El tiempo se agota

CCOO y UGT asumen una reforma 'light' tras las cesiones del Gobierno a la CEOE

Los sindicatos encajan los vetos de la patronal en la mesa de negociación laboral y valoran sumarse a un acuerdo tripartito para agilizar los fondos europeos en pleno frenazo de la recuperación económica.

Pedro Sánchez, junto a Antonio Garamendi (CEOE), Unai Sordo (CCOO) y Pepe Álvarez (UGT).
CCOO y UGT asumen una reforma 'light' tras las cesiones del Gobierno a la CEOE
EFE

Los sindicatos ya tienen asumido que la contrarreforma laboral será light. A estas alturas de las negociaciones, tanto en CCOO como en la UGT dan por descontado que no habrá derogación de la reforma laboral del PP, sino modificaciones parciales de algunas de las partes que han resultado más lesivas para los derechos de los trabajadores. Ambas centrales llevan meses peleando en la mesa para lapidar la legislación de 2012, pero cuando apenas quedan días para la publicación de la nueva normativa laboral en el Boletín Oficial del Estado (BOE), los negociadores se resignan tras comprobar cómo las cesiones del Gobierno a la patronal han acabado por descafeinar el contenido de los borradores, aunque no por ello rechazan sumarse a un eventual acuerdo tripartito. Todo se va a decidir en cuestión de horas.

"Llegamos a la fiesta bien vestidos y vamos a acabar en cueros". Desde el flanco sindical expresan así su desazón por la deriva que ha tomado la negociación de la reforma laboral en las últimas semanas. Aunque tanto en CCOO como en UGT tenían interiorizado desde la apertura de la mesa que nunca se iba a llevar a cabo una derogación completa de la legislación del PP -más allá de que públicamente ambos hubieran adoptado ese eslogan pergeñado en el acuerdo de la coalición e impulsado desde Unidas Podemos- lo cierto es que los sindicatos esperaban sacarle algo más al Gobierno. Pero con el paso de los meses, y especialmente tras la irrupción de la vicepresidenta económica en la coordinación de la reforma, han comprobado cómo los borradores se han ido "acalviñando", para satisfacción de la CEOE.

No es la primera vez. "Sucedió con la ley rider y está volviendo a pasar", se lamentan desde uno de los grandes sindicatos fuentes que recuerdan que aquel texto se fue descafeinando entre cesiones a la patronal y vetos de Nadia Calviño por injerencias de Yolanda Díaz en su cartera, de manera que una regulación que aspiraba en sus inicios a poner patas arriba el statu quo laboral terminó por convertirse en una mera traslación al BOE del criterio judicial que sentenció que los repartidores de plataformas digitales son falsos autónomos. "La CEOE siempre se sienta en la mesa diciendo que no a todo, impone sus líneas rojas y acaba consiguiendo cesiones en todo por parte del Gobierno", denuncian fuentes activas del diálogo social que auguran que eso es lo que va a suceder ahora con la reforma laboral.

Los sindicatos afirman ceder "hasta el infinito" por su parte, mientras acusan a la CEOE de poner pie en pared en la negociación y al Gobierno de acceder a las reclamaciones empresariales en mayor medida de lo que lo hacen frente a las demandas sindicales. Curiosamente, desde la patronal sostienen que este Gobierno está del lado de los sindicatos y que desde que llegó Pedro Sánchez a la Moncloa y Yolanda Díaz al Ministerio de Trabajo su estrategia se ha basado en el "control de daños". "Pactar para amortiguar el impacto en las empresas de las medidas planteadas", resumen desde CEOE. El Ejecutivo, por su parte, defiende que su estrategia de negociación se basa en el planteamiento de propuestas equilibradas que permitan atraer tanto a la patronal como a los sindicatos a un acuerdo para una reforma que además debe alinearse con las recomendaciones de la Comisión Europea.

Pero los sindicatos se quejan de que, para acercar posturas y conseguir avances en las negociaciones, el Gobierno está torciendo el brazo en exceso ante la CEOE. Aunque en público sostienen que la firma de los empresarios no es necesaria para sacar adelante la reforma laboral, en privado, fuentes de CCOO y UGT admiten que lo deseable sería alcanzar un acuerdo tripartito, precisamente porque así se lo ha trasladado el Ejecutivo, en aras de cumplir con las recomendaciones de Bruselas. Si bien desde distintos ministerios han advertido a la patronal de que no tiene ningún tipo de derecho de veto en este asunto, lo cierto es que los empresarios tienen aquí la sartén por el mango, porque saben que, en el caso de la reforma laboral, que es clave para el desbloqueo de 12.000 millones de fondos europeos, su apoyo es crucial.

De ahí que, de un tiempo a esta parte, los borradores gubernamentales se hayan ido suavizando considerablemente para equilibrar la balanza hacia el lado de la CEOE. Como se explicó en estas páginas, son varias las cesiones constatadas hasta la fecha del Gobierno a la organización que preside Antonio Garamendi, especialmente en materia de temporalidad, hasta el punto de aproximar un acuerdo que hasta hace apenas unos días parecía imposible. Esto mete más presión a los sindicatos, que no pueden dejar de sumarse a un eventual pacto de reforma laboral para evitar que el contenido sea el pactado exclusivamente entre el Gobierno y la CEOE. Tampoco los empresarios quieren una reforma diseñada por el Ejecutivo y los sindicatos. En definitiva, a todos les conviene participar, porque de lo contrario sus demandas se ignorarán en el BOE, a favor del otro flanco negociador.

Para más inri, en las últimas semanas ha aparecido un nuevo foco de presión. El Gobierno insiste en que la reforma tiene que estar publicada en el BOE, a más tardar, el 31 de diciembre, lo que deja los días 24 o 28 como favoritos para aprobar la norma en Consejo de Ministros. Antes no puede ser, porque los órganos de dirección de la patronal y los sindicatos deben reunirse para evaluar un eventual acuerdo y eso no va a suceder hasta el miércoles, según avanzan fuentes de las organizaciones. El calendario es clave para cumplir con los compromisos adquiridos con Bruselas y al Ejecutivo le urge aprobar esta reforma para desbloquear el nuevo tramo de fondos por valor de 12.000 millones de euros, el más cuantioso del mecanismo Next Generation EU

Esa es otra de las bazas que está utilizando el Gobierno en la mesa: a España le hace falta el dinero. Aunque en público (y en el cuadro macroeconómico de los Presupuestos Generales del Estado) el Ejecutivo mantiene un desentonado optimismo sobre la recuperación, todos los organismos nacionales a internacionales han rebajado sus previsiones para nuestro país y las perspectivas a corto y medio plazo son poco halagüeñas. Este pesimismo también cala en los agentes sociales, que se muestran dispuestos a aprobar una reforma que no sería la ideal para sus bases, en aras de contribuir a acelerar las transferencias de Europa y apuntalar la recuperación económica, según admiten tanto desde los sindicatos como desde la patronal. Llegado el momento, ambos utilizarán ese mismo argumento para vender a los suyos, de puertas adentro, que han dado el sí a la reforma del Gobierno aunque no satisfaga todas sus demandas.

"Hay voluntad por parte de todos de alcanzar un acuerdo, pero sigue todo abierto", zanjan fuentes sindicales, que insisten: "Nuestra firma no vale lo mismo en un acuerdo a dos que a tres bandas", en referencia a que si finalmente la CEOE decide desmarcarse exigirán mejoras en los apartados que el Gobierno ha suavizado para atraer a los empresarios. Por ejemplo, en materia de contratación, la patronal consiguió que desaparecieran de los borradores los límites inicialmente impuestos a la plantilla temporal. Pues bien, desde la UGT afirman que pedirán al Ministerio de Trabajo que los recupere en caso de que la patronal se levante de la mesa. Es solo un ejemplo de por qué a la CEOE, al igual que a los sindicatos, le conviene pactar.

Mostrar comentarios