El sector se reivindica

De 'megarrondas' a 'megafondos': el año de récords de las startups españolas

El ejercicio se cierra con un sector surfeando la ola de liquidez para invertir, con una controvertida ley apuntalada y con las grandes corporaciones acercándose más.

Wallbox bolsa
Wallbox salió a bolsa en Nueva York.
EFE

El año 2021 toca a su fin con un nuevo récord de inversión en startups, con más de 3.000 millones de euros desembolsados, con grandes fondos con sello español fraguándose y con las grandes corporaciones 'tocando el agua' con los dedos aunque aún sin mojarse más. Y también con una ley, controvertida pero con avances, que está apuntalada para aprobarse en el Congreso de los Diputados. El ejercicio ha tenido de todo: de la operación de Jobandtalent, a la de Glovo, pasando por el primer vehículo de capital riesgo local para apoyar a compañías en rondas más grandes.

En 2011, hace justo una década y en plena crisis financiera, el sector del capital riesgo para startups celebraba que se habían superado por muy poco los 200 millones de euros de financiación. En aquel año, por ejemplo, una por entonces desconocida empresa de juegos online Social Point recibía 2,4 millones de euros de financiación. Era una de las grandes rondas del año, junto con los 1,3 millones conseguidos por la plataforma de reservas online de Restalo. Las compañías batallaban por hacerse un hueco en un momento especialmente delicado después del 'crash' de 2008.

Ahora quedan unos días para despedir 2021. Y la fotografía es muy diferente. Los fondos de capital riesgo internacionales y nacionales han invertido más de 3.000 millones de euros. Social Point ya vive bajo el paraguas del gigante estadounidense Take Two tras su adquisición en 2017 por más de 200 millones -justo este año ha vuelto a repetir y compra otro estudio-. Y las dos rondas más grandes del ejercicio son las de 440 y 450 millones de Jobandtalent y Glovo. La primera apenas daba sus primeros pasos en aquel 2011 y la segunda ni siquiera existía. Las 'megarrondas' de otros mercados más maduros ya han llegado a España.

En esta enorme sacudida no sólo ha tenido que ver la maduración del 'ecosistema', tal y como reconocen diversas fuentes del sector. También contribuye la liquidez casi ilimitada en el lado de la inversión, que ha reforzado y consolidado a gestoras españolas de todos los tamaños y también ha rearmado a grandes firmas internacionales que entran en compañías españolas cada vez en fases más tempranas. En este tiempo se ha afianzado una tendencia: grandes corporaciones y gestoras más centradas en compañías consolidadas aterrizando en el mercado. 

Estas grandes corporaciones aún no se habían estrenado en España. Hasta este 2021. Primero fue Softbank con su Vision Fund. Su irrupción en España fue a principios del ejercicio, en Jobandtalent. Después ha sido Tencent, que también ha construido un enorme portfolio de startups internacionales. Tampoco tenía a ninguna española hasta que ha respaldado a la herramienta educativa para niños Lingokids. Y, por último, están gestoras de capital riesgo anteriormente especializadas en empresas más grandes como Tiger Global. La que fuera accionista de Idealista o Atrapalo cambió de estrategia y volvió a revolucionar el mercado regándolo con miles de millones en todo el mundo. Eso también llegó al mercado español, tras la llegada a la plataforma de software para la gestión empresarial Factorial.

En España ha habido también un factor relevante: la existencia del Fondico, el fondo de fondos con dinero del Instituto de Crédito Oficial (ICO) que se creó en 2013 y que ha regado con casi 3.000 millones a gestoras españolas en todo este tiempo. La última convocatoria, que se cerró hace unos días, era de 750 millones. No ha sido algo excepcional. La entidad pública anunció este mismo año que sumará otros 2.500 millones más en los próximos años, que convivirán con los 2.000 millones que aportará el Estado al Fondo Next Tech -financiado en parte con fondos europeos de recuperación de la Covid-.

Esto, junto con el respaldo de otras entidades públicas y privadas internacionales, ha hecho que los fondos españoles se rearmen -y no sólo para invertir en España-. Seaya Ventures acaba de abrochar su tercer fondo con 165 millones, mientras que Samaipata culmina su segundo con 107 millones. Nauta, Aldea Ventures, Kibo Ventures, Easo, Inveready, 4Founders... La lista es muy larga. Este aluvión de nuevos fondos ha traído consigo que se consolide el crecimiento del capital riesgo especializado con un movimiento clave: se lanzó el primer fondo de gran tamaño para fases avanzadas ('growth', en el argot), con hasta 250 millones gestionado por K Fund. Y además con Telefónica como inversor clave, que ya ha comprometido un 25% de ese dinero.

Softbank, Tencent y Tiger, tres de los gigantes que revolucionaron el sector regando de inversión a startups en todo el mundo, aterrizaron en España

Ninguno de los unicornios que España había construido se había estrenado en bolsa. Glovo y Cabify seguían siendo independientes, aunque con socios con un peso relevante en su accionariado. Jobandtalent se estrenó en este club a principios de año y aún mira de lejos la salida. Wallbox fue el que dio el toque de campana... y en Nueva York. El fabricante de cargadores para coches eléctricos se puso frente a los focos por ese estreno en el parqué estadounidense y también por la fórmula elegida: las ya conocidas empresas de cheque el banco (SPAC, por sus siglas en inglés) que apenas han tenido relevancia en el mercado local. Las compras de compañías fundadas en este país siguieron sucediéndose, sin que la gran corporación haya sacado la chequera para protagonizarlas pese a su claro acercamiento a este sector.

Tras esa hiperactividad en el escenario, el telón lo conformaba una ley de startups que se hizo esperar. La primera vez que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la anunció aún no había pandemia. Finalmente este mes de diciembre se aprobó el texto del proyecto de ley y está a la espera de tramitarse en el Congreso de los Diputados. Una ley ampliamente reclamada por el sector y que ha despertado el aplauso de muchos de sus miembros. Incluyen reivindicaciones históricas, como la mejora de la fiscalidad a las 'stock options' -se convertiría, en caso de aprobarse definitivamente, en una de las más favorables del mundo- y los beneficios de las gestoras de capital riesgo y la eliminación de trabas burocráticas. Muchos de los que hoy aplauden están a la espera de una letra pequeña que les hace mirar con cierto recelo. Uno de los aspectos que más preocupan: el límite de 5 millones de euros de facturación y 5 años de vida para denominarse startup y aprovecharse de todas las medidas. Un límite que deja fuera a muchas compañías.

Esa abundancia de capital y la escasez de personal técnico, que impacta en todas las economías del mundo, ha llevado también a que la batalla por el talento se haya recrudecido de manera importante. Las startups, y también las grandes empresas tecnológicas, han tenido muchas más dificultades para fichar y también para retener. Y mientras que otros mercados mucho más maduros como el alemán o el británico se han encarecido más, España se ha convertido en un destino para centros tecnológicos y de desarrollo de multinacionales, como los de Klarna, Microsoft, Amazon, Google, N26 o Bitpanda.

Se cierra un año muy intenso, en el que el proceso de digitalización se ha acelerado aún más, pese a que los fondos públicos para expandirla entre las pequeñas y medianas empresas aún no hayan llegado -las primeras ayudas del 'kit digital' llegarán en febrero y, previsiblemente, serán gestionadas en su gran mayoría por compañías multinacionales como telecos o tecnológicas y no  tanto por startups-. El dinero sigue fluyendo y las compañías se hacen más grandes. Diez años después de esos tímidos pasos, el sector español se reivindica.

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