Las empresas compiten por proyectos subvencionables

Repsol, Iberdrola y Endesa se envuelven en la marca 'hidrógeno verde' de Ribera

Los primeros espadas de los grupos energéticos arropan a Sánchez en la promoción del gran plan para convertir España en el primer productor europeo de gas no contaminante.

Repostaje de un vehículo con hidrógeno.
Repostaje de un vehículo con hidrógeno.
Santiago Carcar

Los grandes grupos energéticos y gasistas sacan lustre a los planes del Gobierno para desarrollar la producción de hidrógeno verde, un gas no contaminante y todavía no rentable, que se genera con la electrólisis del agua a partir de electricidad renovable. El Gobierno ha organizado un gran acto con el presidente  Pedro Sánchez, la ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera y el vicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans para colocar a España en el escaparate como futuro gran productor del gas más de moda. Los primeros espadas de las grandes empresas, Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), José Bogas (Endesa), Josu Jon Imaz (Repsol), Francisco Reynés (Naturgy) y Antonio Llardén arropan los planes del Ejecutivo, que prevé una inversión pública y privada en el desarrollo del hidrógeno verde de 8.900 millones hasta 2030.

Para las grandes compañías, tanto las que planean producir el gas renovable, como las que aspiran a transportarlo por gasoducto hacia los centros de consumo -caso de Enagás o de Naturgy-, la apuesta del Gobierno es una gran oportunidad en la toma de posiciones de cara a futuros negocios. Todo a pesar de que el hidrógeno como fuente de energía limpia está rodeado de polémica. Por el momento, se necesita más energía para generarlo que la que se obtiene con su combustión. La tecnología para producirlo todavía es cara, su transporte es difícil y las asociaciones ecologistas y medioambientales previenen contra la posibilidad de una burbuja alentada por los grupos energéticos tradicionales en reconversión.

La ide base del Gobierno es que España tiene la capacidad de crear un proyecto país alrededor del hidrógeno renovable, que impulse la industria nacional, el conocimiento tecnológico y la creación de empleo. Así lo recoge la Hoja de Ruta del Hidrógeno que aprobó el Gobierno en octubre y que contempla objetivos de implantación del hidrógeno renovable a 2030, con cuatro GW  de potencia instalada de electrolizadores. El documento incorpora un hito intermedio para 2024: contar con una potencia instalada de entre 300 y 600 MW.

Fondos comunitarios

El Gobierno y las empresas tienen prisa. Las empresas porque consideran la apuesta de España y de la UE por el hidrógeno producido a partir de electricidad renovable una buena forma de recibir respaldo a sus planes de reconversión con fondos comunitarios. Y el Gobierno porque cree que su estrategia para desplegar renovables hasta 2050 hará rentable la producción del gas limpio  en un plazo razonable. El Bank of America, en un reciente informe destacaba que en los últimos cinco años, el coste de las renovables y de los electrolizadores se ha reducido a la mitad y se espera que caiga de nuevo entre el 60% y 90% antes de que termine la década. Es la espoleta del negocio.

La cosa es simple. El tipo de hidrógeno más favorable  para la descarbonización es el  producido con energías renovables y España tiene un gran potencial como país productor por los excedentes que se esperan para las energías limpias. La Hoja de Ruta del Gobierno aspira a colocar al país en el pelotón de cabeza del futuro negocio, del que forman parte Noruega, Marruecos -con alto potencial de generación fotovoltaica-,Estados Unidos y Australia.

Aunque todas las empresas comparten propósito, cada una juega sus cartas. Enagás (participada en un 5% por la SEPI) y Naturgy forman parte de potente industria de transporte gas natural licuado desde Argelia que puede ser clave en el desarrollo del hidrógeno en España. Una reedición del sueño que manejaron anteriores Gobiernos para convertir al país en el gran "hub" gasista del continente. Enagás, de hecho, participa en los planes de las compañías europeas de infraestructuras para desarrollar el European Hydrogen Backbone que transporte hidrógeno. Según la propuesta, la infraestructura se empezaría a desplegar en los primeros años de la década actual y hacia el año 2040 ya se habría extendido a lo largo del continente con una longitud de casi 23.000 km, de los cuales el 75% corresponderían a gasoductos de gas natural adaptados.

Suministro a las islas

Endesa juega la carta de su posición como principal suministrador de las islas Baleares y Canarias. Hasta un 20% del paquete de "planes verdes" que la eléctrica propiedad de Enel ha presentado al Gobierno para obtener fondos comunitarios están relacionados con el hidrógeno. Su plan: producir hidrógeno verde, almacenarlo en tanques y utilizarlo en centrales, nuevas o adaptadas al nuevo combustible que sustituirían a las instalaciones más contaminantes en las islas, en Ceuta y también en Melilla.

El plan de Iberdrola, aliada con la química Fertiberia,aspira a copar en 2030 un 20% de la generación de hidrógeno prevista por el Gobierno. La  inversión estimada por la compañía en la producción del gas limpio  en los próximos años asciende a 1.800 millones siempre, eso sí, que los planes reciban ayudas de los fondos de reconstrucción de la UE y de España. La compañía que preside Sánchez Galán ha alcanzado un acuerdo con la compañía noruega Nel y la vasca Ingeteam para fabricar electrolizadores con una inversión inicial de 100 millones.

Repsol, por su parte, libra la carrera tanto en alianzas como en solitario. La petrolera participa en un plan con Cepsa y BP para reconvertir sus refinerías a la producción de ecocombustibles utilizando también hidrógeno. Y en el País Vasco impulsa una planta de hidrógeno en la que tiene previsto inverstir 143 millones de euros. Con todos los planes en marcha, todavía hay mucho que refinar. El hidrógeno necesita una infraestructura de transporte potente, alejada de riesgos -el gas es muy explosivo- y para llegar más allá de los Pirineos desde España necesitaría interconexiones que no existen. Queda mucho por hacer. 

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