El enfriamiento que viene

Petróleo, tipos, retirada del escudo social y clima desafían la resiliencia del consumo

El mayor impacto de la subida de los tipos sobre la economía nacional se producirá en 2024, cuando el Gobierno deberá retirar el escudo social y se prevén tensiones adicionales en los mercados internacionales de crudo.

El consumo hogares de los hogares ante el debilitamiento que viene
El consumo hogares de los hogares ante el debilitamiento que viene
Europa Press / Mercadona

El consumo de los hogares sigue estando aún un punto por debajo de los niveles que registraba antes de estallar la pandemia de coronavirus y, sin embargo, se mantiene como una de las variables que mejor refleja la resiliencia de la economía española a un entorno cada vez más complejo por la subida de los tipos de interés, la debilidad de los principales socios comerciales, el encarecimiento de la energía o la persistencia de la inflación subyacente. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado que el PIB avanzó entre abril y junio una décima más de lo previsto, al 0,5%, y lo hizo gracias al tirón de la demanda de las familias, así como a la evolución del empleo, del gasto público y de la inversión en construcción.

En concreto, el consumo de los hogares creció un 0,3% en el primer trimestre y un 0,9% en el segundo (venía de contraerse un 1,6% a finales del año pasado) en un contexto en el que los precios de los alimentos han seguido subiendo con fuerza y en el que las familias con hipoteca variable han visto cómo su cuota mensual refleja ya una parte notable del alza de tipos. Sólo una parte, puesto que esta se traslada con cierto retardo a los créditos, en función de cuándo y cómo revisen. La fotografía del primer semestre muestra, en todo caso, una instantánea muy favorable para este indicador, en contra de lo que sucede ya en otras economías vecinas. "El diferencial en el aumento interanual del consumo privado de España con el resto de Europa es bastante amplio", señalan fuentes del ministerio de Asuntos Económicos.

Las mismas fuentes explican la resistencia de esta variable por la evolución del mercado laboral, que suma 576.000 puestos de trabajo a tiempo completo en el último año (su incremento se acelera en relación a trimestres previos), por la reducción de la temporalidad y por la mejora en el empleo cualificado. Los economistas han hablado en numerosas ocasiones de la fuerte correlación que existe entre la evolución del empleo y el consumo, y el propio Banco de España señaló recientemente que la conversión de contratos temporales a indefinidos habría tenido un impacto en el consumo de entre 2.000 y 3.000 millones de euros en el primer año de aplicación de la reforma laboral, en 2022.

En Asuntos Económicos también atribuyen el buen tono de la demanda privada al escudo social de 50.000 millones de euros desplegado a raíz de las crisis energética e inflacionaria y de la guerra en Ucrania. Las medidas destinadas a paliar el alza de los precios (rebajas de impuestos a la electricidad, el gas y los alimentos, la bonificación a los carburantes o la gratuidad del transporte público) y aquellas enfocadas en el mantenimiento de las rentas (Ingreso Mínimo Vital, alza del Salario Mínimo o incremento de las pensiones contributivas) habrían permitido a los hogares mantener el consumo. 

Las medidas extraordinarias han beneficiado especialmente a las familias con menor renta, que son los que tienen una mayor propensión a consumir, como explica a este diario Antonio Sanabria, economista, investigador en el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI). En su opinión, una de las claves es la evolución que se ha producido en los salarios por deciles de renta, dado que de 2018 a 2021 los sueldos aumentaron con más fuerza (un 18,9% de media) entre el 10% de la población que menos cobra. "Cabe pensar que esta tendencia se ha mantenido" en 2022 y en adelante, al tratarse precisamente de sectores más beneficiados por ese escudo social. 

El invierno, los tipos o la retirada del escudo social, en el foco

Sin embargo, la incógnita es qué sucederá a futuro cuando, como apuntan desde CaixaBank Research, la evolución de diversos indicadores apunta a una pérdida de empuje de la actividad en los próximos meses, en un contexto de inflaciones todavía elevadas. Sanabria señala, en concreto, el efecto que podría tener sobre el consumo el incremento en los precios del combustible -que irá a más por la perspectiva de tensiones en los mercados internacionales de petróleo-, así como la posibilidad de que el invierno sea más frío que el anterior. El hecho de que las temperaturas fueran inusualmente altas en ese periodo del año pasado ayudó a suavizar la crisis energética agravada por la invasión rusa de Ucrania.

Unas temperaturas más bajas presionarán al alza la energía y esto acabará afectando también al precio de los alimentos, que no termina de moderarse. Con el invierno llegará también un más que probable enfriamiento del mercado laboral a medida que se vaya registrando el mayor impacto de la subida de los tipos en la economía que, según el Banco de España, restará 1,2 puntos al crecimiento en 2024, y también una vez que se produzca la retirada de todas las medidas anticrisis el próximo 1 de enero. Una opción sería, según Antonio Sanabria, que se mantuviesen las medidas pero focalizadas en los colectivos más vulnerables. No será fácil hacerlo por los trámites burocráticos necesarios para solicitarlas y por el tiempo que esto requerirá. Las ayudas podrían llegar demasiado tarde a las familias que las necesitan.

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