A un paso de ganar la investidura

Deconstruyendo a Sánchez: un hotel AC, el Peugeot, Redondo y el abrazo a Iglesias

Iván Redondo y Pedro Sánchez en Moncloa
Iván Redondo y Pedro Sánchez en Moncloa
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Iván Redondo y Pedro Sánchez en Moncloa
Deconstruyendo a Sánchez: un hotel AC, el Peugeot, Redondo y el abrazo a Iglesias / Presidencia del Gobierno

Entre La Moncloa y el Hotel AC La Finca hay apenas 12 kilómetros. Diez minutos en coche que separan el despacho desde el que se dirige el país -que Pedro Sánchez va a poder conservar si triunfa en la votación de este martes- y el establecimiento hotelero de Pozuelo de Alarcón, donde un grupo de dirigentes del PSOE decidió en el caluroso verano de 2014, mientras la Selección Española era eliminada a las primeras de cambio en el Mundial de Brasil, impulsar a un joven diputado, economista de formación, como líder transitorio del partido. Ahora ese delfín que jugaba al baloncesto ha hecho a los socialistas ganar cinco elecciones consecutivas y está a punto de vencer en su primer debate de investidura tras dos intentonas fallidas.

El sanchismo nació en la 'cumbre de Pozuelo'. Era junio y el hito político del momento fue la proclamación de Felipe VI tras la abdicación de su padre, una jugada que cocinaron al alimón Zarzuela, Moncloa y Alfredo Pérez Rubalcaba. Mariano Rajoy disfrutaba de una cómoda mayoría absoluta y el diputado raso Pedro Sánchez había anunciado su candidatura a las primarias para liderar el PSOE. Para muchos españoles era un desconocido, pero en la cúpula del partido se le conocía bien. Fue José Blanco, todopoderoso cancerbero en su día de Ferraz, quien le había echado el ojo después de que Sánchez redactara algunos discursos para el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero

Esos días Sánchez recibió una llamada para asistir a una reunión que iba a decidir su futuro y el del PSOE. Se le convocó en el citado hotel AC La Finca, donde tiene su despacho el empresario Antonio Catalán. Alrededor de la mesa se sentaron, además de Sánchez, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, el entonces líder de los socialistas en Madrid, Tomás Gómez, y el secretario general del PSPV, Ximo Puig. Allí Díaz explicó que no quería presentarse a esas primarias de 2014 y que optaba por permanecer en Andalucía más tiempo para consolidar su proyecto. El dedo divino se posó entonces sobre Pedro Sánchez. Todos los allí presentes acordaron que iban a apoyar a este joven economista en su carrera por la secretaría general frente al otro candidato con opciones, Eduardo Madina. Hubo un tercero en liza, José Antonio Pérez Tapias, pero nunca tuvo posibilidades reales de pelear. Tras la 'fumata blanca', Sánchez cogió su Peugeot y se marchó a recorrer España. 

Para ganar esas primarias de 2014 Sánchez concluyó que "la batalla electoral ya no está en los mítines o en los debate electorales, está en las redes sociales". Con esta premisa nació el equipo Sugus, un grupo de militantes y afiliados del PSOE que, de forma altruista, acompañó al candidato y que ha sido clave durante su trayectoria. Este ejército en la Red le ayudó en su primera etapa, le volvió a llevar en volandas al despacho de mando de Ferraz en las primarias contra Susana Díaz de 2017 y le apoya ahora en La Moncloa. Todo empezó en otro hotel, el Vincci Soho de Madrid. También hubo reuniones en las sedes del PSOE de los distritos de Tetuán, de donde proviene Sánchez, y La Latina. Ahí arrancó, en silencio y sin ninguna publicidad, el verdadero soporte político del hoy candidato a la presidencia.

¿Quiénes formaban parte de ese equipo inicial? Juanma Serrano, hoy presidente de Correos y que fue su jefe de gabinete en Ferraz; Maritcha Ruiz Mateos, actual directora de comunicación del PSOE; Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, vicepresidente del Congreso; el alcalde de Jun, que ahora es asesor en La Moncloa; Antonio Galán, que trabaja en la delegación del Ejecutivo en Valencia; Guzman Garmendia, hoy director general de Transformación Digital de Navarra... El equipo Sugus creó un líder. Y para ello usaron WhatsApp, Facebook, Twitter, YouTube, Instagram... "Creemos que el mensaje personal es más potente que el que le llega al votante a través de otros canales", explica un miembro de aquel grupo de amigos.

Cuentan en su entorno que ya por aquel entonces Sánchez comentaba que iba ser presidente del Gobierno algún día: "Nos vemos en La Moncloa". Y añadía: "Pero no a cualquier precio". Ganó sin problemas esas primarias, pero no le fue igual en sus primeras elecciones. En aquella contienda, la del 20 de diciembre de 2015, se estrelló: 90 diputados y 5,5 millones de votos. El peor resultado histórico del PSOE. Aún así, fue el primero en sellar el primer pacto del abrazo. Sí, porque antes de abrazarse a Pablo Iglesias firmó un pacto con Albert Rivera. No le sirvió para nada.

Luego vino la repetición electoral del 26 de junio de 2016 y la amenaza del 'sorpasso' que no fue de Podemos a los socialistas. Un detalle: quienes van a formar parte del consejo de ministros de Sánchez, Iglesias y Alberto Garzón (titular de Consumo), se unieron y soñaron en junio de 2016 con liderar el bloque de la izquierda. Sánchez perdió en esas segundas elecciones 5 escaños más, hasta los 85, pero evitó ese 'sorpasso'.

Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, con la bandera nacional de fondo
Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, con la bandera nacional de fondo / EFE

La historia de Sánchez tampoco podría entenderse sin lo que sucedió a finales de septiembre de ese 2016 en el seno del PSOE. Susana Díaz y un grupo de barones se unieron para provocar la abstención patriótica de los socialistas ante el "no es no" de su líder y evitar las terceras elecciones. El resultado de esa operación 'anti-Sánchez' fue el fatídico comité federal que se vivió en la sede del partido el 1 de octubre. El resultado fue el adiós precipitado del secretario general y la investidura exitosa de Rajoy facilitada por un grupo de diputados socialistas. Ese día nació el 'mártir Pedro'. Para la historia quedará ese sábado previo a la sesión en el Congreso en el que Sánchez dejó su acta entre lágrimas. Horas más tarde fue a apuntarse al paro con sus hijas.

Pedro Sánchez el 29 de octubre de 2017, el día que dejó su acta de diputado
Pedro Sánchez el 29 de octubre de 2017, el día que dejó su acta de diputado / RTVE

El resurgir de Sánchez fue en 2017. Volvió a juntar al equipo Sugus y volvió a coger su Peugeot para recorrer las federaciones socialistas. Un detalle: el primero en acompañarle en un acto de partido fue José Luis Ábalos, hoy convertido en uno de sus pretorianos. Sánchez no tuvo problemas en volver a ganar sus segundas primarias, esta vez por méritos propios, al aparato del partido. Y se asentó en Ferraz. También hizo algunos ajustes en su equipo, fichando a Iván Redondo, uno de los hombres clave en su trayectoria -su 'spin doctor'-, y ascendiendo a Félix Bolaños a secretario de la Fundación Pablo Iglesias. Hoy son los dos principales 'fontaneros' de Sánchez en La Moncloa.

La moción de censura marcó un antes y un después en la trayectoria de Sánchez. Se han escrito ríos de tinta sobre quién fue el responsable de presentarla. En el sanchismo lo tienen claro: "El propio Sánchez". Lo cierto es que el líder del PSOE escogió el momento adecuado, la sentencia del caso Gürtel, para acabar con el Gobierno del PP y aunar una mayoría en el Congreso que es la que le va a llevar mañana martes a revalidar su mandato. La clave fue el sí del PNV y ahí cobra un papel protagonista otro de los miembros más importantes del equipo de Sánchez: Santos Cerdán, navarro y con buena sintonía con los nacionalistas vascos.

El resto de la historia de Sánchez ya se conoce: su primer Gobierno, su primer fiasco con Màxim Huerta, la negociación fracasada de Pedralbes, los Presupuestos que hicieron agua por el 'no' de ERC y las dos elecciones de 2019, en abril y noviembre, con la sentencia del 'procés' de por medio. Cuenta en el equipo del que mañana será presidente, si nada falla, que si tuvieran que destacar un hito de su mandato no tienen dudas: la exhumación de Franco. Por esa operación pasarán a los libros de historia.

La conformación del Gobierno de coalición va a ser a partir de ahora una prueba de fuego para el sanchismo. Ayer mismo, un destacado ministro subrayaba en una conversación informal en el Congreso que los morados no ocuparán carteras de peso: Igualdad, un descafeinado Trabajo y Consumo son ministerios considerados secundarios. Pero estarán ahí. Y habrá roces, que ya están empezando a surgir. Por ejemplo, en el PSOE no comparten la forma en la que Podemos está dando a conocer sus ministros. Ellos prefieren cautela, que es lo que no hubo en la negociación de abril. Conjugar un Ejecutivo entre dos líderes que hasta hace apenas dos meses no se podían prácticamente ni ver va a ser todo un reto. "Moderación y progreso", como dijo Sánchez. Si los independentistas catalanes se lo permiten.

la clave

Un día en la sala de máquinas de La Moncloa

Iván Redondo contó el pasado verano cómo funciona la sala de máquinas de Presidencia del Gobierno. Así, una de las herramientas más importantes para el equipo del asesor de cabecera de Sánchez es el Departamento de Comunicación de los Ciudadanos, un área clave para convertir los mensajes en votos. "El 80% de los votos los produce el 20% de los mensajes", le dijo Redondo a Pablo Iglesias en 'La Tuerka'. Esa es la forma de trabajar que el director de gabinete del presidente. En La Moncloa se escucha a todos: desde el consejero delegado de una empresa del Ibex 35 al parado de clase baja que se anima a escribir al presidente del Gobierno. Sus votos valen lo mismo. De hecho, el 64% de las demandas que le llegan al equipo de Sánchez proviene de empresas, organizaciones de poder, sindicatos... y el 36% son peticiones u opiniones de personas individuales. Los últimos son los que interesan realmente a Redondo y los suyos, los que llaman "los imprescindibles". De hecho, al Departamento de Comunicación con los Ciudadanos han llegado 60.000 cartas desde que Sánchez es presidente y se ha respondido a casi todas. Eliminando las que contienen insultos o términos soeces solo quedan por dar respuesta a 159, un 0,3% (dato actualizado a julio de 2019). 

A partir de ahí entra en juego un trabajo de 'ingeniería social' que se lleva a cabo en el Departamento de Análisis y Estudios que dirige el sevillano Francisco (Paco) Salazar. Su misión: "Transformar los datos en información", explica Redondo. ¿Y qué se hace con esa información? "Actuar", dice. "Tener conocimiento de la opinión pública y aplicar el criterio presidencial", añade el jefe de máquinas de Moncloa. Para Redondo "todo lo que no se mide no me interesa". Y así trabaja. A partir de esas opiniones ciudadanas el gabinete del presidente elabora unos informes semanales (también los hay mensuales, semestrales y anual) que traslada a Sánchez. El objetivo es fijar los "temas de discusión" de la semana. Todo ello apoyado por los datos que salen de las encuestas que llegan a Moncloa y de las opiniones en redes sociales, que también se analizan. Nada se deja al albur.

Iván Redondo explica que este método de trabajo no es arbitrario y que en esos informes que elevan a Sánchez se pueden identificar las demandas de los ciudadanos: Salario Mínimo Interprofesional, pensiones, cambio climático, Cataluña, el sentimiento independentista... Todo está estudiado, medido y el Gobierno actúa en consecuencia para intentar transformar en votos esas opiniones. El jefe de gabinete de Sánchez destaca, además, que toda esta información es "de primer nivel" y les lleva de forma primaria.

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