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Junqueras sueña con un referéndum: Sánchez no podrá dormir tranquilo

Unas dosis de indulto, unas inyecciones de negociación, unas pastillitas de paz sociopolítica y unos supositorios de referéndum reanimarán a los 'enfermos'.

Efe
Junqueras sueña con un referéndum: Sánchez no podrá dormir tranquilo.
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Va a resultar que el presidente del Gobierno es un estratega político de altura. Primero, Pedro Sánchez pactó con el independentismo catalán su apoyo al Gobierno de España a cambio de una mesa de negociación y, ahora, sirve en bandeja de plata indultos para los secesionistas, algunos de ellos, con Oriol Junqueras a la cabeza, que ya reniegan públicamente de la vía unilateral y apuestan por un referéndum pactado. O lo que es lo mismo, focalizarse en dinamitar el 'procès' y retornar al redil del diálogo político que nunca se debió de abandonar. La letra con sangre entra.

Por el camino, un puñado de secesionistas han sido encarcelados por delitos graves tipificados en el Código Penal. Declarar la independencia, aunque sea por un rato, amenazar con la ruptura y defender lo indefendible solo ha servido para que la Justicia ponga a cada uno en su sitio; unos, en prisión, y otros, fugitivos y echados al monte. Mucha tensión y mucho dolor para regresar a la casilla de salida como en el juego de la oca. Porque políticos como Junqueras han sufrido en sus carnes el peso de la ley, merecidamente, salvo que queramos vivir en un Estado en el que cada cual hace de su capa un sayo. Y todo lo penado y recorrido, para nada.

El independentismo tiene hoy más cerca que nunca un posible horizonte de ruptura negociada, aunque difícil

¿Para nada? No, no, no. Junqueras ha conseguido alistar a Pedro Sánchez en su proceso rupturista, que pasará por la denominada vía escocesa: convocar un referéndum en el que decidir el destino de Cataluña, con urnas de verdad y no de pantomima. Al líder de ERC le ha costado sombra y paseos por el patio pero ahora el Gobierno asumirá sin duda el compromiso de una consulta que siempre se había rechazado desde los partidos de ámbito nacional, salvo excepciones contadas. Los independentistas tienen hoy más cerca que nunca un posible horizonte de ruptura negociada, aunque difícil, ya sea de forma total o en parte.

También va a ayudar a la nueva alquimia la concesión de los indultos a los condenados por el Tribunal Supremo. No nos engañemos, nadie quiere estar en la cárcel y la libertad, también la de movimientos, es un bien preciado por cualquiera. Unas dosis de indulto, unas inyecciones de negociación, unas pastillitas de paz sociopolítica y unos supositorios de referéndum reanimarán a los 'enfermos'.

¿A todos? No, no, no. Cuesta trabajo encajar en la ecuación a personajes como Carles Puigdemont, que están libres en su propia cárcel. No todos los catalanes independentistas estarán en el ajo. Ahí está, sin ir más lejos, la CUP, pero no olvidemos a JxCAT. Lo que parece claro es que el Gobierno de Pedro Sánchez estará dispuesto a avanzar en la negociación que podría llevar a desgajar Cataluña. Y ese proceso terminará en un referéndum.

Ya sabe usted, Rodríguez Zapatero acabó con ETA y Pedro Sánchez pondrá fin al veneno secesionista. Eso dicen

No se puede olvidar que la figura de ERC en el nuevo Govern, que pilota Pere Aragonès -tras una fase maldita liderada por Quim Torra-, y en el apoyo desde el Congreso de los Diputados al mantenimiento del Gobierno de España van a ser claves en esta delicada partida de ajedrez en la que Pedro Sánchez pone en juego su futuro -y el del PSOE, cada vez con más divisiones internas- al mismo tiempo que condiciona el destino de todo el país.

La consulta con urnas no será inmediata. El juego dibujará sus tiempos: Moncloa tendrá que explicar sus cartas y los independentistas entrar en una campaña permanente para convencer a más catalanes de las bondades de sus pretensiones. Eso nos colocaría en un escenario de varios años para el que se necesitará, al tiempo, una mayoría no simple sino cualificada en porcentaje que dificultará que los que aspiran a la ruptura rematen la jugada. Así, todos (medio) contentos.

Veremos a Oriol Junqueras, probablemente, en la mesa de negociación. Y a Sánchez, celebrando los acercamientos como un triunfo personal. Ya sabe usted, José Luis Rodríguez Zapatero acabó con ETA y Pedro Sánchez pondrá fin al veneno secesionista. Eso dicen.

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