El BdE eleva el déficit tras asumir que las pensiones subirán con el IPC hasta 2022

PREVISIONES BANCO DE ESPAÑA
PREVISIONES BANCO DE ESPAÑA

El Banco de España acaba de publicar sus previsiones macroeconómicas para el cuatrienio 2019-2022 y no traen grandes novedades respecto a las que dio a conocer el pasado mes de septiembre. El supervisor amplía un año el horizonte de proyección y mantiene la senda de desaceleración prevista para la economía española, que pasará de crecer un 2% este año a avanzar un 1,7% en 2020, un 1,6% en 2021 y un 1,5% el ejercicio inmediatamente posterior. Sin embargo, el organismo empeora sensiblemente sus estimaciones con respecto al déficit público para todo el periodo analizado debido a que asume, por primera vez, que las pensiones se actualizarán todos los años en base a la inflación.

De este modo, el Banco de España da por enterrada la reforma de las pensiones que introdujo el Gobierno de Mariano Rajoy y asume un incremento de las prestaciones públicas en línea con el Índice de Precios de Consumo (IPC) para los años 2020, 2021 y 2022, frente a la revalorización del 0,25% —resultado de la aplicación de la fórmula establecida en la ley de 2013— que se asumía en el ejercicio de proyecciones de septiembre. 

En este sentido, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos recuerda que el pasado 15 de octubre el Gobierno en funciones remitió a la Comisión Europea el Plan Presupuestario para 2020, realizado bajo el supuesto de ausencia de nuevas medidas, con dos excepciones: se mantiene el aumento de los salarios públicos acordado con los sindicatos en 2018 para 2020 y se introduce la indiciación de las pensiones al IPC.

Hay que recordar que en ese documento elaborado por el departamento que dirige en funciones Nadia Calviño el Ejecutivo español trasladó a Bruselas su intención de subir las pensiones un 0,9% en 2020, en línea con la inflación prevista. De momento, el Consejo de Ministros no ha dado luz verde al Real Decreto Ley que es necesario para que la actualización se haga efectiva a partir del 1 de enero. Si bien desde el Ministerio de Trabajo han reiterado que, de no ser posible por estar en funciones, el incremento se materializará en cuanto se forme Gobierno y se aplicará a las nóminas de los pensionistas con carácter retroactivo. 

Pero no solo para 2020. El BdE da por hecho que las pensiones se ligarán al IPC al menos durante los próximos tres años, y lo hace "dada la aparente coincidencia de criterio entre las distintas fuerzas políticas en torno a esta cuestión". En este sentido, cabe señalar que el Pacto de Toledo había alcanzado un principio de acuerdo respecto a la revalorización de las pensiones con la inflación antes de estallar por los aires durante la anterior legislatura. Ahora, con algún matiz, ningún partido se opone a garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas.

En consecuencia de estos incrementos, que blindarían la capacidad de compra de los jubilados de aquí a 2022, el desfase de las cuentas públicas será mayor de lo esperado. En concreto, el BdE sitúa el déficit en el 2,5% del PIB en 2019, una décima más con respecto a las anteriores previsiones y la misma proporción que en 2018, lo que implica un año perdido en términos de reducción del déficit público. Prevé que baje al 2,1% en 2020 (tres décimas más), al 1,8% en 2021 (otras tres décimas más) y hasta el 1,4% en 2022 (aquí no hay comparación puesto que las proyecciones para este ejercicio se incorporan en este documento por primera vez).

Respecto a las peores previsiones fiscales para este año, influyen otros factores. El supervisor bancario explica que los datos de ejecución presupuestaria hasta septiembre del conjunto de las Administraciones Públicas, excluidas las Corporaciones Locales, muestran "un avance más dinámico de lo esperado de la remuneración de asalariados y de las prestaciones sociales". En este mismo sentido, los datos de octubre de ingresos impositivos señalan una "desaceleración significativa de la recaudación del Impuesto de Sociedades, al no repetirse este año el elevado pago fraccionado observado en 2018".

En consecuencia, el déficit público se corregiría gradualmente a lo largo del horizonte de previsión, hasta situarse en el 1,4% del PIB en 2022. No obstante, tal y como advierte el informe del BdE, "esta mejoría descansaría exclusivamente sobre los efectos favorables del ciclo económico y sobre la continuación del proceso de reducción del coste medio de la deuda, como consecuencia del contexto actual de reducidos tipos de interés". Por el contrario, no se esperan cambios significativos en el saldo estructural primario en el curso del horizonte de proyección. De este modo, "el tono de la política fiscal, que en 2019 ha sido claramente expansivo, pasaría a ser aproximadamente neutral en el período 2020-2022", matiza el Banco.

Más paro... y riesgos 

Como se comentaba, las estimaciones para los demás indicadores se mantienen prácticamente sin cambios respecto a hace tres meses. En el caso del PIB, la ralentización es la misma que se preveía en septiembre, cuando el supervisor ejecutó un fuerte recorte en sus proyecciones y dejó el avance previsto por debajo del escenario que dibuja el Gobierno de Pedro Sánchez. Eso sí, empeora sensiblemente la aportación de la demanda exterior, mientras aumenta la contribución al crecimiento de la demanda interna, como se aprecia en el cuadro que precede estas líneas.

En cuanto al empleo, aumenta en dos décimas el incremento previsto para este año en términos de puestos de trabajo equivalente a tiempo completo, hasta el 2%, si bien también se produce un repunte en la tasa de paro estimada para 2019, hasta situarla a finales de año en el 14,3% y en el 14,2% de media anual. Esto es así porque "la disminución esperada de la tasa de paro es ahora algo menos pronunciada, como consecuencia de que el comportamiento reciente de la población activa ha sido algo más dinámico que el proyectado entonces", explica el BdE. Con todo, según sus cálculos, en el promedio de 2022, la tasa de paro se situaría en el 12,6% de la población activa.

Pero este escenario no está exento de riesgos. Según el supervisor, proceden fundamentalmente del contexto exterior, pero también preocupa la situación interna que atraviesa el país. "En el plano nacional, persiste la incertidumbre acerca del diseño futuro de las políticas económicas y, en particular, de los elementos necesarios para retomar el proceso de consolidación fiscal, en la medida en que no se ha constituido todavía un nuevo Gobierno tras las pasadas elecciones generales", avisa el Banco central, que deja un mensaje al futuro Ejecutivo: "la capacidad de resistencia frente a hipotéticos desarrollos desfavorables se vería fortalecida con la adopción de un programa de reformas estructurales orientadas a impulsar el potencial de crecimiento de la economía".

Mostrar comentarios