señalan la trayectoria de los bonos en EEUU como una fuente de terror inversor.

Los gráficos más miedo dejan tras la noche de Halloween en Wall Street.
Los gráficos más miedo dejan tras la noche de Halloween en Wall Street.
Nerea de Bilbao (Infografía)

Llegó Halloween 2023 con la novedad de su coincidencia con la reunión de la Reserva Federal (Fed), que entre martes y miércoles decide cuál es su próximo paso en política monetaria. A través de su publicación Bond Vigilantes, la gestora británica M&G ha seleccionado los "seis gráficos más espeluznantes de las finanzas mundiales" que, en su mayoría, tienen a EEUU como epicentro.

"Con niveles persistentes de inflación y crecientes signos de debilidad en la economía mundial, 2023 ha sido un año aterrador para todos. Si nos centramos en los mercados, el efecto del aumento de los costes de financiación tras el endurecimiento agresivo de la política monetaria por parte de los bancos centrales ha hecho que este año tampoco nos falten gráficos espeluznantes para nuestra edición anual", expone la firma británica.

1. La duración (sensibilidad a tipos de la deuda) da pavor

La primera gráfica que propone M&G pone de manifiesto que la caída del valor de los bonos de largo plazo desde que comenzaron a sonar los tambores de subidas de tipos de interés supera al colapso bursátil registrado en 2008 por el S&P 500. La firma apunta al desembalse de la demanda reprimida durante la pandemia y el exceso de liquidez por parte de los bancos centrales como fuentes de inflación que han tenido consecuencias. "A medida que los mercados han reevaluado sus expectativas de inflación y los bancos centrales han aumentado agresivamente los tipos de interés, los inversores en bonos a más largo plazo han tenido un claro recordatorio de que la duración puede llegar a dar miedo", explican. 

En este sentido, los bonos con vencimientos más largos dejan a los inversores expuestos durante más tiempo al riesgo de que la inflación erosione el valor real de su inversión, inyectando pérdidas temporales en sus carteras que no todo el mundo puede aguantar. La quiebra de varios bancos regionales en marzo como el Silicon Valley Bank se originó en la mala gestión de riesgo en su cartera de bonos y provocó episodios de pánico bancario. Ahora todo el mundo entiende esta cuestión: "Este gráfico pone en perspectiva los movimientos de los bonos desde la pandemia: la caída total de los bonos del Tesoro de EEUU con duración larga supera ahora el desplome bursátil de pico a valle de la Gran Crisis Financiera".

2. ¿Podrá pagar sus facturas EEUU?

Otro de los cuadros financieros que genera terror a partes iguales entre inversores y políticos es el que se está pintando en el coste del servicio de la deuda de Estados Unidos. "El Tío Sam tiene una factura grande que pagar. La combinación del importante endeudamiento que se dio durante la pandemia, junto con la subida de los tipos de interés, ha hecho que los pagos de intereses de la deuda hayan aumentado rápidamente para el gobierno de EEUU", señalan en M&G. 

Según sus datos, los pagos anuales de intereses parece que pronto alcanzarán el billón de dólares, como publicó La Información este verano, "y es probable que aumenten aún más ya que la deuda que vence tendrá que refinanciarse a tipos más altos. De hecho, ¡los pagos totales de intereses de EE.UU. han alcanzado ya el mismo nivel que su deuda total en 1980!", recuerdan desde la gestora británica.

Esto abre nuevos frentes para los inversores en renta fija: "Existe el riesgo de que el aumento de la oferta de bonos del Tesoro y el mayor apalancamiento del país asusten a los inversores: quizá la reciente rebaja de la calificación crediticia de Estados Unidos por parte de Fitch no sea la última. Aunque el impago es muy improbable, es probable que el creciente riesgo de los bonos del Tesoro estadounidense se manifieste sobre todo en el tramo largo de la curva, ya que los participantes en el mercado exigen una prima por plazo más elevada".

3. La tenebrosa curva invertida sigue merodeando

En tercer lugar reaparece una gráfica que quita el sueño desde hace bastante tiempo a los mercados, pero ese temor no ha llegado a hacerse real y parece más lejano ahora que nunca en los dos últimos años. Se trata de la curva invertida de la rentabilidad de la deuda del Tesoro estadounidense en los bonos a 2 y 10 años. Lo normal es que por financiarse a un plazo más corto se pague menos que a largo plazo porque el tiempo y la duración, como se ha visto, es un riesgo. 

Pero desde finales de 2021 está ocurriendo lo contrario, una anomalía inquietante que se interpreta como la señal de que llega una recesión. "Así ha sido durante décadas. Una curva de rendimientos invertida se refiere a la situación en la que los rendimientos a corto plazo son superiores a los rendimientos a largo plazo, lo que indica que los inversores se están reposicionando en bonos a más largo plazo y sugiere el pesimismo del mercado sobre las perspectivas a corto plazo", cuentan.

"Sin embargo, un análisis más detallado del gráfico revela que, de hecho, la recesión suele producirse cuando la curva empieza a “empinarse” de nuevo tras haberse invertido. Ahora que la curva de 2 vs 10 (rendimiento a 10 años menos rendimiento a 2 años) acaba de empezar a empinarse, ¿está a punto de llegar la oscuridad de la medianoche?", se preguntan los Bond Vigilantes de M&G.

4. El veneno del encarecimiento de costes se extiende

Quizá es el sector que puede desatar una crisis porque agrupa a los emisores más vulnerables y más necesitados de financiación externar: los bonos 'high yield', de alto riesgo o conocidos también en la jerga como basura. Desde que comenzaron a subir los tipos de interés han sufrido menos de lo previsto las valoraciones crediticias se han mantenido firmes, incluso dentro de los bonos de riesgo.

"El diferencial del índice Global High Yield ha caído hasta los 400 puntos básicos, situándose cerca de sus niveles más ajustados desde la Crisis Financiera. Sin duda, los diferenciales de crédito de High Yield (HY) se han visto favorecidos hasta ahora por la demanda de inversores ávidos de rendimiento, y también por una oferta más ajustada de estos bonos: estos emisores se han abstenido de refinanciar tanto como han podido a la luz de los mayores costes de financiación", comentan.

Pero en M&G tienen bastante claro que muchas empresas han pospuesto la refinanciación desde hace algún tiempo y los muros de vencimiento se están acercando de forma inevitable. "Casi el 10% de los emisores de High Yield se enfrentan al riesgo de refinanciación en los próximos dos años. Es probable que esto se convierta en el mayor esfuerzo de refinanciación para estos emisores desde la Crisis Financiera", advierten los analistas de la firma.

5. Tiburones al acecho en el mar de la inflación

No es tiempo de cantar victoria en la guerra contra la inflación, decía la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, hace algunos días. También su homólogo en EEUU, Jerome Powell, comentaba que el riesgo de terminar de forma prematura el ciclo de subidas de tipos de interés puede de ser fatal porque los mismos ingredientes que provocaron la gran ola de inflación de 2021 y 2022 pueden volver a la escena y deshacer todo el trabajo hecho hasta ahora. 

"La inflación suele aparecer en oleadas. Esto se debe quizás a que la inflación tiende a causar problemas que los gobiernos y los bancos centrales intentan resolver con políticas expansivas. Por ejemplo, en los años 70 tuvimos dos grandes oleadas de inflación antes de que el entonces presidente de la Fed, Paul Volker, consiguiera por fin volver a meter al genio de la inflación en su lámpara. Con una dinámica inflacionista similar a la de los años 70, existe el riesgo de que la inflación reaparezca", advierten desde M&G.

6. Los tipos reales entran en la zona oscura

"Uno de los indicadores clave que seguimos son los tipos reales, que hemos definido en el gráfico anterior como el tipo oficial del banco central menos la inflación subyacente", exponen en la gestora británica. Para M&G es un claro síntoma de una contracción en la economía y, aunque no está sucediendo ahora, da miedo como se cumple en los registros históricos de la estadística. 

"En EEUU, un tipo real superior al 3% ha sido tradicionalmente precursor de recesiones. Los tipos reales han aumentado considerablemente en los últimos meses y, tras el endurecimiento de la política monetaria de los bancos centrales, se sitúan ahora cómodamente en territorio positivo. En términos interanuales, los tipos reales se acercan al 2%. Sin embargo, si observamos la dinámica más reciente de la inflación, los tipos reales acaban de cruzar la barrera del 3%", concluyen.

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