Mercado de divisas

El mito de la pérdida de la hegemonía del dólar se cae pese al empuje de los BRICS

El debate en Argentina alrededor de una dolarización de su economía contrasta con los intentos de grandes países como China, Rusia, Brasil y la zona de Oriente Medio para despegarse de la influencia del billete estadounidense.

Un rublo descansa con el billete estadounidense debajo.
Un rublo descansa con el billete estadounidense debajo.
DPA vía Europa Press

Existe un deseo creciente por parte de algunos países de alejarse del dólar estadounidense como divisa de reserva dominante en el mundo. La llamada “dolarización” de la economía global está en el centro del debate. ¿Está su solidez en cuestionamiento o la amenaza de los BRICS se terminará diluyendo con el paso del tiempo? Los mercados están atentos a los últimos movimientos.

En los últimos meses han crecido los rumores de que Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica lancen una moneda única con el objetivo de competir con la divisa estadounidense. Los llamados BRICS se encuentran muy lejos de dominar las transacciones a nivel mundial, en cuanto al tipo de cambio utilizado. Los datos del FMI evidencian que más del 88% de las transacciones se realiza en dólares. De hecho, el 58,4% de las reservas oficiales sería en dólares por el 2,7% de yuanes. 

Hay una diferencia abismal ahora mismo. “A pesar del impulso creciente para ampliar el grupo de países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en un bloque más grande y desarrollar una divisa que compita con el dólar estadounidense, es poco probable que el dólar como principal divisa de reserva mundial sea sustituido a corto plazo”, afirma Aninda Mitra, director de estrategia macroeconómica y de inversión en Asia de BNY Mellon Investment Management.

Por "desdolarización" se entiende la tendencia de algunos países a reducir su dependencia del dólar estadounidense como divisa de reserva. En este contexto, algunos países de mercados emergentes están utilizando cada vez más sus propias divisas para liquidar sus intercambios bilaterales, y el yuan chino ocupa un lugar destacado.

Al parecer, los BRICS han estado impulsando la creación de una divisa común denominada "R5". Más recientemente, en la cumbre de estos países celebrada en Sudáfrica en agosto, se invitó a seis países (Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos) a unirse al bloque BRICS2 para rivalizar con los países del G7: Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá.

Según Mitra, que forma parte del equipo de Economía Global y Análisis de Inversiones (GEIA) de BNY Mellon IM, el tamaño económico acumulado del grupo ampliado (BRICS+), ajustado a la paridad del poder adquisitivo, es ahora mayor que el de las economías del G7. Mitra añade que “esto podría dar a los BRICS+ una mayor influencia financiera y geopolítica en la escena mundial”, pero cree que “las aspiraciones de desafiar al dólar estadounidense con una divisa rival son descabelladas”.

Impulso a la desdolarización

La tendencia a la desdolarización se ha visto exacerbada por la invasión rusa de Ucrania y las repercusiones para el mundo en desarrollo de que un país enorme sea sancionado a tan gran escala. La congelación de las reservas rusas impulsó una carrera por el oro y que los países intenten liquidar sus intercambios comerciales en sus propias divisas. Rusia y China poseen respectivamente 143.000 y 130.000 millones de dólares en oro como activos de reserva oficiales.

“El efecto de choque de la aplicación de sanciones a Rusia, especialmente por parte de los países del G7 o del G10, está causando este agrupamiento de un grupo dispar de países con el interés de aumentar su poder de negociación en los foros multinacionales mundiales. Al igual que las economías avanzadas tratan de aplicar sanciones e impulsar la resiliencia de la cadena de suministro, los mercados emergentes buscan aislar las capacidades de liquidación del comercio y diversificar las reservas”, afirma Mitra. 

Desde Morgan Stanley señalan como un ejemplo activo de desdolarización puede verse en el aumento de las exportaciones de los países BRICS a otros mercados emergentes, mientras que las exportaciones del bloque a los países desarrollados han disminuido. “El volumen creciente de comercio entre los mercados emergentes ha permitido a muchos países en desarrollo impulsar acuerdos comerciales bilaterales”, destaca la entidad bancaria.

Otro ejemplo es el uso intensivo del Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos de China (CIPS) en el comercio con Rusia, dominado por el yuan chino. En septiembre se informó de que entidades chinas intervinieron para prestar miles de millones de dólares a bancos rusos tras la invasión de Ucrania4.

“Mientras tanto, China y Brasil han estado explorando acuerdos monetarios bilaterales para liquidar sus operaciones comerciales y facilitar las inversiones”, comenta el banco estadounidense. Por otra parte, se dice que Arabia Saudí está considerando la posibilidad de aceptar el yuan chino en lugar del dólar estadounidense como pago por algunas de sus exportaciones de petróleo.

Una amenaza exagerada

Pero según Mitra y el equipo de GEIA, el "enorme privilegio" del dólar estadounidense como medio de cambio internacional, proveedor de liquidez y reserva de valor permanece intacto en un futuro previsible. Esto se debe a que el dólar estadounidense está bien arraigado en el ecosistema financiero mundial gracias a las alianzas geopolíticas históricas de Estados Unidos.

Según los últimos datos del FMI, el dólar estadounidense representa el 58,4% de las reservas mundiales de divisas, seguido del euro con el 19,8%, y el yen japonés con el 5,5%, mientras que el yuan chino solo representa el 2,7%. El país norteamericano representa el 25% del PIB mundial, y China el 18%8. EE. UU. también representa la mayor parte del volumen de negocios en divisas, de la emisión de bonos internacionales y de los préstamos transfronterizos.

Según Mitra, en los últimos años la apreciación del valor del dólar estadounidense ponderado por el mercado no es tan alta como los máximos registrados a principios de los años ochenta y de los años 2000. Pero la tendencia de revalorización (por encima de una media móvil de 10 años) lleva en marcha desde agosto de 2014. 

Es la racha más larga desde que se dispone de datos a finales de la década de 1970. “Esto por sí solo indica que no hay divisas competidoras que puedan contrarrestar al dólar, impartir fuerza económica mundial y, al hacerlo, arriesgarse a perder su propia competitividad exterior”, refuerza su teoría.

“Incluso con una disminución creciente de su uso en un horizonte temporal más largo, es probable que el dólar siga siendo la única divisa más importante en el comercio y las finanzas internacionales”, añade. El uso del yuan chino en los pagos comerciales está a punto de aumentar, pero en última instancia necesitará cambios institucionales profundos o cambios en el régimen político para transformarse realmente en un activo de reserva.

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