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Másmóvil lanza el ‘plan B’ con Euskaltel tras encallar su intento con Vodafone

La compañía dirigida por Meinrad Spenger opta por comprar la operadora vasca, ganando tamaño ante la necesidad de crecer en plena guerra comercial en el sector.

Spenger revive una firma patrimonial tras el bonus y la OPA sobre Másmóvil
Spenger lidera otra operación corporativa para ganar tamaño.
La Información

Si no puedes comerte al pez grande, al menos puedes intentar hacerlo con el pequeño. Másmóvil y los fondos de inversión KKR, Cinven y Providence que quisieron dar tres pasos de una tacada, fusionándose (o adquiriendo) Vodafone para convertirse en el segundo operador de telecomunicaciones en España y superar a Orange. El encaje era especialmente complicado, por las importantes diferencias de valoración de los diferentes negocios entre ambas partes. Ante la necesidad de ganar tamaño en un mercado ‘post-pandemia’ impactado por la dura batalla comercial, el grupo dirigido por Meinrad Spenger ha activado el ‘plan B’ para así adelantarse a otros rivales, lanzando una opa sobre el quinto por tamaño, Euskaltel.

Durante los últimos meses, todos los ojos estaban puestos en la potencial operación de Vodafone. Lo plantearon de todas las maneras, con una ‘joint venture’ y con una adquisición 'in extremis' apalancada en una montaña de deuda. La primera no fue posible por las diferencias de valoración de los activos con Vodafone -su CEO global ya lo alertó ante los analistas en febrero-. Y la segunda se había convertido en un arriesgado movimiento financiero que ahogaría con deuda a la compañía resultante a las puertas de los despliegues de 5G. El dueño de Pepephone y Yoigo se ‘rendía’. ¿Consecuencia? El pasado 15 de marzo, Spenger activó su as en la manga. Según queda reflejado en el folleto, presentó una oferta no vinculante en la que expresaba “su interés en valorar la potencial presentación de una opa” sobre el 100% de Euskaltel.

Las dos compañías sumaron unos ingresos durante el pasado año de casi 2.900 millones de euros, según sus propios balances y los datos complementarios de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). El resultado bruto de explotación (Ebitda) alcanzó más de 500 millones de euros. Quedarían aún muy lejos de Vodafone, que en 2020 registró algo más de 4.800 millones de euros. Está por ver cuáles son las sinergias que genera esta unión. En redes desplegadas, hay una cierta complementariedad, según explican diferentes fuentes, aunque ambos tienen como socio mayorista de referencia a Orange. La decisión de ésta última de poner en revisión todos sus acuerdos para alquilar su red a terceros ha tenido también influencia en este movimiento.

Esta unión estuvo sobrevolando durante meses hace más de dos años en el sector de las telecomunicaciones. Pero desde Másmóvil hubo cierto desdén por dos razones: el tamaño de la plantilla de la vasca y la calidad de la tecnología de su red fija, principalmente de cable (y con poca presencia de fibra). Sin embargo, eso sucedió en un contexto muy diferente, con un Másmóvil creciendo por encima del 25% interanual, sin una crisis causada por la pandemia global como la del coronavirus y con una batalla de precios, especialmente en el segmento ‘low cost’ (en el que tiene buena parte de su base de usuarios), mucho menos agresiva. Eso ha llevado a una ralentización del crecimiento del cuarto operador que PwC reflejó en su informe de valoración de la opa: esperaba una subida media de las ventas del 5% frente al 14% de los últimos tres años.

Los vendedores

Con esta operación, el fondo Zegona, lanzado por dos exdirectivos del operador británico Virgin, sale del atolladero en el que se metió en el año 2017 cobrando la venta de Telecable a Euskaltel en acciones. El vehículo, que controlaba el 21,4% de los títulos, logra una plusvalía discreta de algo más del 17% cuatro años después. Y lo hace tras haber doblado el pulso al accionista vasco que había sido el mayoritario tradicionalmente: Kutxabank. Esa victoria cristalizó en el nombramiento a mediados de 2019 de José Miguel García como primer ejecutivo. Él tenía el cometido de vender el operador, tal y como había hecho en el año 2015 con Jazztel, tras ‘colocarla’ a Orange por más de 3.500 millones en la primera ola de consolidación.

El otro accionista de relevancia de la compañía es Kutxabank. Después de haber perdido ese pulso, la entidad financiera ha ido reduciendo su posición y hoy está en el 19,8% -los reguladores reclamaban desde hacía años el recorte en inversiones industriales-. Ya en ese 2019 dejó de considerarla "asociada" a la teleco después de perder "influencia significativa" en la gestión, algo que generó mucho debate político en el territorio, pues era una nueva forma de demostrar la progresiva pérdida del llamado 'ADN vasco' -la entidad fue creada a mediados de los 90-. Pese a ello, su beneplácito a esta operación de venta, que se ha plasmado en un acuerdo irrevocable como el que han firmado Zegona y Corporación Alba, ha necesitado de ciertos gestos. Durante los próximos cinco años, la sociedad Euskaltel seguirá operando de manera separada; mantendrá su domicilio social y fiscal en Euskadi y preservará la marca emblemática. A esto suma el compromiso de no ejecutar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en ese periodo, además de la priorización del despliegue de 5G ahí. Pero, eso sí, "con sujeción a las condiciones del mercado".

El regulador y la presión comercial

Con esta transacción, el cuarto operador 'se come' al quinto. De esta forma, será difícil que haya impedimentos importantes por parte del regulador o la imposición de 'remedios' significativos, pues se reducirá la competencia pero la llamada 'doctrina Maverick' -por el que se exige cuatro competidores en cada segmento para evitar un oligopolio de facto- se mantendría. Este movimiento 'in extremis' de Másmóvil, ante el fracaso de su asalto a Vodafone, cierra la puerta a otros potenciales competidores para hacerse con la vasca. Ya en 2020 se especuló con un posible interés de Orange, que no se materializó en ninguna adquisición. De esta forma, en caso de que los dos grandes, al margen de Telefónica, quieran reducir aún más el número de jugadores se tendrán que arriesgar a hacerse con la resultante de esta 'opa' o conformarse con comprar pequeñas firmas como la rumana 'low cost' Digi.

Si Másmóvil siempre se ha mostrado reacia a incorporar a su grupo, donde ya conviven firmas como Pepephone y Yoigo, a Euskaltel, ¿por qué lo hacen ahora? Hay que tener en cuenta que existe una presión comercial muy importante en el mercado, con una reducción en la última década de casi un tercio de los ingresos de todo el sector. Esta fuerte competencia se recrudeció precisamente desde que el que hoy pone sobre la mesa 2.000 millones para cerrar la transacción se convirtió en un cuarto operador con fibra y móvil -algo inaudito en Europa- que elevó sobremanera la presión en precios sobre el resto rivales.

Esa misma presión de precios fue sufrida por la propia Másmóvil, contra la que el propio García lanzó un primer golpe con la puesta en marcha a nivel nacional de Virgin Telco, una marca nacional con fibra y móvil enmarcada precisamente en ese 'low cost'. La reacción no se hizo esperar y fue precisamente la de lanzar un operador vasco por parte de Spenger y su equipo llamado Guuk y que también ha generado algunos problemas a Euskaltel en su propio territorio.

No ha pasado ni medio año desde que se finiquitó la opa de los fondos KKR, Cinven y Providence y ya hay otra transacción sobre la mesa. A partir de ahora queda un periodo que se alargará durante los próximos meses y que debería acabar en una adquisición en la segunda parte del año. En caso de que eso no se produjera, como también sucedió en el caso del acuerdo de compra de Másmóvil, habrá una penalización que ascendería a unos 150 millones de euros. Las autorizaciones de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), gran valedor del cuarto operador en los últimos años, y del resto de organismos quedan pendientes. La cuenta atrás ya ha comenzado.

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