Cuaderno de venta

Todo mal con Gamestop, el golpe del siglo y las miserias del sistema

Gamestop es una distruidora de videojuegos en tienda física.
Gamestop es una distruidora de videojuegos en tienda física.
L. I.

Del mercado... al juzgado. El caso Gamestop sigue coleando y sus efectos no van a terminar a corto plazo ni en los mercados, ni fuera de ellos con las evidentes repercusiones legales para algunos de los actores implicados. El mayor cierre de cortos (short squeeze) del último cuarto de siglo, según Goldman Sachs, ha dejado un rastro de riqueza y ruina para miles de inversores de todo tipo: grandes, medianos y pequeños. Conforme pasan los días, el error de atribuir a una rebelión de minoritarios esta burbuja parece todavía mayor debido a los oscuros episodios de manipulación.

Es quizá más grave el 'efecto llamada' que se ha generado en medios que habitualmente no escriben de bolsa, ni tratan con rigor los asuntos bursátiles o financieros. Miles de inversores se han dejado seducir por una suerte de populismo bursátil y efecto rebaño a la voz de 'dinero fácil' que pone en evidencia que no se ha aprendido nada de anteriores crisis como la de 2008 o 2000. En EEUU, hay toda una generación que desconoce qué es eso de que baje la bolsa. Al revés, el análisis crítico parece brillar por su ausencia y piensan que algo que sube y subirá por los siglos de los siglos.

El caso Gamestop deja a la vista las costuras de un sistema que permitió que un valor estuviese masificado de inversores con 'posiciones cortas', tantas que en un momento dado no encontraron contrapartida para deshacerlas, o lo hicieron pagando a cualquier precio las acciones y retroalimentaron un torbellino alcista del 11.000% en pocos meses o del 2.700% del 11 al 27 de enero. ¿Qué bancos ofrecían cortos a los hedge funds pese a no tener garantizado que pudiesen hacer frente a la operación? ¿Qué brókers hicieron lo mismo? Está claro que los que trabajaban con Melvin Capital como el propio Citadel, por ejemplo, su rescatador días después de que no pudiese hacer frente a las pérdidas que arrastraba.

El origen de la burbuja Gamestop comienza con la pandemia a principios de 2020. Hedge funds coordinados se pusieron de acuerdo para apostar a la baja contra una empresa cuyo modelo de negocio presencial había colapsado por las restricciones asociadas al Covid-19. Nada nuevo que no ocurriera en otros sectores. Lo cierto es que aquí es que eran cortos masivos esperando una quiebra empresarial. Lo curioso es que esta compañía contraatacó. Hasta cierto punto es legítimo que usase el dinero de su caja para defenderse.

Todo un juego de pillos. A pesar de su incierto futuro, Gamestop ejecutó una importante recompra de 13 millones de títulos, el 14% de su capital, que amortizó en el segundo trimestre. Aquella operación redujo el número de acciones disponibles (free float) y sembró el terreno para el cierre de cortos que comenzó en verano y explotó en enero. ¿Qué inversores se organizaron para provocarlo? Hay dos institucionales que lo vieron venir. Ryan Cohen, que compró el 13% del capital entre agosto y diciembre, y Michael Burry (Scion), que mantenía cerca del 5% de Gamestop por esas fechas.

El cierre de cortos en la acción de la compañía era al final de 2020 un secreto a voces y tema de debate continuo de Wall Street bets, el ya célebre foro de Reddit. El problema es que se hizo famoso a través de altavoces como influencers en redes sociales y, más tarde, medios de comunicación, que activaron la entrada de inversores minoristas de todo el mundo. Gamestop llegó a ser una de las acciones más negociadas en brókeres online de India hasta España en las horas previas al estallido de su burbuja. La cotización de esta compañía se multiplicó por 27 en tres semanas, pero acabó por desplomarse hasta un 90% desde sus máximos en apenas unos días.

 Lo peor es que en el pinchazo de la burbuja fue un acto provocado. Tiene su origen en las restricciones a la compra -que no a la venta- aplicadas por plataformas con millones de usuarios como Interactive Brokers, eToro o Robinhood, que ha tenido que conseguir 3.400 millones de dólares para reforzar su balance porque la operativa de sus clientes en Gamestop y otras acciones amenazaba la solvencia de la plataforma. 

Sorprende además que ninguna autoridad competente haya puesto en cuestión el modelo de vender los datos y operaciones de clientes a fondos de alta frecuencia, facilitando operativas ilegales de terceros como el front-running, un viejo delito financiero aquí y en Marte que consiste en comprar por delante de una orden de compra antes de que se ejecute. Algunos de estos brokers 'low-cost' podrán alegar que no lo hacen ellos, sino los clientes que compran su servicio de datos. ¿No sigue siendo ilegal? 

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