Cuaderno de venta

Efecto Bullwhip, el latigazo que azota a la inflación y la bolsa

Efecto Bullwhip o efecto látigo en los mercados.
Efecto Bullwhip o efecto látigo en los mercados.
Pixabay

Hay una mayoría absoluta entre los inversores, los empresarios y los políticos que se dejan llevar por la dirección del viento o de la corriente. Llamémosles veletas o sardinas por cómo se mueven este tipos de peces. En el refranero popular se puede encontrar también un famoso dicho que viene a decir lo mismo y denota la falta de criterio personal: '¿Dónde va Vicente? Donde va la gente'. Lo cierto es que estamos hablando de uno de los males ocultos en la actual crisis de suministros e inflación que nos ha llevado a las puertas de otra amenaza todavía peor: la recesión. El mediático oráculo de los mercados Michael Burry, lanzado al estrellato por el escritor financiero Michael Lewis y el guión de Hollywood, es una voz 'contrarian' cuyo sonido se escucha mejor cuando todo el mundo dice lo mismo. Es el caso de lo que puede estar ocurriendo ahora en la economía y los mercados.

La tesis de Burry es que la reclusión por la pandemia de 2020 y la reapertura de 2021 han generado una distorsión conocida como 'efecto bullwhip', o efecto látigo. Sus consecuencias son demoledoras para la economía por la gran inestabilidad y volatilidad que generan. Se produce cuando los distintos actores de la cadena de suministros estiman de forma incorrecta la demanda generando amplias fluctuaciones en los volúmenes de mercancías de todo tipo, sus precios y, por extensión, en servicios. Según esta teoría, muchas empresas se han aprovisionado en exceso y elevado sus inventarios sin tener en cuenta al cliente final, que entre los sablazos de la inflación general y los impuestos está empezando a perder la alegría pospandemia. Este complejo escenario puede conducir a un proceso de ventas con descuentos y un posible pinchazo en los precios de consumo en los próximos meses, excluyendo alimentación y energía, caso aparte.

La volatilidad es el pan de cada día en los mercados bursátiles pero si se inocula en la economía real aflora graves desajustes que no son fáciles de solucionar. La cuestión es hacia dónde nos conducen estos latigazos. Para la Reserva Federal (Fed), una desaceleración en la inflación subyacente por efecto de las rebajas de grandes cadenas minoristas se convertirá en señal de pausa en el actual ajuste monetario que está desplegando de forma implacable para domar al IPC aun a riesgo de hundir el PIB y la valoración de los activos financieros. Para los inversores, esa puede ser la llamada a volver a mirar la bolsa con otros ojos. Wall Street acaba de cerrar su peor primer semestre en más de medio siglo por el descenso del 20% registrado por el índice S&P 500. El tecnológico Nasdaq cede cerca de un tercio de su valor en este arranque de año. Lo mismo ocurre con el sector de las criptomonedas que ha pasado de dominar el futuro a una crisis existencial.

Hay motivos de peso para pensar que los bancos centrales puede que tengan que levantar el pie del acelerador e, incluso, pisar el freno para añadir nuevos daños a la economía a los que está generando la propia inflación. Jerome Powell ha expresado su compromiso en derribar la inflación en EEUU pero también en evitar que la Fed sea parte del problema provocando una grave recesión. Burry cree incluso que a finales de año el banco central puede dar marcha atrás en las subidas de tipos después de haberlos elevado en, al menos, 225 puntos básicos contando con el movimiento previsto para el próximo 27 de julio. El caso de Europa es bien diferente porque todavía ni siquiera se ha movido el precio del dinero. El BCE prevé hacerlo el 21 de julio y también en septiembre pero no está del todo claro. El dilema europeo está entre tolerar una alta inflación o sufrir una dura recesión.

El panorama es complicado pero se tornará todavía más pesimista este verano. La oleada de profit warnings (advertencia de rebaja de beneficios) que se va a registrar en las cuentas corporativas del segundo trimestre promete sustos y sorpresas muy negativas para el inversor. El genio de Elon Musk advirtió hace algunas semanas que tenía un presentimiento muy malo en lo empresarial y las cifras de Tesla así lo atestiguan. Pese a la apertura de dos nuevas fábricas desde marzo, la compañía ha sufrido entre abril y junio un descenso del 17% en su producción de vehículos respecto al trimestre anterior. Los malos datos empresariales pueden alumbrar el proceso de capitulación bursátil y baño de realidad que se observa desde noviembre de 2021 comenzó la actual crisis. Pero como todas tendrá su final. De hecho, ¿no es la noche más oscura justo antes de que amanezca?

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