El batacazo sufrido por el PSOE en las elecciones madrileñas del 4 de mayo está provocando un intenso terremoto a nivel interno. Los socialistas han sido el partido peor parado en la izquierda y esa debacle está motivando un intenso malestar entre dirigentes y cuadros medios. Las miradas críticas se dirigen hacia Moncloa, desde donde se ha pilotado la campaña de Ángel Gabilondo, y a varios ministros que se han involucrado no solo en el duelo contra Isabel Díaz Ayuso, sino también en la estrategia desplegada en los últimos meses.
Los comentarios críticos en el PSOE se centran en Moncloa, donde el jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, y un selecto equipo capitanearon la estrategia contra Ayuso. El cara a cara planteado por Pedro Sánchez desde el pasado verano, cuando decidió confrontar directamente con la presidenta madrileña, es considerado internamente como un error político. A ello hay que sumar la creciente polarización, auspiciada desde Moncloa con mensajes que apuntaban al peligro que corría la democracia, que no ha surtido el efecto deseado en la cita con las urnas.
La campaña del PSOE, dirigida desde Moncloa y Ferraz, también es considerada como errática por este sector crítico de los socialistas, que consideran que el candidato Gabilondo y su equipo han ido a remolque de las estrategias de otros partidos, cambiando incluso de lema durante los días previos a las elecciones: primero se buscó el voto huérfano de Ciudadanos, que ha ido en masa a Ayuso, y luego se intentó movilizar a la izquierda con mensajes que no han llegado a fructificar, es más, una parte del voto socialista ha terminado decantándose por Mónica García (Más Madrid).
Fuentes socialistas mantuvieron hasta este mismo martes, 4 de mayo, la esperanza de poder sumar con los otros dos partidos de la izquierda, Unidas Podemos y Más Madrid. No vieron venir el 'vendaval Ayuso' y fiaron el vuelco a una movilización histórica de sus votantes. Pero ese movimiento no se tradujo en un triunfo sino en todo lo contrario: el PP arrasó y la izquierda se quedó lejos de poder sumar pese a la participación histórica.
Varios ministros también han adoptado un papel protagonista durante la campaña y el resultado ha sido negativo para su imagen. Es el caso del titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, o de Reyes Maroto, Responsable de Industria. El primero llegó a insinuar que el PP formaba una organización criminal y la segunda mostró en la puerta del Congreso de los Diputados una imagen con la navaja ensangrentada que recibió en su departamento. Ambos movimientos también son considerados internamente como errores de comunicación política.
El foco de las críticas también apunta a la cúpula del PSOE, que se ha volcado en la campaña, con José Luis Ábalos y Adriana Lastra en la primera línea. El responsable de Organización estuvo detrás de la operación fracasada en Murcia, una moción de censura planeada con la cúpula de Ciudadanos que el PP consiguió salvar a última hora. En este paquete de críticas también se incluye a Santos Cerdán, coordinador territorial del PSOE y miembro del comité organizador del 40 Congreso Federal de octubre.
Sánchez y la cúpula del PSOE tendrán que decidir en las próximas horas si el fiasco en Madrid tendrá consecuencias internas en el Gobierno u orgánicas a nivel de partido. No se descartan movimientos en algunos ministerios o en Ferraz, aunque la previsión es que esos eventuales relevos se ejecuten en octubre, fecha en la que se celebrará el próximo cónclave federal.
La dimisión inmediata de Pablo Iglesias, exvicepresidente del Gobierno y candidato de Unidas Podemos a los comicios madrileños, tras conocer los resultados, refuerza la tesis de los críticos del PSOE de que Sánchez debe acometer cambios con urgencia. Fuentes socialistas indican que no hay tiempo que perder para recuperar la iniciativa política.
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